Revista Viajero Nro. 90 - Diciembre de 2014




Ansiedad de ti


las noches dulces
tiene usted
Los deseos de quedar en este lugar
¿qué pasará?
allá va cielo y mas cielo
y si yo no me fuera...
¿usted que haría?

Lucía Tyburczy
l.uuu.c.iii.aaa@hotmail.com










Luces


El mar es azul
El suelo es marrón
Y  los dos juntos forman tus ojos
Tan azules como el mar
Y tan marrones como el suelo
Las luces oscuras
Las brillantes
Los tuyos siempre prendidos
Y nunca oscurece
Y el sol se va y tú iluminas
A  todos para guiarlos
Porque eres una cosa
Más allá de lo normal

Facundo Tomas Lucero - 10 años
10 de Julio 2013 










Jazmín


Una fábula poco creíble
donde no hubo lugar para las pruebas
ni el juicio mismo existió como tal.
Una vez y no fue un día, los jazmines del aire
volaban remotos sin terraplén,
trotamundos que eclipsaron el sol
yo los amé a todos, mientras  nadie lo sabía, inclusive tú.
Tocaron en caída libre,
el dolor del frío que corroe los huesos, besando lo que no fue.
Escuché su caída, sentí sus pasos en ese mismo instante.
La dicha de las palabras que me dieron,
descubriendo uno a uno los rayos del inmaculado sol perpetuo,
aromaron el invierno inmutado;
una vez me dieron abrigo.
Abrí la mente, divise el amor,
de eso estoy seguro.
Allí en pleno vuelo, yo jazmín.
El frío cerró mis blancas pieles.
He aquí lo increíble y difícil de ser yo.
-¡Podrías ser flor! , espera-
Ya cerré suave una sin razón por la cual ser.
Jazmín con pulsiones.
Dejaron halo aromado, miel y almizcle.
Invierno, no lo sabías, pulsiones, jazmín.
Tu no lo sabías, ni yo.

Luciano Calzada
lucianoquilmes@yahoo.com.ar










El Club de mi barrio


Como el médico me dijo que debía hacer algún tipo de gimnasia o salir a caminar, para bajar de peso, para mejorar la calidad de salud, dos o tres veces por semana, de treinta minutos a una hora, y como me aburre caminar alrededor de la plaza, decidí salir a caminar por el barrio a la redonda. De esta manera, también iría conociendo un poco más mi barrio, de esta manera lo recorrería pero siempre uno camina por las mismas calles y casi no lo conoce muy bien, así también me sería más amena la caminata. Voy caminando por distintos lugares, viendo también el progreso.
En una de esas caminatas, casi sin darme cuenta, me encontré frente al club de mi barrio. Cuantos años hacía que no pasaba por acá, desde que me mudé pero no tan lejos, de pronto vinieron a mi mente esos días de haber vivido mi niñez y adolescencia, de cuando a ensayar con mis compañeros de la escuela primaria, las danzas folklóricas para las fiestas patrias, las clases de gimnasia, las reuniones de los vecinos para tratar algún problema vecinal, los bailes de los fines de semana, que concurría toda la familia, los grandes bailes de fin de año y los carnavales, venían cantantes muy importantes de esa época, casi todo el vecindario concurría, quedando chico el espacio y terminaban bailando en la calle.
Casi todo se resolvía en el club, los almuerzos que organizaban los jubilados: antes todavía no existían los centros de Jubilados... donde luego de almorzar, los hombres jugaban a las bochas o al truco, las mujeres a las cartas, a la canasta o tejían ropita para bebes, así lo donaban al hospital, las fiestas de egresados, los bautismos, cumpleaños.
Pasaron muchos años de la última vez que estuve en una fiesta de egresados, luego al casarme me mudé a unas quince cuadras más o menos, casi todo se resolvía en los clubes de barrio. Otra cosa triste que pasó en la mayoría de los clubes de barrio, es que la juventud comenzó a concurrir a los boliches del centro, muchos matrimonios se separan, se disuelven las familias, consecuencia en parte por el modernismo, los grandes gimnasios, los peloteros para los cumpleaños infantiles, las casonas para los casamientos, cumpleaños de quince, de egresados, así de esta manera se fueron quedando casi sin actividad los clubes, solo quedaban las personas mayores, y también ellos se fueron, se hicieron centros de jubilados. Que solo quedó mi querido club Mariano Moreno, tanto este como muchos otros se fueron cerrando.
Por suerte hace un par de años, se empezaron a recomponer de a poco, ya veo que hay bastante actividad, vuelven a tener clases de gimnasia, talleres barriales del municipio, donde se puede aprender distintas artesanías, pintura, talleres literarios,  cafés literarios, clases de folclore, tango, se alquila para cumpleaños, bautismo, egresados, se hacen almuerzos en las fiestas patrias. Ahora las mamás le hacen los cumpleaños a sus hijos en el club, así pueden invitar a todos sus compañeritos y no le rompen la casa, sino sería un caos la casa de las pobres madres, como todo cambio tanto que ellas trabajan todo el día, y no podrían con tantos chicos y con el desorden que le dejarían.
De tanto recordar, ya terminé mi caminata diaria, sin darme cuenta casi, estoy frente a mi casa, me siento feliz por haber recordado esos tiempos tan lindos, y que vuelve a renacer el club de mi barrio!!!!!! Entro a mi casa, pongo la pava al fuego, así me relajo y me pongo a tomar unos buenos mates en compañía de mi familia.

Marta María Nastaly
nastalymartamaria@hotmail.com










Las luciérnagas tristes


Continuación de la edición anterior

Luego girando sobre sí misma se encamina al jardín, despaciosamente, con el fin de tomar en sus manos una luciérnaga, lo logra, con bastante dificultad, la coloca en su palma, el insecto luminoso, sin duda atemorizado, parpadea más aceleradamente.
La joven señora, la observa tierna mirada, dejando pasar unos instantes, soplando prontamente para propiciar su libertad, sin hablar una sola palabra, la mira hasta que la pequeña luminosa se introduce en una planta escogida al azar.
Con ese impulsivo como imprevisto acto, Lucía deseó liberar en parte, del mal casado tantos años atrás, según su pensamiento, a estos bellos e inocentes bichitos.
El joven e inteligente esposo, al volverse ella, nuevamente la atrae, deposita sus dos manos en la cintura de la muchacha, acercándola a él, besa cariñosamente ambas mejillas que conservan todavía el tibio rubor, acariciando luego su nuca despeinada. Es entonces que repara la emoción que demuestran sus ojos muy húmedos. Sin querer admitirlo se siente de igual modo. Tratando con fuerza de evitar que sus lágrimas se deslicen contra su varonil voluntad, lo consigue diciendo:
- Lucía ven, ya no sientas pena, con seguridad no lo sabremos nunca, pero si ellas te comprendiesen, creélo, te ofrecerían mil gracias.
- ¡Gracias cariño!, Por decirme lo que en realidad deseas que así fuese.
- ¿Sabes?, La vida nos va enseñando. Y te digo más, cuando llegue nuestro primer hijo, y ya a edad de comprender, le relataré en detalle lo sucedido, tal como me lo has contado a mi, todo lo relacionado con las luciérnagas en tu infancia, además de lo acontecido recién, que fue verdaderamente apreciativo en su real intención.
Lucía dio gracias al destino por haberle enviado un ser tan bueno, capaz y sabedor de pronunciar palabras que ella necesitaba oír y en el momento justo, por lo que le respondió convencida:
- ¡Sí mi David!, en primera instancia, soy feliz por haber conocido a un hombre como no encontré nunca en mi vida. Eres excepcional... 
Él iba a responder, ella hizo un movimiento con su mano para que la dejara proseguir, viendo el asentimiento de su esposo, entre confundido y sonriente a medias por los elogios de su linda esposa, ella continuó:
- Tienes razón, es un encomiable proyecto, lo haremos, les contaremos nuestras experiencias para que les ayude aprendiendo, de ese modo, evitándose sufrimientos. 
David notó que Lucía no podría seguir, interrumpiéndola, él a su vez acotó:
- Ciertamente, les enseñaremos para que no experimenten frustraciones innecesarias, además algo puntual, propiamente dicho, respetando en concepto y accionar a la humanidad. ¡Y también a los animales que convivan cerca o lejos, por supuesto!.
Lucía miró a David, con expresión de felicidad, con una sonrisa que habló por ella misma.
- ¡Bueno, bueno!, ¡concluyamos con los elogios querida! Entremos, la noche empieza a refrescar, ¿cierto, mi linda?
Los dos, con juventud plena, rieron al unísono como si se hubiesen puesto de acuerdo, compenetrados el uno con el otro, penetraron tomados ambos de la cintura, en la casa que construyeron con esperanza en el futuro, con trabajo como esfuerzo propio, ayudados por arquitectos y obreros conocedores de la confianza depositada en su misión, supieron devolver fehacientemente lo que sabían positivamente confiaban en ellos y la tarea encomendada. 

Eve Berar










¿Por qué te fuiste alfonsina? 


Por qué te alejaste
querida Alfonsina,
dejando tus versos
a orillas del mar,
ese mar hermoso
que tanto querías
donde te recuerdan
quienes allí van.

La playa La Perla,
allí en Mar del Plata,
donde sumergiste
angustia y dolor,
es lugar sagrado
para los que siempre,
al leer tus obras
están junto a vos.

Tu poesía lleva
en cada palabra,
el amor que siempre
llorando estarás
y cuando una pena
nos oprima el alma,
tal vez tu recuerdo
Nos llegue a salvar.

Isabel Corrao Santos
i_co_san@yahoo.com

Revista Viajero N° 89 - Noviembre 2014

 


Los pájaros


El pájaro se acerca
y es nada
es viento, olvido
soledad, quietud.
 No decora, ni alimenta
con su cortejo pasajero
y costumbres
de pájaro adulador.
 Logra su meta con impunidad
impune seduce, conquista
marca o aburre,
impune se aleja.

Marina P. Aguirre
amira90@hotmail.com















Perros vagabundos


Dos perros abandonados,
lloraban en mi vereda,
habían sido allí dejados,
por alguien sin corazón,
Me acerqué, les di comida,
y a partir de ese momento
como dos niños mimados
me acompañaron los dos.
 
Me acompañan cuando salgo,
cuando voy y cuando vuelvo,
me abrazan de tal manera
que ya no sé lo qué hacer,
Me esperan por la mañana
para pedirme comida,
mientras me lamen las manos
y me acarician los dos.

Isabel Corrao Santos
i_co_san@yahoo.com














Llueve


La lluvia fría cae acariciando los vidrios
de mi ventanal, las gotas van formando
figuras irreales, traslucidos, dejando huellas 
en mi cuerpo sensible, se acerca la noche
la lluvia cesa lentamente, lavando mis tristezas
borrando las huellas del desamor
gotas de lluvia resbalando lentamente
se detienen,me obserban, caen nuevamente
empujadas por otras gotas, una mano
las recorre, las lleva hacia un rincón
las aplasta, se desparraman,caen 
en la húmeda hierva,muere en el 
intento por sobrevivir,
uniéndose con las otras gotas.

Marta María Nastaly























Ansiedad de ti


El día es interminable, mis oídos quieren escuchar tu voz. 
Mis manos quieren tocar tu piel y mi pecho sentir amor. 
Desde lo lejos te siento, me sumerjo en el eter y a mi lado te tengo; 
y tu, con inmensa sonrisa me dices te quiero. 
Muchas noches me despierto y entre sueños te veo, 
vuelvo a dormirme, con la paz que caen las plumas del cielo.
Esas imagenes fluyen, cuando voy a tu encuentro, 
es tanto el amor q siento que quiero gritarlo a los cuatro vientos.
Esperame mi amor, yo por amarte muero. 
El día es interminable pero a mi lado te tengo. 
Y tu, con tu inmensa sonrisa me dices te quiero.

Héctor Daniel Carpio














¿Sabías tú?


 ¿Sabías que la lluvia es el río del cielo?
 y que todas las grutas son castillos del mar, 
que las olas son danzas esclavas de la luna 
y la playa el reguedo de la arena y la sal? 

¿Sabías que las Islas 
son las ruedas del mar? 

¿Y los caminos? ¿Sabías que son los ríos del polvo y sus curvas las dudas que si vienen o van? 

¿Sabías que para muchos pájaros 
el bosques una enorme y encantada ciudad, 
que el cielo son sus calles 
Y los charcos vidrieras donde van a mirar? 
















Momentos


Yo me asomé a la noche. La luna estaba pálida.
Temblaban las estrellas brillantes y lejanas. 
Fue mi canto triste lanzado a las alturas 
y el llanto contenido, torrente que desata. 
Yo le llevé a los astros mi grito de impotencia, 
mi soledad sin causa, mi sed nunca saciada.
Yo le conté la pena de mi esperanza muerta...
de tanto ensueño trunco... de tanta ilusión vana.
Yo le tendí las manos cual se buscará apoyo 
como si fuera un ciego de lazarillo aguarda... 
yo le tendí las manos que recogí vacías 
ah!... éstas pobres manos que no recogen nada. 
Yo le pedí calma que espero sin que llegue; 
yo le pedí la calma y el olvido, que es copa no apurada. 
Yo le he pedido fuerzas para seguir la marcha 
porque la cruz me agobia y es dura la jornada. 
Yo suelo así... en la noche... salirme de mi cárcel 
Porque para mi pena la noche abre sus alas. 
La noche es como un vaso de ese algo que yo ansío, 
descifró su lenguaje, me siento iluminado; 
la luna de sonríe como hermana buena...
¡Si hasta de Dios parece llegarme una mirada! 
Me asomo a la noche, en su regazo juro 
recuerdo suavemente el río de mis ansias... 
L noche!... la noche... con sus astros, y yo, fieles amigos 
nos vamos de la mano por rutas ensoñadas... 

Ángel Pollón 















   Día 644
La elección


Siembra cálices de agua
en sitios urgentes de piedad
cautiva sonrisas en rostros tristes
y elige siempre la luz a las tinieblas.
Ve hacia lo dulce
olvida la letanía infame que inunda los rincones vacíos.
Espera viviendo cada momento, con el bien y con el mal.
Mas elige el bien
los abrazos
las eternas noches cubiertas de rocío,
pues (alguien escribió alguna vez y con mucha razón)
"quien se entrega a la tristeza
se priva de la plenitud de la vida".

Elizabeth Francken
“Los años ámbar”
















La paz


¿Qué buscas?
Desde que naces, la libertad
Primero
oprimido en un mar rojo y caliente
entre latidos y caricias.
Te apresuras a ver la luz que te enceguece
mientras unos senos te amamantan
y dos brazos fornidos tu porvenir hilvanan.
Luego ves la tierra...
preñada de un dolor horrendo.
Sufres, te angustias.
Te sumerges en el dolor del mundo
que acelera sus miserias.
Como en un pozo de sombras muy profundo
dejas correr la vida entre tinieblas
¿Qué esperas?, ¡Ya lo sabes!
De la profunda oscuridad,
un débil halo de luz resplandeciente
filtraba una esperanza,
Allí, Dios.
Solo la paz aguarda.

Beatriz Guagno de Scalisi
“Es Otoño y Amanece”
















A María Lourdes


Como la humilde Bernardita en la gruta,
aquí estoy; asombrado contemplándote,
pura, inocente, fresca, luz plena y vida.

Tu llanto es melodía, como lo fue
cuando te asomaste por primera vez
toda empapada de amor materno:
¡Cuánta felicidad escucharte!

Como un baño de blancura inmaculado
como inyección de adrenalina paterna,
como la Santa Bernardita
descubriste un manantial sagrado
y me pusiste un pie en el paraíso,

Beto Viciconti
















Las luciérnagas tristes


El vaivén de las ramas, se balancea al mandato del viento caprichoso, que impertérrito se moviliza a voluntad propia, ignorando en absoluto lo que arrasa a su paso,
Es así como caen hojas, en algunos casos, muy blandamente, en cambio en otras, los pétalos ya débiles, se juntan en tierra con la hojarasca reseca, o recién desprendida, ello proporciona que diminutos insectos, o de mayor tamaño o todo bicho nocturno ya sea volátil, o de tierra, recurren a cobijarse en las hojas que descansan sobre el suelo.
En un pueblito provinciano de Argentina, qué bellos paisajes, de alta y hermosas montañas, con ríos caudalosos que desembocan en lagunas; en lagunas ondulantes espumosas, que salpican constantemente gracias al accionar del vehemente viento, en cuyo paraje, nos ubicaremos, donde la corriente no es la excepción, y las ráfagas aunque en diferentes circunstancias, de corta duración, y que en igual modo su movimiento incesante espante a insectos en la noche campestre.
En este marco se halla a Lucía, que se encuentra acodada en la parte baja de la parecita del porch de la hacienda, de la que es dueño juntamente con su joven esposo David.
Ensimismada consigo misma, observa el constante ir y venir de las luciérnagas, empujadas por la fuerte e intensa brisa que predomina el lugar. 
Los brillantes insectos, pululan como si se sintiesen indefensas, deteniéndose apenas en cada mata orlada de flores. Arbustos silvestres reciben del mismo modo a visitantes, que parecieron temerosos de donde detenerse mucho tiempo en el jardín, compuesto de flores simples como exóticas, traídas de otras zonas del país, por los padres del joven matrimonio. 
Lucía mirando aún a las luciérnagas, se retrotrae a su lejos y alegres años infantiles, aunque inconsciente, cuando con tenaz percusión, al margen de la cruel obstinación, siendo las mismas objeto de caza indiscriminada, como así también diversión y pasatiempo.
Al recordar, siente un escozor haciendo que reflexione pensando en pasado y jugué que fue maldad.
Meditando todavía en el tema, experimenta desasosiego, sin percatarse que desde el alambrado que separa el campo de maduras espigas de trigo con el jardín, David la observa atentamente, aunque en la oscuridad no lo hubiese visto, se halla enternecido, sabiendo de antemano los apenados pensamientos de su esposa.
El arrepentimiento favorece a que sienta un intenso calor recorriendo todo su cuerpo deprimiendo aún  más.
Le parece escuchar en su mente las voces de los niños, preguntándose unos a otros:
- ¿Has casado muchas ya? 
El interpelado respondía entonces: 
- ¡Aún no...! - ¡Pero verás dentro de unos momentos...!
El grupo de amigos continúa trayendo en la noche presente. Lucía, perseguían con presteza, corriendo desenfrenadamente e implacables, munidos de una rama tierna.
Los más pequeños, inquirían integrados:
- ¿Por qué cazan tantos bichitos de luz, guardándolos en un frasco destapados, o en cajitas de cartón agujereadas?
Los hermanos o amigas mayores, contestaban risueñamente:
- ¡Ja...!  ¡Ja...! ¡Ja...! - ¡Para qué no sientan frío...! 
Todos entonces reían de la respuesta ocurrente, pero Lucía hoy sabía al igual que comenzó a saber el daño que causaban con aquella ignorante actitud.
Sintió en su fuero interno como si las inocentes luciérnagas experimentaran tristeza, como en otras ocasiones.  
De pronto se sobresalta, al proseguir sobre su hombro derecho, la presión suave como cariñosa de David, cuando apoya su mano en él.
Y para no asustarla, habla quedamente:
- Cariño, nuevamente imaginas tristeza en ella, ¿verdad? 
- Ciertamente cariño, has adivinado mi pensamiento. Respondió ella mirándolo directo hacia los ojos. 

Continúa en la siguiente edición

Eve Berar
















Darse cuenta


El día es interminable, mis oídos quieren escuchar tu voz. Mis manos quieren tocar tu piel y mi pecho sentir amor. 
Desde lo lejos te siento, me sumerjo en el éter y a mi lado te tengo; y tu, con inmensa sonrisa me dices te quiero. 
Muchas noches me despierto y entre sueños te veo, vuelvo a dormirme, con la paz que caen las plumas del cielo.
Esas imágenes fluyen, cuando voy a tu encuentro, es tanto el amor que siento que quiero gritarlo a los cuatro vientos.
Espérame mi amor, yo por amarte muero. El día es interminable pero a mi lado te tengo. Y tu, con tu inmensa sonrisa me dices te quiero.

A.G.R.

Revista Viajero Nro. 88 - Octubre de 2014





Dos palabras


Dos palabras
que encierran el mundo
liberaron mi pecho un instante
esclavizado nuevamente
por tu mirada oculta en la penumbra.
Solo dos palabras
escaparon de mi boca
se arrastraron entre mis dientes
saltaron de mi lengua.
Tanto las encerré en mi mente
las deje prisioneras en el alma
y cuando al fin resonaron
te reíste de ellas
y tu silencio  las volvió a esconder.

Marina P. Aguirre
amira90@hotmail.com











Hermoso recuerdo


A pesar de la ausencia
yo siempre te recuerdo,
pues nuestro amor frustrado
en mi alma quedó,
porque siempre me diste
esa inmensa ternura,
que a pesar de los años
está en mi corazón.
Espero que haya sido
muy feliz tu futuro,
porque a pesar de todo
también lo siento yo,
de haber sido querida
y haber amado a alguien
guardando ese recuerdo
en mis versos de hoy.

Isabel Corrao Santos
i_co_san@yahoo.com











Del río al puente


En los paseos rutinarios que hacían por esos días, para reconocer el lugar, el momento en que llegaban al puente era realmente crítico. En ese instante ella no pensaba, solo sentía un dolor muy fuerte, allá en lo profundo de su ser que la empujaba violentamente sobre la baranda de ese puente roto, viejo e inseguro y todo lo que ella quería, como si su instinto lo pidiese, era lanzarse al río. ¿Y si mando todo al carajo? ¡Esa también es una opción! ¿Cómo se llama ese estado del alma en que ya ni el odio te cabe, mucho menos el amor, ni la felicidad, ni el rencor? Esto ella no lo demostraba, nunca se lo dijo a nadie. Nadie puede ayudarte a llorar lo que te falta por llorar. Los que la rodeaban no notaban nada extraño. Cuando ella se acercaba al puente, su actitud, al menos en apariencia, no era distinta de la de otros.
Sin embargo cada vez que ella ponía sus manos sobre esa baranda herrumbrada, escuchaba la voz de su hermana que la invitaba a buscar o a hacer cualquier cosa lejos de ahí. Eran los días en que se veía inmersa en un mundo en el que no pidió estar, pero que la arrastraba y la llevaba aunque no quisiera. Entonces una vez más, cuando su hermana le decía: “Ven, mira esto, seguro te va a gustar” o “Ayúdame con aquello.” “¿En dónde crees que quedarán mejor tus girasoles?”  Ella, sumisa pero sin pensarlo, iba a su encuentro y no por decisión propia se quedaba en este mundo un día más, un tiempo más, sin saber hasta cuándo.
Pero ese día todo fue distinto, sus pensamientos la estaban dejando sorda, el mundo había amanecido de otro modo y cuando su hermana la llamó, en el mismo momento en que su ser se llenaba del viento frío que soplaba sobre el puente, cuando estaba aspirando el aroma fino de la tierra mojada y toda ella sucumbía a la pasión del río, se volteó enojada, porque quería negarse a ser salvada en esa ocasión. A pesar de todo lo que sentía, caminó hasta el centro mismo del puente sintiendo el bamboleo de las tablas que crujían a cada paso suyo y mirando a su hermana de frente le pidió, mientras extendía los brazos: “Ven, ven a llevarme tú, que sola yo no llego”. Ahora pensaba que el pasadizo era estrecho y largo, que solo podía seguir como única alternativa y pensó también en el amor, porque volver significa morir y no amar ni ser amada, también.
- ¡Volviste! Volviste de allá lejos, ¡qué hermoso es mirarte a los ojos y saber que has vuelto!
- Nunca te lo agradecí, empecemos por decir lo que no se dijo…
…y te acercaste, entre resignada y molesta, para llevarme de la mano, una vez que estuvimos en tierra firme, te miré directo a los ojasos negros y hermosos y quise confesarte que siempre estuve a punto de caer por voluntad propia desde el puente y que fuiste tú la que lo impidió sin saberlo…
Y ahí fue cuando la hermana con todo la calma que nunca tuvo, le dijo: 
- Sí, lo sabía, siempre supe lo que estabas a punto de hacer, eran lo que tus ojos me decían.

Indira Córdoba Alberca
cafediro@gmail.com











Nostalgia


Me han robado el sosiego.
Ya van tres noches
amada mía,
que el sueño me ha abandonado
de tanto pensar en ti.
Esta soledad me está matando,
y no sé por qué sigo así.
Fantasmas acuden a mi mente.
Estoy solo, pero siempre estoy solo,
es lo único cierto.
El amor era un huésped
la soledad es siempre la compañera.
En silencio te estoy llorando
amada mía, noche tras noche
mi mente me tortura,
con los ojos abiertos
la vida detenida,
me sorprende la mañana
amada mía sin dormir
sólo pensando en ti.
Toda mi sangre
es un temor inmenso.

David Eugenio Calcia











Querida amiga


Las estrellas simularon
esconder la pena,
de no poder encontrarte
amiga, amiga buena.

Las palabras se durmieron
esperando tu vos serena
cuando tu también dormiste
aquella noche en tu Magdalena.

El llanto ahogó
las sonrisas plenas,
no hay más alegría,
sólo dolor…
dolor que quema.

De ternura y amistad,
de bondad y sinceridad
hablaron tus poemas
tal como era tu esencia,
amiga, amiga buena.

Elinor Alfonzo
bulaytob@yahoo.com.ar











Un día oscuro en el campo


Hace muchos años en un campo alejado de la ciudad, en un día normal y soleado, un hombre iba caminando a buscar su caballo preferido al establo donde estaba, le puso los frenos, la silla de montar y se fue trotando a un nuevo día de trabajo. Tenía que separar unos novillos para vender a otro campo.
Cuando llegó, los separó tranquilamente. Cuando terminó se volvió y escucho un incendio en el monte, el hombre miró en el monte y parecía un incendio causado por un relámpago, pero el cielo estaba totalmente despejado, el fuego se esparció velozmente: En unas horas, medio monte y 18 hectáreas de cultivos eran cenizas. No se podía ver a donde ibas, ya que el cielo era negro, había cenizas volando, era un día horrible y no se sabía quién lo había ocasionado. Los bomberos siguieron echando agua por si el fuego empezaba devuelta. Al otro día todo parecía mejor, pero el misterio de qué ocasionó el incendio o de dónde apareció el relámpago sigue sin descubrirse.

Facundo Tomas Lucero
11 Años











Hombre


A ti, hombre amante, amigo.
A ti, de anchas espaldas, brazos fuertes,
manos rudas, caricias suaves, besos dulces.
A ti, abrigo de noches frías,
entibias mi corazón dormido,
con tu abrazo tierno, generoso.
Suaves caricias recorren mi cuerpo
besos de fuego, arrancas de mi boca en flor.

A ti, hombre, te pido, no te vayas todavía,
la noche es larga, fría.
La lluvia, rompe el silencio nocturno.
El viento, no cesa de galopar,
y estas tú.
Yo mujer, remanso de tu descanso,
hilando sueños contigo
atracas en mi marea rebelde
apaciguas mis entrañas dormidas.

Tus brazos fuertes, me envuelven en el espacio,
se entrelazan nuestras almas, aquietadas en el nocturnal.
A ti, te pido, no te vayas todavía,
aun no amanece y la noche,
es eterna contigo.

Marta Maria Nastaly
nastalymartamaria@hotmail.com











La angustia


llega sin avisarme, no deja que diga nada
aprieta mi garganta, me habla palabras pálidas
cuando se va, vuelvo al presente, y se ilumina mi alma

Quisiera que no me visites, pero entiendo tu llegada.
vení, entra a mi pecho,dejo que entristezcas mi cara
que apagues mi  sol entero, tu otoño me acompaña
Quisiera que no vengas nunca pero entiendo tu llegada
tu frió que abraza todo, abraza también mi casa
cuando te vas vuelvo al presente, vuelve la luz y la calma
quisiera que no vengas nunca pero entiendo tu llegada.

Matias Gonzalez
matgab2009@hotmail.com











El cartero


El ser humano al que nos referimos, tratase de un noble hombre, tan ignorado por nosotros en reiteradas ocasiones, recordándolo tan solo cuando tenemos la constancia del mensaje que nos llegará.
Sí, es el cartero de quién hablamos Él que montado en su bicicleta cargando en su portaequipaje, su bolso de lona o cuero, en el que transporta mediante un sobre, sueños, alegrías, y por qué no decirlo, también tristezas.
Aún bajo inminentes grandes tormentas o cayendo lluvia torrencial, él no denota signos de advertirla, continúa invulnerable al tiempo como a la temperatura.
En el asfalto resquebrajado y húmedo, incluso en tierra barrosa o caminos resbaladizos, no impide para sí, en absoluto, el cumplimiento de su ardua tarea, además de otros accesos de difíciles logros.
Llama con premura en residencias lujosas, o casas de gente muy humilde.
Luego de haber constatado que en su bolso no queda ya correspondencia que entregar, parte velozmente, pedaleando vigorosamente hacia la base del correo, para la que está empleado, conforme íntimamente con el deber cumplido encomendado, para quién desempeña su trabajo habitual.
En Navidad, Año Nuevo y Reyes, el fiel cartero es el primero en ofrecer su cordial saludo como sincero augurio.
-¡Qué tenga usted en compañía de sus familiares y amigos un sinfín de felicidad, con salud y progreso futuro!
Casi sin esperar respuesta, nuestra retribución, de igual modo sus amistosos saludos, nos entrega ese rectángulo blanco o de color rasgado con grandes letras, que arriba tal vez de lejanos países, hoy, en los cuales pernoctan familiares y amigos, a los que extrañamos de todo corazón, pudiendo ser también de parientes cercanos que viven en nuestra misma ciudad, o vecinos que nos aprecian.
Seguidamente de entregarnos el sobre, vemos su despedida acompañada de una sonrisa alegre y simpática.
El cartero, se aleja raudamente en su bicicleta, dejando en nuestro ánimo, la total magnitud y comprensión de lo relevante de su misión.

Eve Berar











Ansiedad de ti


El día es interminable, mis oídos quieren escuchar tu voz. Mis manos quieren tocar tu piel y mi pecho sentir amor. 
Desde lo lejos te siento, me sumerjo en el eter y a mi lado te tengo; y tu, con inmensa sonrisa me dices te quiero. 
Muchas noches me despierto y entre sueños te veo, vuelvo a dormirme, con la paz que caen las plumas del cielo.
Esas imágenes fluyen, cuando voy a tu encuentro, es tanto el amor q siento que quiero gritarlo a los cuatro vientos.
Esperame mi amor, yo por amarte muero. El día es interminable pero a mi lado te tengo. Y tu, con tu inmensa sonrisa me dices te quiero.

Héctor Daniel Carpio
hectordca61@hotmail.com

Revista Viajero N° 87 - Septiembre 2014

 

Colores cubriendo la totalidad de la superficie,
al escuchar a una flor con pétalos de pluma 
voy a buscar, elegir los colores
como ofrenda que traemos
entrelazada de flores.
Se inspiró en el cielo
 me dijo anoche
-despierta mi bien, despierta
yo amo este lugar
entra por los oídos
los árboles que va a escuchar.
Domingo de madrugada 
se reunieron,
el viento parte solo para que pase
casi como un cuento.

Lucia Tyburczy
















Atilio


Era un hombre adulto, que trabajaba en una línea de colectivo, como conductor. Tenía cabellos blancos como la nieve y unos luceros celestes increíbles.
A veces, viajaba seguido con él en mis años pos adolescentes, y me decía que tenía que ser socia vitalicia de la empresa y que no me tenían que cobrar el boleto, porque viajaba siempre desde niña. Me hacía reír con sus ocurrencias.
Él era muy amable, alegre y respetuoso para con todos.
Un día jugaba Q.A.C. y en la estación de Quilmes estaban los hinchas del club. En aquél tiempo no había peligro y el les dijo, "vamos, suban todos que los llevo". Cantaron y se comportaron correctamente.
Atilio nos dejó, pero queda el recuerdo de ese hombre tan alegre y bueno en el corazón de aquellos que lo conocimos.

Ivon


Ayer sin darme cuenta, con una amiga te recordamos. Creo que jamás va existir una perfumería tan completa y con tantos accesorios: espejos, cepillos para el cabello en cajitas muy bonitas. Algunos decían que eran productos extranjeros, porque no se vendían en otros comercios del lugar.
De chica iba con mi madre, ¡Que inmensa que eras! Lo que íbamos a buscar en Ivon ahí estaba. Me gustaba recorrer los pasillos y ver todas las cosas bellas que allí vendían, las empleadas eran las mismas de siempre.
Estabas sobre la calle Rivadavia, entre San Martín e Hipolito Irigoyen. Quilmes centro.
Hace años que cerraron, creo que era una adolescente.
Muchas mujeres y hombres te recordamos con alegría, porque fuiste un pedacito más en nuestras vidas.

INE
                                                                                              
                                                                                                  
















Sólo dos monedas de un peso


Como cada día me levanté esta mañana, pasadas las siete y media. Imaginé con toda razón que sería un día más, igual a todos. Lo único distinto que noté eran los ladridos del perro de mi vecina Elvia, un cuzquito simpático, pero gritón. Me dispongo a tomar mi taza de leche cuando advierto que el Bobi está más gritón que de costumbre y pienso: ese perro está cada día más loco. Es muy cariñoso conmigo. Yo hace pocos meses que vivo en el barrio, pero desde que llegué se deja acariciar. Cuando me ve llegar corre a mi encuentro y apoya sus patas delanteras en mi falda buscando que le pase mi mano por su cabeza. Cuando me dispongo a tomar mi taza de leche me doy cuenta que el Bobi a dejado de ladrar. Me levanto para ir a ver que le pasa, cuando escucho el chirriar de la puerta de latón de la cocina que da al patio. Debe haber viento,  pienso, o quizás anoche la dejé mal cerrada. Dejo la taza a medio tomar y cuando me dirijo al patio, me cierran el paso dos muchachones, que me dicen: “no se mueva y no grite!” Miro sus ojos hinchados y sus caras desencajadas, como si no hubieran dormido, o quizá sean caras de hambre. No sé bien definirlo. Lo que sí sé, es que son muy jóvenes, entre 18 y 20 años. Yo me quedo quieta, y les contesto: “Y por qué voy a gritar si no me han hecho nada” ¿Estaba la puerta abierta o... (empiezo a preguntarles)  cuando uno de ellos me da un empujón que me hace trastabillar. Allí tomo conciencia de la realidad. El más chico le dice al otro: “Buscá algo con que atarla” Yo me adelanto y  les digo: ¿Para qué? “no necesitan atarme, si no tengo a dónde  ir” La furia que reflejaban sus rostros al entrar se hace más calma. Eso me tranquiliza y me permite acercarme más cerca de uno de ellos y decirle: “Tenés cara de no haber dormido ni comido, ni vos, ni el otro”. “Si se quieren sentar y guardar esa navaja que tienen, les puedo calentar un poco de leche que aún me queda con café que me sobró de anoche. Dirigiéndome al mas alto le supliqué: “guardá esa navaja muchachito, que con el temblor de tu mano te podés lastimar” Reaccionó como yo no lo esperaba, y dando un salto, pegó su cuerpo casi al mío y con la mano libre me agarró la cara y me la levantó.  Escuché la voz del otro que le gritó ”Pará, ¿qué vas ha hacer, loco?” Eso hizo que aflojara los dedos  que aprisionaban mi mandíbula, acercó su cara a la mía y  me miro por fracciones de segundos a los ojos, que a mí me parecieron interminables, y con una mueca burdamente parecida a una sonrisa, le contestó:  ”tranquilo viejo. Es la primera vez después de mucho tiempo que alguien se preocupa por si he comido. (Y entrecerrando más los ojos agregó) Jamás podría  hacerle daño”.  Cuando me soltó le tomé las manos y le dije: “mirá lo sucias que tenés las manos, grandote. A ver, los dos,  vayan al baño a lavárselas mientras yo les caliento el café con leche. Hay pan y manteca. ¡Ah! Mermelada no tengo.
Cuando salieron del baño noté que se habían pasado las manos mojadas por la cara y que habían usado el peine. De los tazones salía un vaho húmedo y perfumado. Se miraron entre ellos y me pareció notar que sus rostros se “infantilizaban”. Con falso tono molesto les dije: “¿Qué esperan? Que se enfríe?”. Y sin darme casi cuenta empecé a ponerles manteca a las rodajas de pan. Ellos comenzaron a comer y yo les dije: escúchenme bien muchachos.  Si alguien les dijo que me dieron el reajuste de la pensión (que me tienen prometido) les informó mal. Ayer fui a cobrar y al volver, lo primero que hice  fue pasar por la carnicería y la panadería de aquí a la vuelta, que son los únicos que me fían, y esto es todo lo que me quedó. Dándome cuenta por la situación que estaba pasando, fui al cajón del aparador y traje el monedero donde estaban, un  billete de cien, uno de cincuenta, tres de veinte y cuatro monedas de un peso, y se los puse sobre la mesa diciéndoles: “tomen lo que necesiten”. ¿y saben una cosa? Me gustó tenerlos en casa. Siempre estoy sola. Yo cobro todos los meses los días siete. Si me dan lo prometido, a lo mejor el mes próximo, habrá unos pesitos más. Cuando terminen salgan por la puerta del frente, yo voy a darle de comer a mis gallinas. Cuando volví a entrar no había nadie en la casa. Sobre la mesa estaban los dos tazones vacíos y sólo quedaban migas del pan. Me sentí turbada y pensando si acaso todo no había sido obra de mi imaginación, empecé a contar el dinero que estaba intacto sobre la mesa, como yo lo había dejado. Solo cuando me disponía a guardarlo me di cuenta que faltaban dos monedas de un peso. ¡Solo dos monedas!  Se me llenaron los ojos de lágrimas, y tomando  los tazones,  casi con alegría los lavé, pensando que a lo mejor en otro momento los volvería a usar. Es que nunca había visto en seres humanos, la misma  mirada de tristeza y resignación que tienen los perros abandonados.

Nilda Dotremont
24-5-07
                                                                                              
                                                                                                  















Primavera


A vos primavera te hilvano palabras. 
En un acróstico me he inspirado 
Para ver la vida más bella.

Primer resplandor del sol abrazando tu vuelta. 
Rimarán  poetas ...  Musa de majestuosa  belleza.
Inicio de idilios que atesoran  jóvenes corazones y aves alertas.
Murmullo de esperanza en jardines, campos y arboledas.
Aromas diversos  embriagarán los aires sorprendiendo a la tierra.
Viajera incansable colmada de milagroso equipaje. 
Entregas tu tiempo con  lazos  de amor a las ramas nuevas.  
Reavivas las flores y sus suaves  pétalos nos brindan colores. 
Animas el alma de tiernos humanos que regocijados esperan tu vuelta.

Nilda Etel Deluca
















La plaga y la venganza


Pisado y asfixiado
ya no puede respirar
tiran de todas sus manos
de sus pelos, lo torturan.

Él nos tomó como huéspedes
para su buen provecho y rendimiento
y ahora no sabe como librarse
de quienes tanto daño le han hecho

Tiene miedo, ah es tan frágil,
ah tiene un equilibrio tan sensible

Él es sabio y testarudo,
sí, muy lentamente prepara su venganza
como un plato frío
que se derramará sobre nosotros.

No lo hace por crueldad, no,
es muy instintivo
y solo busca recuperar su libertad

Oh mundo viejo, entiendo lo que sientes y lo que tramas 
para tantos inqulinos infieles.

















        Eduardo Munsters
y el ojo rojo de Ksorten Hárri


Continuación de la edición anterior

Pero los indios vivos que lo vieron cuentan una cosa muy distinta (y en estos testimonios se basan mis hipótesis por ser los únicos que no están contaminados de leyendas y fantasía): describen una criatura de piel lisa y negra, enorme, alargada y tubular, sin cabeza, sin piernas, sin membranas, sin ojos, sin boca, sin cola. 
Otro dato que orientó mis investigaciones: todos los indios que lo vieron destacan un cuerno delgado y torcido en ángulo recto en la punta, que se ubica a la mitad del cuerpo del animal, y es lo primero que se distingue cuando está emergiendo.
El día que un indiecito me trajo un pescado que en su interior alojaba un remache, el enigma se empezó a clarificar en mi cerebro.

La teoría con más aval en el ambiente científico es la del investigador italiano Mauro Onelli. Pero la idea de un pleosaurio atrapado  a causa de una glaciación de hace quince mil años en las paredes de hielo de un lago criogénico, no me parece convincente. Lo digo sin tener en cuenta la filiación del investigador con diferentes facciones fascistas de su país. 
El pleosaurio es la teoría que abraza con fervor la prensa y enmarca un dibujo del monstruo sonriendo para los carteles del turismo y las bebidas espumantes.

El día que el indiecito llegó con el pescado y el remache, le dije que me conduzca al lugar donde lo había agarrado. Atravesando malezas, árboles y arbustos, sin sombrero y lleno de apuro, fui conducido a una orilla desconocida del lago. Estuve horas mirando atento al Kami para percibir aunque sea la más mínima prueba de la existencia del monstruo. Cuando ya estaba oscuro decidí volver a mi cabaña. En ese preciso momento, cuando me encontraba alejándome y de espaldas al lugar, en una noche con luna y cubierta de bruma, escuché un ruido parecido a la presión del aire escapándose del agua y escuché la inflamación, el discreto chapoteo. En la noche las aguas del lago tienen una visibilidad casi nula, solamente unos pocos centímetros de profundidad. Corrí para acercarme a la costa y verlo mejor, aunque el espectáculo ocurría casi a cincuenta metros de distancia. No vi ninguna serpiente, ni ballena, ni castor mutante; vi un periscopio que se asomaba y me observaba como si fuera un ojo rojo.
¿Un submarino monstruoso y desconocido ronda las profundidades del lago Kami? ¿O es algo peor? ¿Ksorten Hárri será el resultado de la experimentación nuclear y biotecnológica que científicos alemanes realizaron en secreto con ballenas australes? Esto lo demostrarán los resultados de mis investigaciones.

Debo irme de la Patagonia: tienen mi imagen grabada en la retina líquida y roja del monstruo de fierro. Sé que distintas personas encapuchadas escoltadas por gendarmes, han estado preguntando a los lugareños por mi persona y el objeto de mis investigaciones. 
Dejo este esbozo científico para aquel valiente que quiera terminar mi trabajo.

Federico Rodriguez
















San risa


Cierren los ojos muy bien...lo verán, ya verán
San Risa y su laxitud, su candor, su humildad
Hay antídoto para este dolor? de amarte, de verte
Nos enseñas a vivir Gladiador?, jugando a aguantar
Que ruido hace tu paz que serena mi andar
Tienes los ojos nuestros, las miradas que robo
Y esta tremenda lágrima, que es la vida..tu vida
De alegrías y de tristezas, que es la vida...San Risa
"Viajas" para poder saber lo que ensañas
Y el Manto Brillante, lo has probado ya lo sé
Diosito me dio esta misión, pero duele...duele
Los Peques distraen mi atención, valorando el presente
En el cuenco de barro que soy, reposa el Principio Vital
Y la energía que asfixia cualquier debilidad
Que actúa como real motivador para aquel que a tu lado está
Experto en sueños dicen que sos, armonizador...magnetizador

Si esto tiene que ser así
Sepan que el claro de luna no solo me ilumina a mi!

Negro Goddio- Maten Al Rey -
Para Santy, 22 de nov de 2012- dia de la música

Revista Viajero Nro. 86 - Agosto de 2014




Migración


Crece un árbol
Expande sus ramas como manos que atrapan el espacio
Las reconoce una por una, y se complace en su lento crecer
Sentir que le pertenecen, verlas trepando al cielo,
libres
Vestidas de verde, cargadas de  frutos.
Pero el árbol no sabe
Que hojas llevadas por el viento pueden marchitarse lejos
Lejos, solitarias….
Que pájaros hambrientos de nuevos espacios pueden esparcir las semillas
allá,
en la otra orilla.
Y que las semillas pueden hacerse árboles,
crecer altos y fuertes y desconocer de dónde vienen
El viejo árbol morirá,
las ramas sostendrán un poco su recuerdo.
Los frutos cayeron
Lejos, sin memoria

Rosina
































Reina


Ya no debería hablarle más que versos
en prosa de poeta que empuña así su espada 
yo que debería dejarte a la alborada 
las hojas que a su amada le debe el bucanero. 

Yo no debería tocarte más que en besos 
tocarte con los labios en gesto de amapola 
yo que debería dejarte con la aurora 
para sentirte a solas hasta mi fiel regreso.

Reina
debería hacerte reina toda mía 
yo que bien podría hacerte 
cumbre en mis ancestros 
pero dejás el cetro
y mi corona hermosa
para alejarte esposa 
y yo lacayo quedo.

Alejandro Gómez Grosschadl
















La primavera se avecina
y aquí te espero, mi vida.
Yo sé que tardarás, pero un día volverás.

Mi corazón se desespera si tú no estás aquí.
Ya es primavera
y yo me muero por tí.

Admirando el paisaje,
ayer en tí pensé.
¿Cuándo termina tu viaje? ¡Ya quiero verte otra vez!

La primavera se va
y tú aún no has regresado.
Te sigo esperando igual;
¡tal vez vuelvas en verano!

Vicky
(junto a sus amigas Priscila y Victoria
















Teky


Continuación de la edición anterior

     La llevé un día jueves pero el día sábado, nuevamente la traje conmigo porque; debía hacer la primera consulta con el veterinario. Ya en el consultorio de la veterinaria, temblaba de miedo. En la primera observación que hizo el médico diagnosticó una posible infección, además, abundancia de parásitos y sangre y como si esto fuera poco todo su pelaje estaba cubierto de una caspa blanca (probable comienzo de moquillo, según dijo el médico) y signos elevados de desnutrición. Pesaba solo, tres kilos, ochocientos y aproximadamente tenía dos meses y medio.
     De regreso a casa, le comenté a mi esposo que tenía que darle un antibiótico y un desparasitario en forma urgente y puntualmente, porque de lo contrario se complicaría aún más su recuperación. Le pedí que me permitiera tenerla en casa hasta que terminara el tratamiento. Lamentablemente, cuando llegamos el resto de la familia  puso el grito en el cielo y me respondieron con un rotundo: no. Me invadieron con afirmaciones (que por cierto tenían razón de ser) pero mis sentimientos eran más fuertes… que ya teníamos toda una familia de perritos, Booguie, Layla y Toby y que se sumara otro integrante era demasiado; demasiado para destrozar el jardín, para ensuciar, para romper todo lo que esté a su alcance y para el presupuesto. El otro grave problema era que como nuestra familia de perritos, se peleaban (mejor dicho los dos machos, padre e hijo) era también un detalle importante a tener en cuenta, porque si Toby, que era el más de pocas pulgas, la llegaba a morder a la pequeñita ibamos a estar en dificultades.
     Así, conseguí una aceptación a medias, (ya era un paso alentador!). Pasaron los días y de a poquito vi que a mi marido le causaban gracia las monerías que hacía mi nueva invitada, a mi hija también comenzaba a caerle simpática.
     Lo único que inspiraba era ternura, su cabecita no era más grande que la palma de mi mano y los ojos unos carboncitos que brillaban cuando nos veía.
     Pensaba y dudaba si no estaba equivocada al pretender dejarla en casa, porque si la lastimaban mis otros perros, no me iba a perdonar nunca. Ya demasiado había sufrido al andar por las calles sin ningún tipo de cuidado. Después que pasaron algunos días, todos empezaban a quererla cada día un poquito, y si no la veían preguntaban dónde estaba la pequeñita, eso era un buen síntoma, significaba que ya estaba ocupando un lugar en el corazón de cada integrante de la familia
       Hoy la consideramos una más de la familia, está gordita y se ha adaptado sin ningún problema. Teky, así la llamé, porque quizás nunca nadie le había dicho las dos palabras más hermosas que existen "Te Quiero". 

Elinor Alfonzo

















Homenaje: “¡Quiero rendir homenaje!”
Orando con gratitud, por mi existir aquí, aunque... el 
Monte Ararat me llame…
Especulando con mis sentimientos bajo el 
Noble sol de Quilmes,,,
Ahogo mis lágrimas, por el derecho a la 
Justicia que reclaman mis ancestros, quienes son 
Ejemplo de lucha y supervivencia.

Ausencias, más ausencias; mártires, más mártires…
Llantos, más llantos para los que quedamos 

Música argentina y armenia son poesía y me envuelven 
En conjunción con el aire. - El compartir Buenos Aires 
Su sol, sus pajarillos y su gente, me colman dulcemente…

Destazada Armenia! ¡No te olvido! aunque viva…
Enamorado de mí bella Argentina 

La distancia no limita los recuerdos de mi sangre…
Ancestral. ni su origen, que retumba y canta en mí.

Causa placer y desafío positivo la búsqueda de paz y amor, es…
Universal la proyección del deseo celestial, para todos.
La libertad incorporada inicia la vivaz creatividad 
Tratando de valorar, la “original” dignidad humana. Y
Un trascender del hacer, vibrando y sin quebrantos, y un 
Reír en reposo, cadenciosamente, sin dolor ni dudas que queme.
Así, es la promesa del creador que otorgará, paz a la tierra.

Accesible y sin límites es la felicidad y paz que traerá Dios.
Rumbo a una celebración de brillo cósmico, ¡Vamos! y el
Milagro raerá la causa que flagela el planeta. Se cumplirá!
Eternamente el mal será eliminado! ¡¡Es palabra de Dios!!
Nunca más, habrá llanto, ni dolor, ni clamor, porque será pasado.
Iremos creciendo, cada día junto al creador del amor…
A compartir con toda la familia humana, el Nuevo Mundo del Señor.

Rosa Dolabjian 
















Primavera


Así como los rayos del sol entran todas las mañanas por la ventana de mi pieza, para iluminarlo todo, así llegó tu amor a mi vida, con la naturalidad como la brisa acuna las hojas de los árboles y se funden en un abrazo, de quién hace sentir su presencia. Y yo te abrí los brazos amor, sin darme cuenta que ya estabas en mi corazón Era primavera. Y como toda presencia primaveral, te recibí primero en mi piel que al solo contacto de tu mano con la mía, ponía brillo en mis ojos y  entrecortaba mi aliento.
Y se me iluminó el alma con perfume a rosas, cuando me dijiste el primer “te quiero” Y se me erizó la piel, acompañando mi deseo porque me llevaras a tu intimidad, y descubrirlo todo!!
Recibió tu cuerpo mi mensaje, y juntando nuestro amor con mi reclamo, me perdí feliz en la ternura incomparable de tus ojos claros, que aún hoy conserva intacto mi corazón, como testimonios de horas felices, que aunque ya lejanas, se quedaron por siempre conmigo.  ¡ Ay Primavera hermosa de mis veinte años!!  Ahora tan lejana, pero no perdida. Tampoco olvidada. Porque cada año cuando llegas, tu luz ilumina otras primaveras  felices vividas!!..
 Quién amó en primavera nunca olvida de llevarla por siempre convertida en besos, y sentirla en la piel, convertida en vida!...

Nilda Dotremont
28-8-02 
















La Feria Americana


Ceci siempre visita hogares de ancianos. Una tarde antes de ir a uno de ellos, se le ocurrió una idea, siempre les lleva ropa y esta vez pensó ¿y sí jugamos que tenemos una feria americana? ¿y les vendo?
Entonces preparó ropa suya, donada y accesorios que hace mucho que dormían en su casa y a los abuelos les podía servir. Buscó una peluca, no la encontró. Se colocó un gorro de lana, una corbata, se llevó un chupete (los chicos hablan con el chupete en la boca y se lo ponía a un costado y a veces les hablaba con el chupete), se puso una guirnalda amarilla con flecos blancos para llamar la atención. Fueron dos amigas más: ellas se acercaron a los abuelos para hablarles. Hay muchos abuelos que nadie los visita y los esperan con los brazos abiertos, y también las instituciones .
Ceci primero les explicó qué es una feria americana. Comenzó a sacar ropa, una percha, en la cual colocó una blusa bonita, fue preparada; vendía como si estuviera en la calle, ofertando, pero el precio no era dinero, sino un beso y un abrazo. Al principio no les respondían, no habían entendido bien el juego. Invitó a las visitas y al personal para que compren y sea más participativo. Empezó a caminar por las mesas y ofertar: ¿quién compra este pañuelo nuevo?, ¡miren que lindo! ¿quién compra? ¿quién compra?. Le puso una bufanda de pelo de mono negra a maría, que es no vidente, la cuál sonrió, y le dijo ¿comprás? -sí ¿que me tenés que dar? -un beso y un abrazo y así fue.
Llevó accesorios nuevos y ropa en buen estado, pañuelos descartables, libros, monederos. Las enfermeras iban trayendo a los abuelos del otro comedor, y Ceci les dijo: Gracias que vinieron, porque ellos están muy aburridos y querían comprar todo.
Florencia está enojada, no va a querer participar, dijo una enfermera. Ceci respondió: dejá que le voy hablar. Ellas son amigas y se quieren mucho, la saludó y le dijo ¿vamos al comedor? ¿me acompañás?, guardo las cosas y voy, le contestó. Florencia estaba en una silla de ruedas, Ceci le preguntó: ¿la llevo a tu compañera de mesa? Así que la llevó y ayudó a las enfermeras. Ceci les comentó que Florencia es su amiga, la convenció a otra abuela y fue, esta última le compró ropa. El personal, le refirió a Ceci que su familia no le permite que use ropa que no le pertenezca, así que se la vendió a otra mujer. Ella le dijo ¡me lo sacaste! y Ceci le contó el  porqué y le dijo ¿te gustan los payasitos? -sí. Entonces Ceci ñe dijo: -ahora voy a mostrar uno, miren este payaso articulado, lo movió y enseguida se lo mostró a ella ¿te gusta el payaso? Y le contestó  -¡que lindo! Y compró y anotó su apellido, al igual que en la ropa de todos con fibrón indeleble, algo tenía que venderle.
Vinieron del salón otros abuelos, que se hizo para festejar los cumpleaños o pasar un tarde agradable con su familia o amigos; llevó un gorro playero blanco, como usaba olmedo en el capitán piluso. Decía Mar del Plata, con un lobo marino bordado en azul. A un abuelo su hija le decía al oído que compre, y Ceci le dijo ¿compras? -Sí. Anotó su apellido, se sacó la boina tejida que tenía, se acercó a el y le dijo ¿con que me tenés que pagar? -con un beso y un abrazo, le contestó. Le colocó el gorro playero y le dijo ¡que cool que estás!, le preguntó si le gustaba la costa, entonces Ceci dijo en voz alta, Manuel compró un gorro playero por un beso y un abrazo y le gusta la costa, el mar, igual que a mí. Se acercó otro abuelo y le dijo ¿me comprás una corbata por un beso y un abrazo? -no veo,le contestó. No sabía, le dijo Ceci, es marrón y rugosa y se acercó para que la tocara, es de industria inglesa, y al tomar la corbata ella le dijo: Esperó que la tengo puesta, se la sacó y se la colocó a el. Antes había escrito su apellido, le dijo la marca, el le contestó que antes usaba esas corbatas y ella le contó que su padre le enseñó hacer el nudo de la corbata, porque iba a un colegio que tenían que usar corbata. -Vos podés practicar, le dijo, y le dio el beso y el abrazo.
Una de las enfermeras les explicó a los abuelos que ese día era el cumple de la madre de Ceci, pero no quería quedarse sola en su casa, sino pasar una tarde agradable con ellos.
Ceci les dijo: -A algunos no los conozco, tengo mucho amor para dar, ese amor me lo da Dios.
Antes de irse una enfermera dijo, -hoy fue una tarde distinta. Ceci se enteró que les gustó el juego y quieren que vuelva, ya está juntando cosas y va a pedir ayuda, porque todos tienen en su casa algo que hace tiempo que duerme y lo pueden compartir.
Me llenaron de besos y abrazos, dijo Ceci ¡que hermosa tarde pasé!
Que linda experiencia que tubo Ceci, todos le preguntaban como se le ocurrió esa idea y le pidieron que participe en otros lugares. -Tres cosas: a todos les gusta comprar, jugar y recibir besos y abrazos, dijo ella

















La anciana que no olvida


Un pesado bagaje debilita la espalda de la anciana.
Carga un silencio ancestral.
En su rostro están las penurias de un hambre ya hecho carne, como su lánguido cuerpo.
Viene del campo con el sustento diario para ella y sus animales... sin sueños, sin presente, sin futuro. Solo su perro amigo la sigue.
En la hoguera arden unos leños, que los retira del pozo de piedra, ya caliente.
A su olla morocha de carnavales prestados, la colma del agua del viejo aljibe; mientras a la misma la mantiene hirviendo, bulle como volcán sin tiempo.
El maíz se marea con el movimiento de manos, colmadas de sabiduría y apremios.
Un canto de pájaros le avisa que es tiempo de primavera, tiempo de nidos nuevos. Sonríe con ellos.
Recuerda los abrazos y besos.
Hay una tumba de piedra al costado del rancho, donde ella regala otros diferentes silencios.                    En la ciudad sus hijos trabajan; ya tienen vencidas sus espaldas. Son unos pocos años menores que ella. Algunos ya se fueron, recuerda, con otros pájaros al cielo.
La anciana no olvida. Su mente esta intacta.
Ella espera; pronto la visitaran algunos de sus hijos y nietos.
Mientras come disfruta del viento; se conforma con poco...es decir casi nada.
Y a su manera, se acomoda a su tiempo.

Nilda Etel Deluca
















El don de la amistad


Que importante
es sentirse amparada
por la mano
cordial de un amigo,
y en las noches
sin sueño y con frío
nos enjugue
su mano el dolor.

Que bendito
designio divino
ha ideado
la naturaleza,
sentimiento
tan hondo y sublime
que haga al hombre
parecerse a Dios.

Un amigo
es el don más preciado
que se pueda
lograr en la tierra.
¡Ay! de aquellos
que nunca supieron,
albergar
en su alma amistad.

Esos pobres,
son pobres de espíritu,
no son hombres,
son solo quimeras,
pues cual árbol
que nunca da frutos,
en su muerte
tendrán soledad.

Isabel Corrao Santos















        Eduardo Munsters
y el ojo rojo de Ksorten Hárri


Continuación de la edición anterior

La longitud de la criatura es una de los temas más controvertidos y los testimonios manejan rangos muy distintos: de cinco a setenta metros, variando la forma y la disposición de sus miembros. Al parecer emerge en invierno, cuando el viento es inmóvil y los turistas despejan la zona. El identikit también es materia de polémicas en los bares y reuniones de damas: una serpiente gigante que se protege con el casco volcado de un barco, un pez con aletas cubierto por el tocón hueco de un árbol gigante, un ser con cuello de cisne con los movimientos propios del cuerpo de un cocodrilo; algunos le agregan, a ese cuello ondulado hacia delante con cinco jorobas, la melena de un caballo; otros hablan de un gusano con oídos reconocibles. 
En un único detalle concuerdan todos los testigos: narran que una inflamación repentina en el agua y una especie de respiración que suena como el sonido de un aerosol, preceden la emergencia de la criatura.

Desde el gobierno han tenido una actitud conservadora hacia Ksorten Hárri, impidiendo sucesivas expediciones desenfrenadas que iban a su caza. Se destaca la caravana pintoresca y bélica de Leopoldo Zarzynski, compuesta por ex presidarios, ovejeros y curtidos balleneros, financiada por Osvaldo Montoro,  dueño de un circo, que ofreció una cuantiosa recompensa a quien capturara al monstruo vivo o muerto. Esta tropa fue interceptada por gendarmería y las protectoras de animales cuando se internaban en un yate en las aguas del lago Kami: llevaban bebidas, dinamita, arpones, rifles para matar elefantes y mujerzuelas para entretener a las tropas.
Entre las propuestas más irreales se encuentra la denominada Operación Dragar, que se discutió acaloradamente en la cámara de Diputados de la Nación, en una sesión extraordinaria, la cual proponía remover el lago. (Recordemos que el lago en cuestión tiene 117 kilómetros de largo por 7 de ancho promedio y es de una profundidad ignota.)
Finalmente se prohibió bajo pena de muerte la caza de animales raros e indescriptibles, y estos proyectos quedaron en la nada. 
Desde la clandestinidad, con únicamente la ayuda del famoso chamán Tenenísk (que me fue presentado por Gusinde), llevo años investigando el fenómeno, tratando de ver si Ksorten Hárri es parte de nuestra biología. Los resultados son pocos y todavía no los he publicado. Dejo estos manuscritos con la esperanza de que alguien pueda continuar mis investigaciones. Creo que descubrí el secreto y mi vida corre un grave peligro. 

También me interesa destacar los aspectos culturales del monstruo. La noción de un leviatán en este lago de la Patagonia no es nueva: los indios hablaban con frecuencia de animales inmensos en el agua que eran avistados esporádicamente por sus antepasados. Los más ancianos recuerdan una tarde, a principios del siglo pasado, que descubrieron el cuerpo descompuesto de una criatura no identificada, cruza imposible de serpiente, ballena y dragón. Tenía un color gris azulado, cola y aletas. Otros testimonios cuentan que en las playas rocosas del lago era común encontrar partes de animales descuartizados, con marcas de dientes que exceden el tamaño de la boca de cualquier vertebrado conocido. Los indios cuando necesitaban cruzar el lago, siempre llevaban algún animal pequeño o un cautivo de otra tribu que sacudirían al agua en caso de que sea necesario apaciguar a Ksorten Hárri.

Continuará en la próxima edición

Federico Rodriguez
















En vos


encontrarme en vos 
en tu mirada bajo la piel 
en la hosquedad del abrazo 
transfigurar el tiempo en la palabra

permanecer en vos 
sentada a la orilla del pensamiento murmurante silencio 
que encierra más que una vida

sobrellevarme en vos 
con la pesada carga 
de la arena que cae marcando 
el próximo final de la estadía

refugiarme en vos
para que no duela 
la pérdida ni la noche 
me siembre de sombras
y tus manos me guíen 
hacia los olivares del recuerdo

Elisabet Cincotta