Revista Viajero Nro. 133 - Octubre de 2018



Por todo y por nada

Por todo en la vida y por nada
se escurre como agua entre mis dedos
tanta valentía que es miedo


Y no poder es no quererte
Y buscar es olvidarte
En el fuego de mis enojos
se va el intento de cada día


Por que será que transparenta la ilusión
Se va y no se si volverás
Encojo mis hombros y no importa
Miro atrás detenida  y no importa

Pero avanzar es otra cosa


Avanzar hacia ti  … ¿Qué será?

Lirey
lirey_lirey@outlook.es







La buenaventura

Chaval: la suerte por un Real.
- ¿Y un real no te parece mucho?
- Si te digo la verdad, es poco.
- Ala, ¿que será de mi? y tendrás tu Real, gitana.
- Tus manos son un libro abierto para mí, lucharás en el mar y serás famoso por ello, mas tu vida no será la espada, veo que un caballero te hará mucho más famoso, en tus días y en la historia.
- Bueno, creo que ya es mucha fama por solo un real.
- Vete niño, y no lo olvides te espera la fama.
Profecía de mercado, tal vez poco para hacer historia, pero mucho para las ilusiones del niño.
Miguel creció, y por valiente solo un lugar tenía España para él: el Tercio de la Mar Océano. Poco después la amenaza de los turcos se hace realidad y al frente de la flota cristiana, don Juan de Austria comienza a reunir barcos, vituallas y soldados.
Entre otros medios España pone a disposición sus mejores guerreros, “el Tercio” y con ellos Miguel, listos todos a luchar por el Reino y por su fe.
El escenario está montado, una vez más el Mediterráneo será testigo de una batalla naval más, destinada a determinar el curso de la historia, los buques alineados para el gran encuentro y Miguel...
Miguel, enfermo y con órdenes de no entrar en combate, pese a la fiebre que lo envilece, toma sus armas y se presenta en cubierta, ha decidido no faltar a la cita, Alcalá solo cría hombres de la cabeza a los pies y no será la fiebre impedimento bastante para ocupar su puesto de batalla.
El encuentro es épico, la historia hablaría de el por siglos y el mundo no fue el mismo después de Lepanto. Miguel salio con una mano maltrecha, licenciado por sus heridas y con honores, así volvió a Alcalá donde esperaba al caballero que cumpliera la profecía de la gitana y mientras tanto, para no aburrirse, comenzó a escribir las desopilantes aventuras de un manchego desquiciado con las que pensaba divertir a sus amigos.
El caballero que lo haría famoso nunca llegó al pueblo, en realidad, salió de Alcalá.

Juan A. Ruffinelli
ruffinelli3@gmail.com

Este y otros cuentos, además de eventos y actividades que dentro del ámbito literario y de la plástica se realicen, encontrálos en: https://la-vida-en-pocas-palabras.blogspot.com/







Un mismo impulso,
repite, interminable.
Obseso, beso tu sur,
las mejillas se arrebolan
peldaños invisibles
saben a cielo al norte.
En un respirar casi absurdo
vuelo, volamos
Y me reconcilio un rato con la
vida.
Que poco elegante morderte
hasta la angustia pensé-
Sin embargo la acción,
prescinde de mi constantemente.
Me asomo con falsa indiferencia,
esa breve penumbra , se disipa,
cada vez.
¡Son esas piernas!, lo se
Apostado en un rincón y en
brusco silencio,
observo.
Luego cada palabra colma mi
orgullo,
cada labio buscando mi boca,
raptando suspiros salvajes.
Y es inevitable sentirse sin
consuelo.
Fatal como el amor iracundo.
Súbito como la peor de las
atracciones
aquella de la piel y el corazón,
sobre todo al verte ir,
con el eco de las horas,
una mirada llameante
y los labios,
del mejor de los sabores.

Luciano Calzada
lucianoquilmes@yahoo.com.ar







Morir junto a ti

Apenas nos conocimos iniciamos una larga tregua, que fue como un empate. Desde que tus ojos me miraron con curiosidad y sin el menor temor de que yo viera a través de ellos, firmé el pacto. Uno sin atenuantes ni condiciones, fue como una derrota placentera. Aprendimos a estar juntos en silencio, adquiriendo el hábito del reposo. 
A veces, cuando detectabas el calor de mi mirada, alzabas los ojos de lo que fuera que estuvieses leyendo y me sonreías. Desparramabas amor, las flores del jardín temblaban ante tus ojos marrones, como yo, que me derretía como una nube blanda y ligera ante tus suspiros. Paradójicamente, nunca hablamos del futuro como si eso solo fuera un problema hipotético que no necesitaba nuestra atención.
Recuerdo tu sonrisa lenta, que comenzaba en tus ojos, dispersándose hasta que tu rostro quedaba envuelto en un deleite radiante, secreto e íntimo. Tu largo cuerpo, suave y delicado, despertaba mi piel, que al tocarlo parecía cobrar vida nuevamente y, cuando te besaba revivía con locura y con delicadeza. Con deleite me desplazaba por la sábana, moviéndome despacio como si recorriera una larga distancia, solo para alimentarme de tu corazón.
Recuerdo nuestras sombras iluminando el cuarto. Eran crudos resplandores que apenas arrojaba el viejo velador sobre tu cuerpo relajado, curvas que me tentaban con su extensión desnuda, que resplandecía como oro cobrizo en la penumbra. 
Me inclinaba para besarte y tus llamas atraían mi mano, que buscaba en tu anhelada entrepierna un roce frágil. Mis dedos, tu piel, una dulce humedad, y tus delgados brazos que tiritaban. Nos abrazábamos casi sin vernos la cara y hacíamos el amor sin hablar hasta que mis pequeñas flores regaban su miel por tu interior. Y más tarde nos rendíamos juntos, con espontaneidad, como si fuéramos niños exhaustos.
Recuerdo aquella noche… Me dormí como siempre pero, como nunca, soñé un sueño tan cruel. Con el alba las paredes se alejaron. El hielo quemaba mi espalda. No me atrevía ni a darme vuelta, ni a despertar de una vez. Un dolor frío perló mi frente, me quedé quieto, aunque el dolor no menguó. Te llamé, pero había silencio detrás de tu voz. Luego aparecieron las lágrimas legítimas que quemaron mis mejillas con un dolor infinito. Suficiente para enloquecer a cualquiera…
Recuerdo tus rosas y ellas a ti. Desde aquel día ya no madrugarán para florecer ante tus ojos. Solo son contornos borrosos, rojos que deambulan por el jardín, despacio, mezclándose y separándose. 
El silencio a mi edad ya se hizo tibio, la luz en mi cara descubre mis arrugas, y mi vida transcurre en una atmósfera atemporal. Mi amor estoy aquí, en nuestro lago, frente a tu lápida, temprano, cuando la sombra de tu imagen es más larga, pero hoy no me iré solo…

Oscar Falcão
ng_oefalcao@yahoo.com.ar







Lucía

Llegaste y todo brilló.
Trajiste chispas coloridas
para repartir a todos
con tus miradas.
Llegaste cuando volvía a amanecer
para mostrarnos la vida y la fe.

Te soñamos llena de luz
y nos encandilaste uno por uno.
Trajiste risas, insomnio, ternura
llantos, y mucha diversión.
Deslumbraste con tu inteligencia
aprendiendo todo de tu gran maestra;
Esa que te soñó, te esperó
y desbordó de felicidad al tocarte por primera vez;
la que solo necesita abrazarte y mimarte para ser feliz.

Tus alas vuelan rápido.
Tenés corage, osadía y alegría.
Llegaste para hacer brillar nuestro mundo. Para completarnos a los 3.
Llegaste y todos crecimos con vos.
Llegaste y tu nombre iluminó nuestra vida.. Lucía.

Liliana Araya
liliana_soleadad@hotmail.com







La vida

ofrenda que nos nace
y sin quererlo o queriéndolo
expande mañanas / pasado
la vida ...
estirón de gorriones y llaves
sitio para volar
y/o
abrir montañas ...
la vida ...
espacio frecuente
para elongar almas / verdades
turrón de la infancia
donde
se dispara encanto
y en cordel a la luna viajamos

María M. Stanganello
meri.marta@hotmail.com.ar







La puerta

La dulce oscuridad cubre mi rostro.

Ni el invierno más crudo apaga el sol.

Solo disfraces son nuestra carne.

La sociedad te obliga a hacer cosas que no quieres. El mundo entero conspira para encasilarte en algo. No tienes opción... si o si tienes que ser algo. Jamás eres nada.
Todos cumplen su función. Todos interpretan sus papeles.

Desde el vagabundo hasta el abogado. Desde el sacerdote hasta las bailarinas. El obrero, el político, el ladrón, el médico... etc. Todos deben ser algo. Todos deben hacer algo. Jamás se es nada. Todo cuadra. Todos son encasillados.

¡La vida es una sola! ¡De eso no hay duda! ¿Entonces por qué desperdiciarla? ¿Por qué no hacer lo que más te gusta? ¿Por qué no dejar de sufrir? ¡Esta todo en la mente!
¡No vendrá Cristo, Buda, Jehová o Ala a salvarte¡. No vendrá nadie a ayudarte amigo mío. ¡Todo depende de ti! ¡Todas las respuestas están en tu interior! ¡Todos los problemas están en tu interior! Todo lo originaste tú mismo. 
¡Puedes cruzar la puerta fácilmente! Si es que tú quieres... ¡lo que no te sirva solo deséchalo! ¡Recuerda que tú eres el origen! ¡Recuerda que tú tienes las respuestas! Todo está en tu mente. ¡Todo!

Brian Lavedova
nirvano_24@hotmail.com