Límites y excesos
Me
excedo
con los
excesos.
Me
limito
a los
límites.
Mi
fin
es eliminar el
final.
Mi
fin
es
exceder
los
límites.
Mi
final
será
limitar
los
excesos.
Vivencia y supervivencia
Principio
claro
brillante
cuasi pegajoso.
Colores
calientes
¡colores!,
gloria.
Vida cos sus
senderos, caminos.
Violeta
círculos tiempo.
Senderos
blancos nos llevan a lo negro.
Senderos
negros
nos llevan a la
nada.
Reloj
arena.
De la
vida
a la
muerte.
De la muerte
¿a?
Victoria Salsa
Lo más maravilloso en
la vida, ¿es vivir?
Que pregunta, pero
creo que nadie se habrá puesto a pensar o a reflexionar.
Muchos se preguntarán,
¿qué es la vida?
Es más, a mucha gente
le pregunté qué era la vida y mi reflexión es esta:
La vida es lo más maravilloso
del mundo, lo mejor que nos pudieron dar es "estar vivos". Gracias a
la vida tenemos amigos, familia, alguien en que confiar, alguien a quien amar.
La vida es hermosa, te
da todo, pero hay que trabajar mucho para conseguir lo que queremos, lo que
somos, lo que queremos ser, lo que tenemos, etc.
Hay que saber
disfrutar la vida, porque es una sola y es corta; y uno no sabe cuando va a
terminar, Por eso hay que vivir día a día el presente.
No hay que pensar en
el pasado porque ya pasó. Lo que sí, tenemos que acordarnos de no hacer de
nuevo lo malo de ese pasado. Todo es experiencia ¿no? Pero lamentablemente
vivimos del pasado y no nos damos cuenta del mal que nos hacemos, y no sabemos
valorar lo bueno del presente. La verdad, no se porqué escribo esto, si también
es injusta la vida.
Sí, es injusta, como
por ejemplo, ¿para qué la muerte? ¿Por qué la muerte?
¿Por qué es tan dura?
¿Por qué cuesta tanto
superarlo?
Pero lamentablemente
es algo en la vida que nos va a pasar a todos.
Se podría definir como
un camino sin regreso, ¿no?
Yo a veces me
pregunto, ¿adónde vamos después de la vida?
Que pregunta!!!
Creo que todos se lo
preguntaron o preguntaran. Es algo que nunca nadie va a saber, nadie nos va a
poder contar. Queda en nosotros creer, en nuestra fe. Es muy raro, me carcome
la curiosidad. ¿Cómo puede ser que nadie sepa? Es un misterio, un gran
misterio.
Yo solo sé que las
personas nunca más van a volver, aunque cueste, hay que aceptar que las
personas no van a estar más con nosotros en esos momentos malos o buenos, y que
no estarán más cuando más las necesites, para pedirle un consejo, un abrazo o
un beso.
Esas personas solo van
a quedar en el recuerdo, en una foto, una filmación, una carta, en el
"corazón".
Cuando necesitemos a
alguien en quien confiar y no encontramos esa persona, solo hay que mirar las
estrellas y hablarle a la más grande y brillante. Porque aunque piensen que soy
una boluda que sueña mucho, que no piensa en la realidad, están muy
equivocados. Porque si en la vida no soñamos, la vida es un cagada. Hay que
soñar y pensar en los que ya no están, con el mejor recuerdo, con todo lo bueno
que tenían.
A mí me pasó y es algo
muy feo. Me paso con una de las personas que más amaba (sigo amando) en la
vida: mi abuela. Siempre estuvo en mis momentos malos y buenos,
siempre con una sonrisa, siempre feliz y contenta. Con su humor trataba de
alentar a los demás. Siempre pensando y buscando la comodidad para los demás.
Tenía un corazón inmenso. Era una persona llena de vida, con muchos proyectos
para todos, buscaba la felicidad con lo mínimo que fuese. Era una de las
mejores personas que conocí en la vida. Siempre la voy a recordar por su
sonrisa y su forma cariñosa que tenía al dirigirse a mí: con sus chistes y
comentarios. Gracias abuela por todo lo que me diste y me seguís dando.
Pero, ¿por qué se van
las personas?
¿Por qué te fuiste
abuela?
No te lo merecías, vos
estabas bien. ¿Por qué pasó lo que pasó? Yo te había ido a ver y estabas bien.
Nadie puede entender
el porqué: fue de un segundo al otro...
Pero bue... yo, de lo
único que me arrepiento es de no haber podido demostrarte todo lo que te amaba
y quería., todo lo que sentía por vos, de la gran admiración que tenía hacia
vos, por todo lo que hacías por los demás, por tu simpatía, tu dulzura, etc.
A veces tengo miedo,
miedo de olvidarme de vos, de los recuerdos, no sé porqué. Tengo miedo de no
poder recordar todas las cosas que hicimos juntas y de todas las cosas que me
enseñaste, etc.
Espero que sea algo
equivocado esto. Pero no sé, a veces lo pienso y trato de que sean falacias que
aparecen para ponerme a prueba: de que, no sé. Pero esto me lo dicta el
corazón.
Pero sabes, yo se que
estas bien ahí donde estas. Porque tu corazón está con toda esa gente que
lloraste por mucho tiempo; te encontraste con esas personas, ¿no? ¿Cómo es allá
arriba?, ¿cómo te tratan? Yo sé que estás bien por que te estás encontrando con
tus amigas y familiares. También sé que desde arriba, vos nos cuidas mucho y
nos proteges.
La verdad abuela, es
que yo hablo con vos. Y siempre me ayudaste cuando te lo pedí. Por eso quiero
decirte que te extraño mucho, y nuevamente gracias por lo que me diste y me
enseñaste.
Agustina Recchini
agusrecchi@hotmail.com
Viene y va
Implacable,
siempre viene y va.
De un lado a otro,
como agonizando,
pero viene y va.
Solo,
innumerables veces,
siempre viene y va.
De lar en lar,
de hendijas en hendijas,
perturbando,
siempre igual
pero viene y va.
De hogueras en hogueras,
como acariciando la alameda,
siempre viene y va.
Mezclándose,
con el verde, arenal
parece que estuviera inmóvil,
pero igual,
viene y va.
N o sabe de suerte,
nostalgia ni recuerdos,
siempre está,
igual viene y va.
Aunque silben ven las pavas,
sobre amores hechizados,
crueles y apasionados,
siempre está,
pero igual viene y va...
Luis
Romero
El bosque
El óleo se recortaba cubriendo casi en su totalidad una de las paredes
de mi habitación; lo había pintado mi bisabuelo sobre la pared misma y todavía
sobrevivía indemne a la humedad y a los años.
Me acompañaba desde siempre y significó el berretín más grande de mi
infancia, al insistir día tras día en descolgarlo de la pared. Conocía cada
pincelada del cuadro y todos sus detalles.
Cuando era pequeña, aterrada por alguna pesadilla, solía ver en alguna
parte del cuadro, una figura que me consolaba y en cualquier momento podía
volar y perderme en sus rincones.
Pasaron muchos años desde mi infancia y el óleo de tan cotidiano y
conocido desapareció a mi mirada, y dejó de ser diferente a los mueles, la
ropa, la cama. Confundido con los objetos, se desvaneció en el olvido.
Pero esta noche he vuelto a observarlo detenidamente:
Luminosos rayos de sol atraviesan los distintos verdes, verde profundo
de las hojas caídas sobre el verde musgo de la hierba en la tierra. Rojo
ladrillo el camino, escondido entre sombras, conduce hasta el manantial de
agua clara y cristalina, el agua corre desgastando rocas antiguas sin lograr
cambiar su curso. A un costado, mantiene la puerta entreabierta invitándome a
entrar.
Sí conocía ese cuadro de memoria y a la perfección.
- Pero, ¿qué es eso? Ese punto blanco en el cielo, nunca estuvo allí.
¿Quién pudo haber osado manchar el cuadro del bisabuelo? ¿Qué es eso?
Me acerqué ofuscada, furiosa y pude comprobar que la mancha
blanca en el cielo del cuadro era un chicle, que estiré sin lograr despegarlo;
en mi tercer intento, el efecto rebote del chicle me sumergió en las
profundidades de un cielo tumultuoso, aterricé en una nube que a la velocidad
de la luz me condujo hasta otro lugar y caí
torpemente sobre la calle de adoquines.
A mi alrededor, la construcción del lugar impedía divisar horizonte
alguno, todas las paredes eran grises y altísimas,
por lo frías parecían de acero, no tenían ventanas - era lógico, pues no había
otra cosa que mirar otra pared -, lo más extraño eran las puertas, unas eran
tan altas como el edificio mismo, tan altas que se perdían en el infinito;
otras en cambio eran pequeñitas, tan chatitas que casi desaparecían, y en algunos edificios una flecha indicaba el
subsuelo y las puertas estaban bajo tierra.
No había otra cosa en el lugar, no había animales, ni automóviles, ni carteles
de propaganda, nada, absolutamente nada más que edificios grises y adoquines en las calles.
Un frío desolador recorrió mi sangre. Perdí la noción del tiempo
recorriendo las calles, buscando una salida, como en un laberinto algún camino
conduciría a la salida, debía encontrar el bosque.
Vencida por el cansancio me quedé dormida. Al despertar, la noche en
aquel lugar era la noche más oscura de toda mi vida.
Una a una se fueron abriendo las puertas y de las mismas salieron hombres pequeñitos y chatitos de las puertas pequeñitas y chatitas, hombres gigantes de las puertas
que se perdían en el infinito y de las
puertas bajo tierra salían hombres que se arrastraban como serpientes.
Un grupo se acercó rodeándome y alguien preguntó: - ¿Cómo te llamas?
- Esperanza, respondí.
Todos estallaron en sonoras carcajadas. Entonces pregunté: - ¿Y tú,
como te llamas?
- Ego, me respondió.
- ¿Y tú?
- Ego, dijo.
- ¿Y tú? Volví a preguntar.
- Ego, dijo también.
Un grandote se abrió paso diciendo:
- Todos aquí nos llamamos "Ego", pero yo soy el más grande y
el único tan talentoso, y como verás el más apuesto e inteligente, y el más
simpático y...
y así continuó, lo demás aburridos se fueron alejando, pero como ni
siquiera se dio cuenta, se quedó hablando solo.
Otro hombre que se había acercado se presentó y dijo:
- No le hagas caso, siempre habla de esa manera, él se cree todo lo
que dice, pero no es cierto, porque el mejor soy yo...
y así continuó igual que el otro durante horas.
Entonces decidí acercarme a un hombre pequeñito, que me dijo:
- No, no vale la pena que te acerques a mí, porque yo nunca sé nada y
seguro que si contesto tus preguntas, voy a estar equivocado.
Me alejé y le pregunté por la salida a uno de los hombres serpientes y
no me contestó.
Un anciano, ni muy grande ni muy pequeño, acotó:
- Nunca te contestará, esta encerrado en sí mismo, no puede escucharte
- ¿Por qué están bajo tierra?
- Son los suicidas, nadie puede ayudarlos, se esconden en la tierra
para no hablar
con nadie.
- ¿Y tú, quién eres?
- Yo, soy tu bisabuelo.
- ¿Cómo? Por qué me has traído a este lugar tan horrible, tú que
siempre me acompañaste con la belleza de tu bosque.
- Pequeña, yo no te he traído hasta aquí, tú vives aquí, has vivido
aquí desde que dejaste de volar en mi bosque.
- No entiendo.
- Pinté el bosque en tu cuarto para que jugaras con tu imaginación y
fuera tu fantasía de niña. Pinté el bosque para que salieras a buscarlo de
grande. Tú olvidaste mi bosque, en colores desleídos, mi bosque se convirtió en
tan solo un cuadro.
- Perdón, sigo sin entender.
- El bosque, la belleza de la vida, la vida que quieres, tienes que
verla, tienes que
buscarla, creer que es posible para hacerla tu realidad. Yo no te he
traído hasta aquí. Eres tu propia carcelera, has olvidado quien eres,
Esperanza, debes creer que el bosque existe para ti y podrás volver a volar en
él.
Todo a mi alrededor empezó a girar y girar a gran velocidad.
Recostada en mi cama, tomé el vaso de agua de mi mesa de luz y bebí un
poco. El agua era fresca y clara como agua de manantial, con el perfume a
fresias y menta del bosque.
Observé el frasco de veneno y sin dudarlo lo vacié en el lavabo del
baño. Le di gracias al artista que hace posible la vida en un cuadro.
Preparé mis valijas y me marché en busca de mis sueños, a encontrar mi
bosque.
Liliana
lreineri@speedy.com.ar
Hoy
Hora
de deshonra
con
susurros escondidos,
donde
tu amor ausente
permanecer
no ha podido!
Has
robado mi pasado
has
robado mi futuro,
hoy
solo somos extraños
que
acabamos con los años
de
pasión!
Hoy
ya solo nos aterra
que
fuera tan mío y tuyo.
Hoy
somos solo
dos
heridas
que
se cubren
con
las manos
desgarradas
y apretadas
ocultando
sus medidas!
Yolanda Ada
López
Los
tiempos de la Internet
Les voy a contar una
historia muy triste para mí y no quiero que me juzguen por mi sensibilidad,
pues creo que yo hacía mucho bien a la sociedad; y todos los soñadores que
buscaban la felicidad me adoraban. Ahora todo cambió.
Mi vida estaba llena
de momentos alegres, era feliz ayudando a la gente, brindándoles amor y
acelerándoles el corazón.
Recuerdo una mañana de
primavera, que me llamó la atención una hermosa joven recitando una poesía al
viento, a la sombra de un árbol. Era el más hermoso y sencillo poema de amor
que jamás había oído (todavía creo que no escucharé nunca nada igual)
Pero mientras lo leía,
inundaba sus ojos con tristes gotitas de amor.
Fue por eso que me
propuse investigar para quién estaba dedicado ese poema. Pregunté en el cielo a
todos los arcángeles y ángeles, hasta que encontré a uno al que le gustaba
mucho husmear a la gente y me contó sobre el afortunado.
Era un compañero de
colegio de ella. Siempre estaba hablando sobre el amor de la joven, aunque no
se animaba a confesárselo. Estaban mutuamente enamorados y ninguno sabía de los
sentimientos del otro.
En ese momento me di
cuenta que tenía que intervenir, agarré dos de mis mejores flechas, mi arco y
fui a buscar a esas dos almas enamoradas.
Cuando los vi
hablando, juntos, les disparé bien el centro del corazón. Desde ese instante,
quedaron unidos por el amor y la pasión.
Como éste episodio
hubo millones. Formé infinidad de parejas. Pero ésta unión la recordaré
siempre, porque fue la última que logré.
Desde que apareció la
Internet, la historia es otra. Ya no tengo trabajo. Ya no puedo disfrutar la
felicidad de ver a las personas enamoradas por mi culpa.
Ahora se conocen por
Internet y no se acuerdan de mí. La gente piensa que una relación se puede
formar sin hablar personalmente. Yo conocía los gustos de las personas y armaba
parejas que pudiesen compatibilizar. Con esto de la Internet es todo más vano,
no existe persona que le importe los sentimientos. Solo ven (quizás) una foto,
hacen un par de preguntas idiotas y creen haber encontrado a su alma gemela. Y
esta es la visión del amor que tienen.
Me duele mucho haber
terminado así. No tanto por mi trabajo; sino porque el mundo, de a poco, se
está quedando sin amor.
Jonatan
jony87@hotmail.com