Revista Viajero Nro. 138 - Marzo de 2019



El cambio

Los cambios pueden llegar a impactar mucho o poco, eso depende de como estemos acostumbrados a ver las cosas y las personas de una misma manera, y ahí nos damos cuenta del verdadero pensamiento de los demás. Si es positivo… te felicitan, te admiran, se enorgullecen. Y si es negativo… se burlan, te critican, te juzgan. Como también hay otros que simplemente se asombran por que creen que alguien no es capaz de romper y/o transformar un prototipo de alguna índole que nos muestra la sociedad para no sobrepasar límites y miedos que nos agobian.

David Steven Arias Buitrago








Migraña

Cuando ella aparece
opaca mi visión
y el mundo se oculta.
Las formas desaparecen
y todo tiembla cuando abro los ojos;
cuando intento ver,
mirar, enfocar.
Comienza pequeño, 
de izquierda a derecha,
de derecha a izquierda;
hasta cubrirlo todo.
Descompone y confunde:
solo con tranquilidad y paciencia
logro que no me conquiste,
no me destruya, no desespere.
Y cuando pasa ...
cuando la vista se aclara por fin
Duele, porque solo el dolor la aleja.

Marina Aguirre








Esa noche

Carmen y Julia, amigas de muchos años, los sábados por la noche se reunían en casa de Carmen, pero esa noche se irían a bailar, a pocas cuadras de su casa. Luego de cenar, se empezaron a arreglar, se maquillaron y se pusieron todo el brillo que encontraron encima  y se fueron al baile.
Al volver del baile, volvieron caminando, como se habían ido a la casa de Carmen, serían unas ocho cuadras. Al cruzar la plaza, las comenzaron a seguir unos cuatro o cinco perros callejeros, uno de ellos era tipo Lassie; y no parecía ser de la calle, estaba muy limpio, Carmen les dio un alfajor, un pedacito a cada uno de ellos, pensando que si las seguían hasta su casa se quedaría con el perrito más lindo. Hacía tiempo que estaba queriendo tener un perrito, pero el perrito que no se despegaba de su lado no era precisamente el que ella quería, al contrario, era el más feo. Así llegaron hasta la casa de Carmen, ella trató que la perrita que quería y ya la había bautizado Anuhya, (se dieron cuenta con Julia que era perrita) entrara a su casa, pero no se dio por aludida. Hasta que tuvo que ir tirándole pedacitos de carne, mientras Julia trataba de sacar al otro perrito que sí entró a su casa. Así de a poco, a medida que iba comiendo la carne se iba adentrando a la casa, hasta que lo consiguió. Anuhya entró y con Julia le acomodaron un lugarcito para que durmiera con ropa en desuso, para que estuviera calentita. Aunque no quedó muy conforme, iba y venía inquieta hasta que se durmió. 
A la mañana siguiente, Carmen le dio de comer, pero no hubo manera de que comiera nada, ni agua quiso tomar. Y la vio muy triste, queriendo irse a la calle. Entonces Carmen se conmovió, dejándola salir, viendo que ya no la podía obligar a que se quedara con ella. Anuhya salió a la vereda, Carmen pensaba que saldría corriendo, se equivocó porque se quedó sentadita en el escalón de la puerta de calle, así estuvo todo el día y Carmen le dejó comida y agua dejándola tranquila para que ella decidiera qué hacer.
Al anochecer Carmen la fue a ver por si quería entrar, sin hacerse mucha ilusión y muy asombrada la perrita le empezó a juguetear y entró a la casa. Carmen le volvió a acomodar un rinconcito con ropa en desuso, así estaría calentita para pasar la noche.      
Al otro día nuevamente no quiso comer y se desesperó para salir a la calle, la dejó salir quedándose nuevamente en la vereda, le dejó agua y comida pero no comió, a la noche nuevamente quiso entrar, al otro día nuevamente quiso salir a la calle, así estuvo varios días y ya se la veía debilitada. Carmen en todos esos días hizo hasta lo imposible para que se quedara, mimándola, hablándole, sin conseguir que se quedara, entonces ella no dejó que entrara esa noche y que se fuera pensando que si seguía así se podría morir por no comer, entonces Anuhya le golpeaba con sus patitas con mucha insistencia la puerta, hasta que Carmen le tuvo que abrir y desde entonces, no se fue más de la casa, se hizo hasta amiga de los gatitos y convirtiéndose en la más fiel compañera de Carmen y todas las tardes salían a caminar; Carmen y Anuhya, recorriendo el barrio.  

Marta María Nastaly








Una pequeña niña

Ella sufría sola
Nadie la entendía
Nunca pudo ser feliz la pobre niña

Sola lloraba, sola reía
Hasta que un día, todo lo perdía

Esa niña fue creciendo,
sola, nadie la veía, lloraba todo el día

Esa mujer eres ahora
Triste y solitaria
Anda detrás de los muros
¡Escucha gente gemir y gritar!

Esa mujer, no aguanta más
Su sufrir...
Un día, decidió dejar todo atrás,
Y una nueva vida comenzar... ¿Lo logrará?

Patricia Batiluschi








Sin título

En coautoria con María Silvia Telmo

Promesa de papel  amarillea
brisa de libertad desencadena
cabellos azafrán rabia del amor
su buena suerte echada en el aire.

La asalté de besos bajo nuestro cupesí
una primavera sin desdichas.
Que más puedo decir,
todas fueron disculpas de algún modo.

Salí a extraviar
tantos pájaros desde la pena.
Agonizaban las noches perdido
Y aquel gallo madrugó el eco de un ruido
que no cesa
una espina de pescado bajo un cielo del sur .
Tu rostro era luz de vida.
No hay quien lo niegue.
Naranjal que plantamos los días alumbró, 
su ácido sabor sobre las comisuras
su tierno interior y mi culpa,
cruceña, nieve del pecho
abismal lejanía.

El tiempo se congela. ¿Cómo aprendo a vivir?
Alguien que apenas existe me observa
mientras el río me moja junto a mis aparejos.
No me olvides parece decir

Allí viene. 
Otro de esos tanto peces 
solo se pausan en mis manos
como tu,
sobre los rosales de todos mis jardines.

Me detendré,
da gusto la broma que me haces 
al reflejarte sobre el agua.
No es tan fácil. Nada fácil
resolver mi humanidad.

Luciano Calzada








Sombras nada más

Dos cuerpos se confunden,
se entrelazan.
El hombre la lleva,
ella se deja llevar,
de fondo los compases del 2 x 4
y los pies de ambos dibujando
sobre el húmedo adoquín
los precisos movimientos del tango.
Las cuatro esquinas
son silenciosos testigos
de los soberbios bailarines,
fieles compañeros,
en cada giro, corte y quebrada,
son las estampas de los dos
que anuncian el final del día
proyectadas en ese muro
descascarado y nostálgico,
el de un Buenos Aires que se resiste al olvido.
Largas sombras en la tarde
enamoradas del viejo puerto,
del Riachuelo,
del puente oxidado
y las barcazas amarradas.
Los cien barrios se apagan
lentamente en un gris pétreo,
el Sol bosteza en el horizonte,
los danzantes y sus sombras
persisten en sus mágicos movimientos
hasta que se encienda
el último farol de la calle.
Los sonidos del bandoneón y el violín
se van perdiendo hasta confundirse
con las estridencias de la noche porteña.

Guillermo Manfredo
21 de Septiembre de 2013








Ángeles

Ella es un ángel que camina por las calles de Quilmes, Ángeles cree que pasa y no la ven, no es así sino todo lo contrario, es muy bella porque su belleza interior es inmensa y manifiesta la exterior, por cada paso que da deja huella.
Es una mujer especial, como el samaritano que se nombra en La Biblia, ayudó a una persona robada y golpeada, tuvo compasión de él y lo socorrió, (pero esta historia no es real sino parte de una parábola que contó Cristo, cuando le preguntaron,quién es mi prójimo?). Ella es la samaritana del siglo XXI, siempre atenta para apoyar, dar consuelo, ayudar al prójimo, aún estando enferma, le nace...es un don especial que tiene.
Dios le ha brindado un esposo increíble, que caminan juntos a la par, e hijas maravillosas, es una gran madre y una gran esposa, con Ezequiel han formado una bella familia.
Ya llegando a las cuatro décadas...es una mujer agradecida por un nuevo año de vida, un regalo de Dios.
Bettu mi amiga me contó como es Ángeles, ella no sabe lo valiosa que es, como una gran joya preciosa, un diamante que brilla, así es ella con su brillo, ilumina la vida de los que la rodean.
Bettu está muy feliz de haberla conocido, comparten charlas, risas, tristezas, alegrías, la vida misma.
Sería grandioso que ustedes en este derrotero de la vida, puedan conocer a Ángeles, una mujer con brillo propio y digna de admirar.

Ine
1-3-19