Revista Viajero Nro. 30 - Diciembre 2008



Pupila


Incesante      cambia          se agita
siempre          ve los mismos absurdos
    que se desplazan a la vida
           interrumpiendo su camino.


  Un manantial de risas
crudas                 a veces muertas
o        simplemente        dormidas
   bajo la belleza
             de su noche clara.


Incontables insectos de color
   pueblan su estancia
muchas veces en sombras grises
            que se parecen
   a las cavidades del tiempo.


Como un diamante
               del color de universo
encierra una galaxia psicológica
       bajo su manto

                de plata y cielo.

Agostina Ciccone
agostinaciccone@hotmail.com
alquimistadelversolibre.blogspot.com












Entonces ya no puede escribir
no puede ni quiere escribir,
asomar la cabeza a la tierra
con toda la timidez del último conejo
de la temporada
es una tarea para el hogar de los corajudos.
Ay! la tristeza es ese hueso de caracú
que se pela entero un día de invierno cualquiera
a las 6 PM
al ritmo engañoso de un hit de los 80, cueva adentro.
"Tomame con alfileres"

Lilian Bastó
liliandice.blogspot.com











Helio


Hace un tiempo que no te veo
y no te quiero esperar.
Mis sueños. Mis anhelos,
mi aurora...donde estas?

Recuerdo que hace un tiempo
te he visto pasar,
y con Helios tras de ti
encontré al fin la paz.

Pero ahora ya se fue
y no veo donde estás,
solo Nix me acompaña
y no me gusta su amistad.

Mi aurora te suplico
que pases una vez más,
esta vez te prometo
que te intentaré cuidar.

Titus












dEs ORdeN


ojos tus de detráS, 
manos mis habitaN
VACIAS y
desordenadas.
Anaqueles
inquietos: Borges,
Cortazar, Kafka o 
Señores X,
Antonin Artaud.
CRONOPIOS.
Hoy, la sangre?
No lo sé…
ya he ojeado
su río multiforme.

Juan Garibaldi












La guerra inesperada


Hola! Mi nombre es Germo y hoy les contaré una historia que no la creerán.

Yo iba a la guerra (mis ancestros lucharon al lado de guerreros aztecas), entrenábamos a diario. Un día nos llegó una carta de amenaza que decía que nos iban a atacar, no lo creímos… y uno o dos meses después, la carta era cierta… Nos atacaron rápidamente, agarramos las armas y nos defendimos. La guerra duró dos años enteros, mucha gente murió, hasta mi mejor amigo… tiraron una bomba, él la vio… yo no. Salió corriendo y me empujó, la bomba explotó… en fin, por lo menos murió salvando mi vida.

No hubo muchos sobrevivientes, yo soy uno de ellos. Bueno,  esa fue la historia, y visítenme para que les cuente otras. Chau.

Gerónimo Sánchez
8 años












                                      

Interrumpes tu descanso


Tras el desvelo inexorable de la noche,
las estrellas son testigo
del insomnio consolador de la inquietud.

Estremecidas tus manos heladas 
exclaman aquellas carencias varadas en el tiempo,
y surge una pausa… 

El pasado es presente en la metamorfosis de las horas,
el futuro inexistente es un enigma en el pensamiento que te agobia
y aun así, seguís pausado en tu desdén.

Y cúmulos de tu ignorancia
hacen humo la coherencia inconclusa en tu pensar.
Así el anhelo, la satisfacción y la ilusión
recorren los senderos sombríos de tu mirada perdida.

Es de madrugada,
tus manos no encalidecen la piel intacta.
No hay nubes, 
y las estrellas resplandecen a lo alto
La mañana sigue lejos 
y tu día pareciera nunca llegar.

Abrazado a tu almohada en silencio,
recreas lo que será de tus días 
Pero todo es la monotonía hecha verdad.
Tu pasado volvió para quedarse, 
y mientras que tu futuro se escapa de tus manos
las mismas, heladas, no dejan de tiritar.



Entre Navidad y Reyes


Alumbramiento en Belén
de la Sagrada humildad:
Dulzura, Amor, Esperanza…
¡Divina Natividad!

Comenzaba a germinar,
la semilla espiritual;
Bendita Virgen María…
¡Madre! ¡Cuanta bondad!.

Al paso de sus camellos,
de oriente partieron ya;
tres reyes y las campanas…
¡Repican en la Navidad!

Estrella cuan rutilante
señal del camino al “Lar”
guiando los reyes magos…
¡Gaspar, Melchor,  Baltasar!

Seis de enero en Nazareth,
portal, Mesías Hijo de Dios;
¡Albricias! la Profecía…
¡Loas, alabanzas!¡Por Jesús el Redentor!

Lorenzo Oscar Macho
(Sueño Azul)












Gota a gota cae del cielo
el cuadro más bello que jamás pude pintar.
Brotan de entre los grises 
brillantes verdes a deslumbrar.
Cae el agua pincel del cielo
a dejar su arte en cada rincón.
Pincel que acaricia las flores
y las hace protagonistas.
Renacen colores sonriendo vida.
me inspira el aroma al andar,
se elevan mis pies.
Transparentes caen del cielo
con promesas de color,
en su viaje hasta los suelos,
salpicando su esplendor.

Noelia S. Bozzo











Quiero perderme en tus ojos
y en ellos ver lo mismo que tu.
Quiero fundirme en tu cuerpo
y cuando estemos juntos 
sentir los mismo que tu.

Eres mi ángel, eres mi chica 
eres mi amor.
Lo que siempre he esperado
 de la palabra amor. 
Siento el silencio y escucho tu voz
quiero morir en tus ojos
sangrar por tu ausencia
mirarme al espejo y sentir que
a mi  lado estás

Detente mi amor no me gusta la soledad
soy feliz, pero me duele la felicidad
es un dolor muy lindo, 
no lo puedo explicar.
Siento mis lágrimas caer
pero mis mejillas están secas

No quiero sentir dolor
pero cuando tu no estás
ese dolor no me deja

Si el sol se apagara
desearía que estuvieras a mi lado
para que en cada parpadeo
ilumines mi vida.

Solo en la soledad de mi cuarto
veo la soledad de mi alma
solo cuando estás a mi lado
siento el poder de tu karma

Héctor












Milagrosa


Almas caminantes en un evidente estado de dolor extremo. No hace frío ni calor. La luz parece ser la de un sol naciente, la de un amanecer inconcluso. Es un lugar constante de luz y penumbra; me acerco a esas almas que caminan en círculos y les hablo, pero no parecen escucharme, caminan como poseídas de pensamientos desordenados.
   No pertenezco acá, pero acá estoy, estoy presenciando lo doloroso en su máxima expresión. El estado psicológico más angustiante al que es capaz de llegar el ser sufriente. Lo más bajo y angustiante de la psiquis humana tiene lugar en donde estoy.
   Camino en la semipenumbra alejándome de la presencia de esos seres. Miro atrás y no veo a nadie, estoy solo otra vez. Sigo caminando y a lo lejos veo una escena similar. Diferentes rostros pero el mismo sentimiento; caminantes en círculos vestidos de un blanco opaco, hombres y mujeres jóvenes, me pregunto: ¿por qué los jóvenes parecen ser los únicos capaces de suicidarse? Me pregunto también si es esto realmente lo que quiero, y no me respondo; una de las mujeres parece despertar de su aparente trance y me mira, me acerco a ella pero su mirada es de odio. Pretendió lastimarme con sus ojos y lo logró; me alejo de ella y cual visión milagrosa aparece ante mí su opuesto: Una de esas mujeres cuya mirada parece siempre tener como objeto el bienestar de aquellos a quienes está dirigida. Su sonrisa enmarcada en un pelo negro brillante, se aleja de mí rápidamente. La veo irse deseando que todo sea distinto, pero con la casi resignación de que toda presencia divina, sea en mi vida lejana.
   No pertenezco acá, pero temo profundamente que poco me falte para no ser a este lugar extraño.

Martín X












Para los niños


¿A dónde está mi mundo mágico? yo sé que lo dejé por aquí ¿se habrá perdido para siempre? aun lo siento muy presente. Igualmente voy buscando, por arriba, por debajo. A medida que recorro este mundo, con distintas cosas me voy cruzando. 
Está este búho con cara de espanto, lo miro con miedo y se va volando. Está este perro que sigue cada movimiento que hago, es una sombra, no me ayuda a encontrarlo. Hay una rata que cuchichea por lo bajo, me acerco a ver que está tramando, me muerde un dedo se ve que me acerqué demasiado.
En este pequeño zoológico estoy perdido, no se como llegué, ni cuando.
El león parece saber algo, pero no me atrevo y sigo buscando. Miro al pasto, una vaquita de San Antonio está nadando, quiero acercarme pero solo la aplasto. 
Al final decido sentarme en una roca, estoy llorando, las lágrimas brotan, me estoy ahogando. Me dejo llevar al fondo donde hay una luz que está flotando, se acerca, me envuelve y me voy dejando. Es mi mundo, mi tonta luz, ese mundo mágico que lo es todo para mí. 

Leandro Szilvay

Revista Viajero Nro. 29 - Noviembre 2008


Suelo dormir con los ojos abiertos,
mirando alerta las cosas que sueño.
Muda y quieta, veo, huelo, respiro.

Hacia dentro me llevo los aromas,
me trago los colores vivos,
y me confundo, me mezclo.

Algo hay de mi que transforma el cielo
de cada hoja seca y amarilla, sin caerse.
Algo hay de mi que traspasa el contorno
sin detener su péndulo, no se da cuenta

Algo hay de mi, más allá de las gotas en la tierra,
que no la pisa ni deja mi huella.
Algo hay de mi, que sueña en poemas

Suave, apenas se oye, apenas dice;
apenas mi alma se posa.
Despierto y me duermo:
apenas sueño.

Liliana Reineri














Acento que denota lágrimas
de una infancia de papel,
soldadito de tierra
que perdió su corcel.
Recuerdos tangibles
que le impidieron correr.
Corazón que pertenece a las calles,
niño de trapo, no encuentra su fe.
Marginal del destino

obligado a crecer.

Noelia S. Bozzo
noeliabozzo@hotmail.com













Ensayo: La belleza y la nada


El artista francés Marcel Duchamp principalmente dadaísta, esto es, una suerte de ángel exterminador- expuso a principios del siglo XX un arbitrario o caprichoso o irreverente o insultante mingitorio. Sí, un urinario. Esta acción formaba parte del concepto  ready-made, que consiste en la elección de un objeto ordinario para elevarlo a categoría de obra de arte.  
Muchos creyeron atestiguar allí la muerte de la belleza si es que el arte, único médium para crearla, ya no la servía ni veneraba. Lo mismo ocurrió con André Bretón, fundador del surrealismo, que en la misma época fue capaz de promover como hecho estético salir a descargar una ametralladora en la vía pública o con uno de los mentores del futurismo que hallaba la trascendencia de lo bello en una autopista rayada por veloces automóviles. 
En retrospectiva, esa interpretación parece ingenua. Lo que Duchamp nos quiso mostrar tal vez, o más bien denunciar, no es la muerte de la belleza sino su ubicuidad, su  inquebrantable omnipresencia en esa construcción incesante, casi compulsiva, de las manos humanas. Sí, hasta un mingitorio es bello. Si lo observamos bien, su forma de divinas proporciones ha de merecer el rótulo de armónica y participar indudablemente de esa macro-armonía llamada bien o mal Cosmos. También una cuchara es bella, la guarda labrada de un mueble, un teléfono celular, el gesto entre cortés y ácido que en este momento me hace la vecina, una planilla tabulada llena cifras.    
Muchos celebrarán o no el contenido de esta interpretación, de acuerdo a su vez de cómo se la interprete. Pero el que se dirige a ustedes piensa que si la belleza está en todos lados como una plaga, que si cuando dejamos tres vasos de vino sobre la mesa los hallaremos luego inexorablemente alineados si la cantidad de vasos es mayor, esto puede fallar-, que si en la selección de personal de una agencia de publicidad de estos días, Leonardo Da Vinci hubiera quedado afuera, descartado por falta de creatividad y feo aspecto, que si nos desesperamos por que el cirujano plástico nos transforme en algo que ni el renacentista Vitruvio hubiera ambicionado, que si hasta el concepto político de la democracia tiene su razón de ser en la regla estética de la variedad en la unidad ¿dónde está la razón de nuestra dicha si es que la ubicuidad de la belleza es la cárcel del hombre? Y más aún: ¿Cómo decirlo sin caer en ella, sin ser bello al decirlo? ¿cómo escaparle sin temer la corrupción del alma? Se comprende: la belleza tiene su función, es una brújula que tranquiliza al hombre en la noche verde. Como buen Zoon aesthetico, al hombre le place clavarlo todo sobre ritmos, pensar que los zorzales son grandes cantores cuando tan sólo llenan desprolijamente el aire de comas y puntos, exclamar que la nubecilla de frescor que nimban los jazmines es un excelso perfume. 
Pero no se comprende porqué nos arrastramos hacia la belleza como si no hubiera un más allá, como si no pudiéramos ser más que su propina moral, como si el arte en la ubicuidad de la belleza no actuara al fin como la finalidad sin fin, la ganzúa que acomete, entre dos simetrías, la nada.    
Entonces hay una esperanza: ese más allá de la belleza (una pista: no es la esencia, ni el desamor ni es espectacular) puede develarlo y conquistarlo todo lector y todo escritor en una convergencia desinteresada y, por ende, casual y torpe. Imposible, como la que tal vez se haya producido ahora entre nosotros. 

Gastón G. Córdova













Quiero decir tu nombre
y me sale te quiero.
Quiero perderme en el silencio
con tu imagen pagada en el techo.

Quiero decir lo mucho
que me duele el tiempo.
Cuantas veces no estas,
y a mi lado te siento

Oh paloma mensajera,
que por los cilos vuelas:
lleva mi corazón al lugar
donde, con amor ella lo vea.

Cuantas noches en soledad,
por no tenerte muero.
Quiero decir tu nombre...

y me sale te quiero.

Héctor











5 de noviembre de 1995 

A mi esposa Valeria

5 estrellas contemplaban
y la complicidad tenía
de saber que aquella noche
algo muy importante pasaría.
11 nubes que pasaban
al ver lo que acontecía
no pudieron contener
la emoción de ese día.
95 ángeles del cielo
se juntaron sin perder tiempo
unidos por el amor absoluto
de saber lo que es cuento.
Ya habían pasado las doce
y se notaba de lejos
Que la señal llegaría
cual si fuera un nacimiento.
La luna, ha la luna!
con su resplandor iluminaba la noche
ponía su toque de magia
y su calor como broche.
Dios fuente de amor e inspiración
con su enorme simplicidad y nobleza
sabedor de lo que es justo
para cada uno en la tierra,
juez poderoso de la eterna naturaleza
nos empujo con su mano
que llega a quien quiera verla
a dárnoslo por completo,
a sacar todo el amor
que cada uno lleva en vena
y que esperaba este momento
la primavera sagrada, para poder
proyectarlo sin límite de tiempo
Y hoy a 3 años de aquel
bellísimo acontecimiento
mi corazón estalla de gozo
de saber que sos vos
la mujer de todos mis sueños
con la que quiero vivir tanto en la tierra como en el cielo!!!

Te amo hoy más que ayer y te amaré por los siglos de los siglos amen!!!

Gustavo Sánchez












Xanadú

(Continuación de Edición anterior)

Veo a Xana poner en el camino de viajeros sedientos fuentes de agua de grandes propiedades restauradoras; se la ve satisfecha ayudando, parece ser una mujer feliz, no tiene en la mirada el dolor característico de quienes se dedican a ayudar a otros.
   Mi visión empieza a viajar a alta velocidad sobre el mar; una vez en tierra firme veo al mundo en una etapa prehistórica. Mi visión vuelve a detenerse en un siglo diferente; después de haber viajado a través del espacio y visto diferentes tiempos, entendí que el tiempo no existe, solo existe diferente espacio.
   Vuelvo al desierto y siento que por última vez me encuentro en este estado de conciencia.
   Me vienen a la mente las palabras inspiradas por aquello que más necesité y no pude tener.

                                     Sos indolencia lastimante;...
                                     Visión inspirante nunca alcanzable.

                                     Tu presencia lejana jamás superable,
                                     Hizo a mis días sufrientes más insoportables.

   Lo inalcanzable fue siempre para mi todo lo que quise, es por eso que habiendo sido mi vida un espacio lleno de ausencias, no lamento abandonarla.
   Camino unos segundos más y caigo inconsciente en las arenas; abro los ojos y estoy en Xanadú.
   Una fuente se encuentra a varios metros de mí. Me levanto haciendo uso de la poca fuerza que me queda, extiendo mis brazos para servirme de un poco de agua y tras tomarla me siento completamente reestablecido.
   Me adentro en la ciudad iluminada por una amanecer naciente y paso junto a varias fuentes; el hecho de que en ellas no se encontrara aquella a la que busco, no me desanima. Estoy tranquilo porque estoy seguro de que el estado de conciencia en que todo lo que quiero me es inaccesible, está en el pasado.
   Atravieso las calles de agradable empedrado, escucho el sonido de las hojas de los árboles agitadas por el viento, veo en una esquina a lo lejos las olas de un mar transparente romperse con gran estrépito; dirijo mi vista al cielo y noto que el mismo está cubierto de estrellas mucho más brillantes y numerosas que las que vi en toda mi vida.
   Veo a una joven vestida de blanco sentada sobre una piedra en el borde de una fuente; me acerco a ella y estando ella de espaldas, la toco en el hombro, ella se da vuelta, me sonríe, y yo le digo:
   -Hola, Xana.

Martín X













El árbol y la suricata


En las grandes praderas africanas, habitaba un gran árbol. Les ofrecía sombra a muchos animales de la selva, hasta al Rey; El león
Escucho tantas historias, que no sabia cual contar a los recién llegados. Que buscaban sombra bajos sus ramas.
Una de ellas es tan tierna, que quizás te emociones.
Una tarde calurosa en las praderas, una pequeña suricata se perdio de su clan, porque ellas viven en clanes y no manadas.
Busco refugio debajo de la sombra de aquel árbol. Con sed y cansancio se quedo recostada sobre sus raíces.
El árbol al verla le pregunto.
--¿Te has perdido de tu clan?
Ella asombrada busco quien le hizo esa pregunta. Miro para arriba, hacia abajo, a un costado, desconcertada no vio ningún animal.
--¿Pero quien era el que le habla?-se preguntaba.
--El que te habla soy yo, el que te da sombra y refugio. dijo el árbol.
Mirando entonces hacia el árbol dijo.
--¿No es que los árboles no hablan?. dijo la suricata.
--¿Y es que los animales tampoco hablan?. dijo el árbol.
Ambos rieron, pues en la selva todos se entienden..
--¿Pero que haces sola por estos lugares?. dijo el árbol.
--Me perdí, buscaba alimento para mis amigas y me perdí. dijo la suricata.
--Bueno no te preocupes, ya encontraras el camino de regreso.
--¿Pero como?, además cuando una de nosotras se pierde y regresa, el clan no la reconoce.
--¿Cómo?dijo el árbol.
--Así son nuestras costumbres. dijo la suricata.
Entonces el árbol comenzó a pensar como podía ayudar a la suricata. Y que sea aceptada nuevamente por su clan.
Mientras tanto ella lloraba por no saber volver y encontrar otra vez a sus amigas.
--No llores. dijo el árbol.
--Pero como no quieres que llore, si encuentro el camino de regreso a mi casa. Ellas no me recibirán.
--Espera, mira hacia tu interior, antes de ser tan derrotista. dijo el árbol.
Entonces la suricata empezó a recordar los buenos momentos junto al clan, cuando habían nacido sus crías. Eran tan pequeñas que no podían caminar.
Ella les enseño a desenvolverse solas, a buscar comida. Acompañándolas siempre, para que no sean presa de ningún predador.
Las miraba jugar a las escondidas, mientras custodiaba la cueva, hasta que su reemplazo llegaba. Entonces iba con ellas a terminar de jugar.
Se dio cuenta de lo mucho que debía recuperar. No importaba si era aceptada nuevamente.
--¿Entonces, que descubriste suricata?dijo el árbol.
--Me di cuenta que debo regresar, no importa el recibimiento que tenga. Debo volver.
--Yo te diré el camino que deberás tomar para ir a tu casa. dijo el.
--Gracias noble árbol, le respondió.
--Si pero antes de marcharte bebe un poco de agua que se encuentra entre mis raíces y descansa. Mañana podrás emprender el regreso. dijo el árbol.
Entonces la suricata siguiendo los consejos del árbol, bebió y se quedo dormida. Soñando con su familia.
A la mañana siguiente, al despertar, vio que a su alrededor había mucho alimento.
--Acá tienes, para que le lleves a tu familiar. dijo el árbol.
--Gracias, no se como agradecer tu amabilidad. dijo ella.
Así fue como la suricata tomo los frutos del árbol y emprendió el camino de regreso a su casa.
Después de tanto andar, divisó a lo lejos la entrada a su cueva. Que alegre se sentía.
Emocionada apuro el paso y cual fue su sorpresa al ver a todo su clan   la estaban esperando, con cara de preocupación.
--¿Dónde estabas?dijeron.
--Me perdí cuando fui a buscar comida. dijo la suricata.
--Bueno, lo importantes que estés nuevamente con nosotras. dijeron.
--Miren cuanto alimento traje, me lo dio un árbol que me enseño en camino de regreso dijo ella.
--No importa si traías comida. Lo importante es que tu estas acá, de regreso. Estábamos muy preocupadas por ti. dijeron.
--Pero han roto las leyes del clan, la cual mencionaba que cuando una de nosotras se perdía, no era admitida nuevamente. dijo la suricata.
--Es verdad así dicen nuestras leyes, pero nosotras no las aplicamos. Cada uno de nuestro clan es valioso. dijeron.
Entonces el viento de las praderas llevo la charla hasta las hojas del árbol. Y escucho que se pueden cambiar algunas leyes, como lo hicieron las suricatas.
A veces hay que cambiar ciertas reglas, ciertas leyes, para no perder lo más importante de nuestras vidas, como un amigo, un ser querido, un hijo.
Entonces el árbol, ahora tiene otra historia que contar al próximo viajero que se pierda en las praderas Africanas.

Corazón de Dragona  
26-10-2006

Revista Viajero N° 28 - Octubre 2008



La cama


A ti cama mía voy a escribirte
con alegría;
porque cobijaste mi niñez y cubriste
de sueños mi adolescencia.
Quién colérico de alegría no ha
saltado sobre ti.
Quién alguna vez no te deseo más que a nada
en el mundo.
Porque cada mañana sufro cuando
te tengo que dejar... hasta he
Llegado a pensar que te amo.
Porque siempre que estoy con vos,
quiero quedarme un ratito más.
Me abrazo a la almohada y me
cuesta despegar.
Cuántas veces he llorado contigo;
cuántas veces has escuchado mis penas,
mis alegrías.
Oh cama mía, cama de todos los días,
de mi niñez, de mi adolescencia, de mi
madurez. Madre de todo descanso.
Podré distanciarme del mundo, pero
nunca de ti, porque en ti pienso
En mi asedio cotidiano.
Oh cama mía, cuántas veces hice
el amor sobre ti, con dulzura y
placer.
Oh cama mía, si algo no puedo
hacer sobre ti, no vale la pena
hacerlo.
A ti te escribo con veneración;
como un niño adora a su juguete,
como yo a las rosas y los jazmines.
Porque en tu mundo pasa todo, en
tu mundo se resuelve todo.
Cama de todos los días, de aquellas
tardes de estíos o aquellas noches
Invernales.
Este es mi reconocimiento a tan
delicado material que muchas veces
la comparo con el calor del hogar.
Oh cama mía, si algo no puedo hacer
sobre ti, no vale la pena hacerlo.

Héctor


















Renacer


Con una mueca sutil
la luna me hacía un guiño
mas en mi mente febril,
hacía gala el desaliño.

Las estrellas cual diamantes
se descolgaban del cielo
y mis lágrimas brillantes,
rodaban lentas al suelo.

Ya la noche se pasaba
ella lucía su belleza
yo más sola me quedaba,
toda empapada en tristeza.

De pronto la claridad
comenzó a aparecer
y noté la realidad,
del nuevo día nacer.

Salió el sol todo de fuego
y me inundó con su luz
pedí perdón en un ruego,
y me olvidé de mi cruz.

Marga Margione

















Porqué no


Quién me inspira y cómo son las cosas,
en este circuito desilusionado de mares.
El cómo se hace amigo porque sí;
la lluvia va al cielo porque también.

El solo en su quietud contamina relámpagos;
fuego que imita la fuerza y lo frágil.
Ahora que añora mañana,
mañana intentando ayer.

Con estas música que sentencia
cráteres de tristeza:
el porqué no requiere respuestas,
el cómo despierta fantasías.

Y la unión es ficción
de esmeralda violeta y cartón.
Esto que jugando soñó y cuenta
lo que nunca se sueña de noche.

Un verso lleno de pasión dormida,
un barco a la deriva en el desierto,
una palabra dicha bajo el agua,
y la pluma incesante ávida de besos.

El escritor renovando el quién,
el cómo muriendo de amor,
y el porqué
                porque sí.

Jonatan
















Tango


Tango ausente,
de pupilas que saben
a despedida:
rojas manos acarician
la aurora
vestida de pájaros,
suponiendo que vendrá
la cárcel con sus huesos
dispares a tronar.

Juan Garibaldi


















En un solo beso...


Haciendo danzar mi corazón
te involucras en mi vida,
sin razón de ser.
Como un viajero
Heces que mi mente y mi alma
vuele junto a ti.
Animándome a ceder
a mis tributos de mujer,
encendiendo esa llama
que se alumbra y se opaca.
Invadiéndome, de un frío intenso
que corre...
Por la desnudez de mi cuerpo,
fluyendo en mi sangre
el deseo eterno de amarte.
En cada beso,
de un hasta mañana, dejas en mi...

Angelross
Alba Rosa Retondo
















Xanadú


(Continuación de Edición anterior)

   Me arrastro lastimosamente y consigo con dificultad levantarme. Camino algunos metros y caigo de nuevo.
   Por momentos estoy ciego. Tengo los ojos abiertos y no veo absolutamente nada, los cierro y mi vista se sumerge en un lugar llamado tártaro. No hay acá suplicios físicos aplicados a nadie, hay en cambio un estado de angustia extremo más que evidente en las almas que caminan en un aparente estado de trance.
   No pertenezco ahí. Mi castigo no está en el tártaro ni en el desierto, sino en la vida profundamente dolorosa de la que escapé; me adentré en la soledad del desierto buscando salir de lo insoportable de una vida a la que ni siquiera pedí. Una vida en la que la felicidad estuvo siempre ausente. Una vida cuya aura siempre fue desagradable, ya que las personas a las que intenté acercarme se alejaron de mí sin siquiera darme la oportunidad de darme a conocer; es por eso que busqué la nada de la inexistencia y posteriormente el lugar y alma femenina de mis sueños en otro estado de conciencia, ya que lo que se conoce como realidad, nunca fue para mí otra cosa más que un castigo constante.
   Desde el suelo y en la semipenumbra de un naciente anochecer, siento que muero. Una mano perteneciente a una pálida mujer acaricia mi rostro.
   -me llamo Freya; yo te ayudé a llegar hasta acá trayéndote el alivio de las lluvias a las que consideraste culpables de un sufrimiento mayor, pero no lo hice para hacerte sufrir, te ayudé a sobrevivir para que puedas llegar a Xanadú y estar con Xana; si morís antes de alcanzar el estado de conciencia en que se encuentra, no vas a verla más.
   La contemplé con la mayor admiración de la que soy capaz. La miré en silencio durante varios segundos antes de tomar su mano, llevarla a mi rostro y empezar a llorar. Ella volvió a acariciarme y pude sentir lo más profundo de su alma en sus compasivas manos; ella se arrodilló detrás de mí y tras haberme tomado en sus brazos, me alimentó e hidrató. Posteriormente se levanto y me dijo:
   -ahora tengo que irme, tenés que seguir solo; pero no te preocupes, no estás lejos de Xanadú.
   Debido a lo lastimoso de mi estado y a la conmoción de su presencia, me costó hablar, pero llegué a decir:
   -Freya, gracias por venir.
   Ella me sonrió y su imagen se desvaneció ante mí.
   No sé cuando haya empezado este viaje ni cuando vaya a terminar, pero sé que el dolor es algo a lo que acepto sin mayores problemas si después de sufrirlo una diosa se cruza en mi senda.
   Vuelvo a entrar en un estado de conciencia alucinante.
   Varias mujeres con serpientes en lugar de cabellos se presentan ante mí. Sé que se llaman erinnias; traen a mi conciencia todo el sufrir despiadado que viviendo causé. Veo a toda la vida microscópica que con mi simple existencia destruí pasar ante mis ojos; me siento culpable, el remordimiento me invade. Entienden mi sentimiento de culpa y se van.
   Mi conciencia se aleja del mundo; veo múltiples obras de arte cuyas dimensiones son enormes situadas en una luna de júpiter. Veo también las extrañas formas de los habitantes de dicho planeta solo existentes en un pasado lejano; escucho sus expresiones de amor, odio, compasión y crueldad presentes aparentemente en toda conciencia.
   De vuelta en la tierra tengo acceso a las escrituras etruscas cuyos significados me son comprensibles; la escritura fonética fenicia es muy limitada en relación con la etrusca, ya que esta es capaz de hacer experimentar a quien la lea los sentimientos que se encuentran en ella registrados; Esa complejidad fue su ruina debido a que nadie podía leer los acontecimientos cruentos en ella contados, sin sufrir un gran daño psicológico.
   Mi conciencia vuelve al océano; veo a un grupo de deidades de las aguas en plena acción, se llaman nereidas. Su parte inferior es de pez solamente cuando están en el agua, fuera de la misma su anatomía es de mujer; estas deidades marinas son cazadoras. Se convierten en hermosas mujeres para así atraer a los hombres hasta la orilla del océano, una vez ahí, los arrastran al agua y los sumergen hasta el fondo de la misma en donde se alimentan de ellos después de haberlos matado con sus muy afilados dientes y uñas.
   Veo sangrientos ritos realizados por celtas y eslavos; entiendo mejor que nunca el hecho de que la religión saca lo peor de todos.
   Veo a Freya buscar a su amor por lejanos países; la veo sola y triste, siento pena por ella y me doy cuenta de que su incapacidad de ser feliz, la llevó a buscar la felicidad de los demás.

Continuará...

Martín X

Revista Viajero Nro. 27 - Agosto 2008




Las hojas


Las hojas caían
en forma de lluvia,
el sol las miraba
desde su altar.
Los niños corrían
hacia su encuentro,
felices de verlas volar

Las hojas seguían volando,
siempre hacia otro lugar.
La gente asombrada pregunta…
¿A dónde irán?

Ellas no tienen voz,
pero sí un suspirar,
responden con una guiñada
y se van velozmente hacia otro lugar.

Lugar ajeno sin previa tregua,
lugar muy lejos quizás irán.
Yo no se cuando, pero presiento,
que algún día volverán.

Jessy












El Jinete sin cabeza


Había una vez un hombre llamado Tom Soller… Era maestro de todo... de música. El daba clases en el pueblo de Aberdin. 
Un día había un baile… lo invitaron… ¡él no tenía pareja!... 
Estaba decidido a bailar con la chica mas hermosa del pueblo… que ya tenía pareja: Javier. Este lo retó a que cruzara el bosque… le presto su caballo… Tom fue; entró al bosque. Cuando iba a cruzar escuchó un ruido de caballo… pero no era el suyo. Fue más adentro del bosque, y sí… se lo encontró… El Jinete sin cabeza… 
Tom trató de escapar pero no pudo… Desde ese día nadie lo volvió a ver… 
solo a la entrada del bosque… se ve la gorra…

Jerónimo Sanchez
8 años












Xanadú

Camino por el desierto sufriendo el tormento del clima y la sed, empujado por las imágenes divinas que abundan en mi mente, arrastrado por las ganas de alcanzar un oasis y salir de la constante frustración del llegar a la cima de una duna, solo para encontrar que al bajar cual círculo interminable, se encuentra ante mi otra similar.
  El día se vuelve noche y el calor extenuante, frío que congela hasta los pensamientos. Camino lentamente sin olvidar que es mejor la crueldad del desierto que la del suburbio; cierro los ojos unos segundos y el calor vuelve a presentarse. Es de día otra vez; ya perdí toda noción del tiempo, ya no sé si un segundo dure lo que un día o viceversa.
   Venís a mi mente, visión milagrosa. Puedo verte pero no alcanzarte; tu imagen amable y sacrosanta se presenta ante mí como una triste metáfora de un oasis siempre lejano; tal vez el oasis no exista más que en mi imaginación, o tal vez sea yo producto de la suya; quizás ella crea que hay cosas que le son desconocidas, es posible que yo me encuentre entre ellas. Es probable que yo solo viva en lo desconocido de su mente, pero intento salir de ella antes de morir.
   Una tormenta de arena me lleva a cerrar los ojos. El viento es fuerte y el deseo de morir está más presente que nunca en mi; cuando entre lo inalcanzable de la vida parece estar la propia muerte, la existencia es un castigo cruel, una súplica constante de compasión a una naturaleza despiadada.
   La tormenta pasó y sigo rumbo a ninguna parte.
   Creo en la inutilidad de toda acción. Siento que mi vida es como la idea taoísta del barco al que uno cree dirigir, cuando en realidad el océano puede a uno destruirlo cuando quiera, por lo que me pregunto: ¿Qué me hace seguir? La respuesta es: el instinto el instinto de conservación me hace seguir adelante y crea en mi, alucinaciones incontrolables en las que veo lo que necesito; sin embargo sé que todo espejismo es inalcanzable. No importa cuanto trate de acercarme, siempre está lejos de mí.
   La lluvia se presenta y me hace sobrevivir, pero en vez de salvarme hace que mi sufrimiento sea más largo.
   Si todo tiene un lado opuesto, para que uno sea feliz, otro tiene que sufrir, por lo que creo que este largo camino de miseria, permite que otro atraviese una senda de riquezas y amores.
   Camino un poco más y me desvanezco. Abro los ojos y trato de levantarme, veo a lo lejos a Xanadú. Vuelvo a desvanecerme y al abrir de nuevo los ojos estoy de vuelta en el desierto. Los vuelvo a cerrar esperando soñar otra vez con ese lugar.
   Sé que Xanadú es solo un sueño, pero tal vez al morir en ese estado de conciencia, el mismo pase a ser real. Abro los ojos y estoy en la ciudad mitológica.
   Camino por una estrecha calle rodeada de casas de agradable aspecto. Hay un silencio reinante solo interrumpido por el rumor del viento chocando contra la vegetación circundante; veo a mujeres cuyas miradas no son de odio pasar a mi lado. Sigo caminando hasta llegar a una fuente de agua cristalina; una mujer joven está sentada sobre una piedra, le digo:
   -Hola.
   -Hola.-me responde sonriendo.
   -¿Cómo te llamás?
   -Xana.-me contesta.
   La miro bien y noto que es hermosa. Trato de distinguir el color de su piel y pelo, pero no lo consigo; al parecer el color pierde sentido en este lugar. La sigo mirando sin decirle nada y ella me pregunta:
   -¿Por qué me miras así?
   -Estoy admirándote.-le respondo.
   Ella me da un beso y me abraza. Estoy sentado junto a ella y acaricio su rostro mientras le digo:
   -vos no me odiás.
   -¿Por qué habría de odiarte?
   -Las mujeres me odian.
   -Yo no te odio.-me dijo con verdadera preocupación en su expresión.
   -Pero eso es porque no existís.
   Me miró en silencio varios segundos antes de preguntarme:
   -¿Por qué dices que no existo?
   No contesté por varios segundos.
   Leí sobre vos. Sos una ninfa, una diosa mitológica de las aguas; existís solo en la imaginación, cuando despierte no te voy a ver más... decime que me equivoco.
   Ella no contestó inmediatamente.
   -Este estado de conciencia es tan real como cualquier otro... yo existo, y estoy contigo ahora.
   Ella me besa y siento que me desvanezco. Un poco por el efecto emocionante de su proximidad, pero sobretodo porque se me acaba el tiempo en este lugar; alcanzo a decir:
   - Chau, Xana.
   Ella me saluda con la mano y yo me despierto de nuevo sobre las arenas.
   Me levanto con la dificultad propia de a quien una travesía semejante ha castigado, pero con la imagen agradable de aquella diosa en la mente que me hace querer seguir adelante intentando alcanzar un sueño similar.
   Yo no te olvido, Xana. Se que estás en alguna parte esperando a otro viajero sufriente para reanimarlo con tus virtudes, ya que esa es tu naturaleza.
   Sigo adelante pensando en que cuanto más sufra, más posibilidades voy a tener de volver a verla; Ahora no acepto el dolor con resignación, lo ansío profundamente, deseo que el mismo invada todo espacio de mi alma.
   Las dunas son cada vez más altas. Camino lentamente y a cada paso me siento morir; una modesta provisión de agua me da energía para continuar. Al igual que la lluvia que una vez me hizo seguir, esta agua hace a mi sufrimiento más largo, pero el dolor se hace más soportable esta vez sabiendo que tras mucho sufrir, voy a estar con aquella a la que encontré sin buscar.
   Caigo al suelo y las imágenes de Xanadú se amontonan en mi mente: en las calles puede verse la coexistencia de lo salvaje con lo civilizado. Árboles por todas partes cubriendo con sus ramas la parte superior de todas las casas. El agua está presente en cada esquina con su infaltable fuente. Hay pasajes subterráneos que llevan a también subterráneos pueblos; no hay una gran riqueza individual por parte de las personas, pero si hay una opulencia colectiva, ya que hay todo tipo de establecimientos comúnmente pagos en el estado de conciencia ordinario, accesibles gratuitamente a todos. No hay autoridades ni leyes morales. No hay tampoco formas de vida microscópicas imposibles de no destruir; el castigo por causar dolor innecesariamente, es la vuelta a la llamada realidad.
   Este es el sueño de los miserables, el lugar al que se llega tras haber perdido toda esperanza y gana de vivir, el lugar situado más allá de todo sufrir.
   Desde el suelo y en un estado de semi inconsciencia escucho a mi deidad decir:

   -¡Te estás acercando!

Continuará...

Martín X












Guerrero de luz...


Guerrero de luz...
Como el vuelo de un pájaro creaste,
te convertiste en un mago,
hechicero de tus manos,
en un tiempo de sombra...
En una imagen, te asomas 
y me cuentas en tu resonar,
anunciándote a mi paso...
Como un ángel en tus melodías nacen,
emblemas de amor.
En una comunión 
me conviertes en lo que soy.
Pacificando y endulzando el amor,
ese amor celestino de mis letras,
que solo fluyen,
cuando suavizas e iluminas todas mis tristezas...
En un arcano de mi vida,
melodioso llegaste para despojar
y devolverme las ansias de vivir.
Interprete de mi corazón,
a Dios, doy gracias,
gracias ,porque existes!!!

Angelross
Alba Rosa Retondo












Reflexiones para locos


¿De que hablar?
Del muro de labios que me espera.
De la condena suelta en mi taller de esquizofrenias.  
De la dictadura del güisqui. 
De la abstinencia escondida en el armario.
Del suicidio impreso en la garganta de un maniquí.
Del cuerpo inquieto en su sexualidad. 
De la lepra poética que me integró.
De los mingitorios absueltos.
Del aliento de los estrangulados.

Revista Viajero Nro. 26 - Julio 2008



Nacimiento


Porque fui miembro del coro de insepultos.
Porque me enredé en la mano de una caricia
y, sin autorización, caminé por el altar de los cobardes.
Porque mi alma se astillaba de dolor,
mientras llovían corazones alados del norte.
Porque seguí en pie, al borde de la paloma azul,
que es el abismo de los que callan su extravío.
Porque combatí la sombra con luces apagadas,
y, soportando la baba oscura del reloj,
descubrí el fósforo mudo en tu mirada.
Porque existes en el verso abierto,
desde que mi sed te vistió de nacimiento. 

A mi Esposo


Es mi primer aire que respiro.
Es el motor de mis más débiles esperanzas.
Es la luz que da vida a cada latido.
Es la inmensidad que llena cada espacio frío.

Es la dulzura mas divertida de la cocina.
Es la alegría mas dulce de cada día.
Es la pureza apasionada por el amor.
Es la riqueza que agradezco y valoro haber recibido.

Es agua que se entromete a lavar lo pesimista.
Es color de mis mañanas pintadas con su sonrisa.
Es música en mis desvelos y en mis mañanas.
Es silencio y humildad en las heridas.

Es calor al amanecer y al anochecer.
Es entereza al luchar y al crecer.
Es sabor a cielo al hablar de amor.
Es amor divino el que inspira su voz.

Vamos a Parir


vamos a parir
vamos a parir
vamos a parís
en busca de cigüenas, enormes, blancas
vamos a parir vamos a parir como se debe
que para eso nos pusieron sangre en las bombachas
vamos a partir vamos a partir
hacia la orbe donde seremos mujer
vamos a parir
todas a la vez
llenamos el mundo de gorditos rechonchos
de ojos gorditos y rechonchos para que miren
para que vean las maravillas del mundo
cada vez más lindo
vamos, nena, a parir
que para eso estamos
nada de tour eiffel ni de montmartre
lo que yo busco es un gordo bebé
para poder ser
me voy a parís

Puerta Cerrada


Cuando escuchó la sirena Julia lo supuso. Otra niña violada. Otra vez había pasado. Tres violaciones, esto no tenía fin. Hacía 10 años de la primera, por ella tuvo una condena de 5 años. Salió en libertad. Pocos años -pensó Julia- el tratamiento psicológico lo hubiera ayudado pero él no lo quiso terminar, quizás hubiese sido efectivo.
La segunda violación 3 años de cárcel. ¿Cómo es posible? se preguntó- Y ahora las sirenas policiales la enloquecían. Qué había hecho mal- se auto reclamaba- Seguro vendrá en busca de cobijo, llorará su arrepentimiento, después amenazará con el suicidio y por último intentará convencerme para que le dé una coartada. No está bien, nunca lo estuvo. Esto no puede seguir así, debe tener fin, las niñas no tienen la culpa de sus drogas, de su propia niñez, ni de mí.

Tal como supuso esa noche llegó cansado, llorando, a pedirle algunos pesos. Julia lo abrazó como sólo ella podía hacerlo. Le preparó un café con leche, hasta medialunas había comprado para él esa tarde. 
Carlitos se extrañó del recibimiento, por lo general siempre había reproches. Tomó la taza, estaba caliente. Prendió el televisor, mientras ella traía las medialunas. 
Julia abrió un cajón de la alacena, se dio vuelta, lo miró con lágrimas y disparó. Cayó muerto, cinco disparos efectivos terminaron con su vida. Se arrodilló para besarlo y en voz muy baja le dijo: Hay cosas que una madre debe arreglar con sus hijos a puerta cerrada. Respiró hondo y apoyó el revólver en su sien.

Al día siguiente los noticieros anunciaban que el violador se había entregado en una localidad cercana.

Elisabet Cincotta
Primer premio de cuentos brevísimo verano 2008
Grupo literario almafuerte
Berazategui











Mi hermana


Cuerpecito pequeño
que cobijas mi alma entera
con mis cuitas, mis angustias,
con mis ansias, mis esperas.

Manos abiertas al andar
cual inquietos caminos que aguardan
esos; mis pasos; y al llegar
los abrigan y los alzan.

Aguas mansas son tus ojos
que penetran en mi ser,
me estremezco lentamente
y me embriagan de placer.

Cuerpecito de cristal,
montoncito de ternura,
así te siento, tú mi hermana,
eres toda la hermosura.

Susana











Me seduces


Me provocas, me seduces
haciendo elevar mis instintos
a un paraíso...
Donde noche a noche
con tus manos
que recorren y acarician
cada parte de mí...
me llevan al placer,
dónde juntos en un gemido
en cada suspiro
haces estremecer mis sentidos.
Majestuoso y genuino
como un ángel
que en las noches de intimidad
te conviertes en el demonio
de un amante, sacando lo mejor de ti...
Convirtiéndome en la mujer más dichosa,
entre sábanas arrugadas,
amanecemos...
Arrobados de un amor mutuo,
dejando allí plasmados los éxtasis...
Donde tu y yo nos refugiamos
en cada encuentro...
Anelando y esperando
cada amanecer..
Cada entrega tuya
deja en mí sentimiento profundo
que construimos vos y yo
en este infame mundo.
Donde los te amo,
endulzan...
Saboreando religiosamente
el mérito de amarnos tanto!!...

Angelross
Alba Rosa Retondo


Revista Viajero N° 25 - Mayo 2008

 


Congelados sobre asfalto de cielo


Congelados sobre asfalto de cielo
con finitos placeres y vocablos 
                                                 él ríe 
crucifica plegaria fluorescentes 
sobre las que gira desenfrenado
hoy calma hay 
se toca y se mima estruendoso
                              casi edénico
                                          o esplendoroso 
se lubrica con resinas de médulas 
                                sexualmente quebradas 
punto coma residuos de escotes 
                                      lunares que marcan 
                                                                   el camino 
mil agujas cosen arco iris a sus párpados 
-él- ebrio de resplandores 
                 de fusilos de labios 
                                            mordidos  
                                                     mórbidos 
                                             no se encuentra 
                                                cosechable 
José Castillo
engendro_gelido@hotmail.com















Una vez fui de Constitución a Quilmes con los ojos cerrados

Una vez fui de Constitución a Quilmes con los ojos cerrados.
Volvía de la cancha. Yo no vivía en Quilmes, pero no había otra: la policía te sacaba de la cancha y te dejaban la estación de Quilmes, con la misma obstinación con que Clint Eastwood trasladada presos a través del desierto.
Hice Parque Patricios-Plaza Constitución a pie, trotando, siempre al ritmo de los caballos. Una de corrí, en Victoria.
Poquito corrí.
El poder de observación de un amigo: la montada le pega a los que corren. Nos hicimos un costado y caminamos como peatones comunes. Estación Victoria, tren a Retiro y subte a Constuta. Ahí, en el subte, pude zafarme. Zafarme de Quilmes. Me apuré a subirme al tren antes de que se cierran las puertas automáticas del otro lado del andén, abierta para que se bajen los pasajeros que acababan de llegar a la terminal. Salí como uno de ellos y me tomé 129 derecho mi casa. 
Yo vivía en Varela Éramos unos cuantos hincha de Quilmes en el barrio. Cuestión hereditaria: cuando nuestros padres eran chicos el Defensa no estaba ni fundado. Los hinchas del Halcón vecinos medio que nos cuidaban, no mencionando nuestra existencia a forasteros y avisándonos si algún barra iba a andar por el barrio, cosas que no se nos ocurriese andar con nada representativa encima.
Cuando el último ascenso, me encontré con la hinchada de Quilmes en los andenes de Constitución. Yo iba, qué vergüenza, a Palermo. Iba a una reunión, con otro amigo, músico, también hincha de Quilmes.
Era un bardo armar fechas para tocar. Ni me imagino después de lo de Once. Por suerte la banda ya no existía y nunca más se me ocurrió quemarme delante de gente. 
Caíamos en que podríamos haber hecho a tiempo. Ir a la cancha y después a la reunión, digo. El partido se había retrasado porque los del bicho habían alfombrado el campo de juego casi por completo por completo con papelitos.
Fue en Ferro. De haber sido en Paternal, lo hubieran alfombrado por completo. Se había perdido el ascenso aquella otra vez que llegue a Plaza, desde Patricios. 
Czornomaz se había comido un gol imposible.
En el asiento del tren eramos tres, mi amigo el que aquella vez en Victoria, yo y alguien que no sé, en ese orden, desde la ventana. 
A ese alguien que no sé nunca lo llegué a ver.
-¡La ventana! grito un policía. "Cierran la ventana", quiso decir. El hijo de puta recorrió el tren de punta a punta con una especie de rifle de agua, compresor o porquería similar.
-¿Qué?- dijo mi amigo, volteando hacia la ventana. El chorro se le metió en medio de la palabra, a mí me dio en los ojos.
Olor a mostaza; esta no lo sabíamos. Mi amiga tosía. Él tampoco podía ver.
Me quemaron la cara.
Cuando nos alejamos un poco de Constitución, el de al lado del pasillo abrió la ventana. Un pequeño alivio, ahí dejamos de putear al rati.
Nos quedamos calladitos.
-No agachamo, muchacho -el desconocido nos advertía acerca de inminentes impactos de proyectiles,  provenientes de las villas, a la formación. También nos dio aviso de arribo a Quilmes.
-Quilme.
Nos despedimos de nuestro lazarillo fortuito, esa voz sincopada, para hacer un recorrido ciego, hombro a hombro, por las calles céntricas.
Pudimos haber causado una catástrofe.
Pero bien podría haberla causado cualquiera, no fuimos particularmente afortunados. E es lo único que cabe esperar de la metrópolis: que colapse. Podría suceder en cualquier momento. Solo hace falta un mal día.
Todo se prende fuego.
El equilibrio del tránsito es el equilibrio de un rengo de vidrio, con más experiencia en ser vidrio que en ser rengo.
Lo único seguro se me hace el tren, cruzando la ciudad, a oscuras a la fuerza, ardiendo bajo el suelo negro, quemado. 
Solo hace falta un mal día. 
Esa noche había poco movimiento. Quilmes estaba de luto. Y no sabía lo que le faltaba, todavía.
Llegamos, de memoria, al almacén familiar de unos amigos que también iban en la cancha, sobre la calle Alsina. El padre se había quedado atendiendo, viendo el partido por televisión. Los hijos aún no habían llegado.
La canilla del baño reactivó el ardor.
El almacenero nos vio las caras rojas y aspiró una expresión de impresión: todas las eses tragadas entre Constitución y Quilmes.


Luis Orani
luis_orani@yahoo.com.ar

Segundo


Soy la tenue imagen redundante de alguien ya visto por algún testigo incrédulo y pedante, haciendo algo ya hecho alguna vez. 
El segundo en poner un pie en la Luna, el segundo hijo de mi padre, el segundo mejor alumno, el segundo mejor compañero, el segundo en tomar mate, el segundo en la fila. Exclusivamente segundo. 
 
Quizás el segundo en notarte, el segundo en amarte. No hay recuerdo mío que no te recuerde antes a otra persona, no hay mujer que me ame más que como una empecinada alternativa. No hay rastro mío que no sea característico de alguien anterior. 
Soy una sumatoria de segundos, el segundo entre mis amigos, el segundo en tu agenda. Absurdamente segundo.
 
El segundo nombre que muchos gustan esconder, la segunda estrella en caer atravesando el cielo, el que se para idiota, y también segundo, sobre el “2º” en un cruel podio. Soy el segundo tropiezo con la misma piedra, por supuesto ya habiendo sido pisada dos veces por algún inerte autómata.
La segunda materia en los estudios, la segunda puerta que no esconde ningún premio, la segunda persona estafada por tus ojos. Meramente segundo.
 
Sin embargo, soy el primero en darme cuenta de todo esto.

Gonzalo















Cabo Polonio
 
A Guillermo Huergo
 
Desde el cielo hasta el cielo
despliega la mar
su bravura incontenible:
alud de proezas y fantasmas
mudos, cuyas gotas
blancas tienden
al anonimato inhabitado.
El faro, inmutable
en su temblor agónico,
recorta el horizonte
y lo colma de lejanía.
Entre piedras que serán
olas de un atardecer,
me confundo con su ligadura
de dunas y soles a soñar

Juan Garibaldi
















Paty


Sabés que no entendés 
tan absorta estás en tu pobre cabeza 
no me interesa explicarme, sé que en vano
la contradicción es moneda corriente en estos días 
de tu parte y la mía 
somos diferentes e intolerantes 
aunque admiro tu ser, sé que me reprochás demasiado 
entendés que no puedo ser tu esclavo,
primordialmente porque no tenía razón 
cada uno es lo que siempre fue, 
yo me banco tus locuras 
parece que vos no aguantas mi enfermedad 
yo no te obligó a seguirme, aunque me encantaría 
te veo muy brillante, poderosa sinceridad 
pero mis verdades te lastiman, 
las tuyas me hacen reír 
las palabras arruinan cualquier momento perfecto, 
pero sé que querés una aplicación, 
y también que no querés saber más nada
creés que me entendés completamente, 
exagerada es tu visión, radical y militar 
no ves los grises, sino la negrura que me envuelve 
no tenés fe en mí, no me amás en verdad, 
tenés temor de salir lastimada, 
no puedo creer que me veas como a un monstruo
desalmado, despiadado, egoísta e idiota. 
No todo es tan simple, la rutina es un pantano 
del cual necesito por momentos escapar 
veo la gente "adulta", las personas normales 
sinceramente me repugnan, me dan pena 
destinadas a vivir por sus reglas inflexibles 
amargados por la vida cotidiana, 
no ven realmente todas las oportunidades que les brinda mundo, 
no ven el corto tiempo que transitan, temerosos se ocultan de la misma vida, 
que se encuentra la vuelta de la esquina. 
ser libre tiene un precio muy alto, ser incomprendido, ser artista, aspirar a lo sublime, a lo que ves con tus ojos, a crear un mundo partir de un suspiro. Yo vea la belleza y la tristeza que nos rodea, no quiero evitar apreciarlo todo, y en ese momento en el cual se nos dio la oportunidad de existir pienso en disfrutar de muchas formas la vida, que es una sola, es acá, es ahora. No hay mundos paralelos, no hay cielo, paraíso ni infierno, todo está aquí; el bien, el mal, elegí lo que quieras, pero no lo establecido, lo que hace el vulgo sin pensar, hacé lo que te salga, y si no hay nada, observá a tu alrededor, algo va a inspirar deseos ocultos en vos

Leandro Silvay
















Solo quereme que te quiero

Si me querés dame una canción que sea de miel;
y yo podré abrirme entero.
Pon tus manos en mis mejillas cansadas 
de tanto esperar primavera;
y acaricia todos los huecos del alma 
y llenalos con esa canción y un beso.

Si te quiero lo sabrás por mis ojos, 
por mis miedos y mis besos y mi pecho vacío; 
también porque latirás el doble y yo aún más,
cuando tus ojos negros me ríen.

Pero no te preguntes si me querés,
solo quereme 
o amame iluminando mi alma y mi estrella,
y juntemos nuestro siglos trasparentes.

Vos y yo seremos trigo  que crece las nubes, 
yo y vos buscaremos el sol en la luna 
y el río rojo sin matiz de vainilla.

Porque te quiero se me quema el frío. 

Jonatan