Revista Viajero Nro. 96 - Julio de 2015




Extraño amor


No miro al cielo para apreciar su color,
solo lo miro para verte mi amor.
A través de las nubes veo tu resplandor
divago en el espacio y sueño con tu voz.

Ya no queda nada de los dos
aunque quisiera, no puedo decirte adiós.
Ya no tengo nada, ni el aliento de tu voz.
Cuando nos amamos ese perfume me tatuó.

Te quiero y no lo puedo remediar.
Te quiero y no lo puedo contar.
Me ahogo en este inmenso silencio
y a él le confieso mi penar.

Las estrellas se han apagado,
el sol no quiere brillar.
La noche es solo eso,
la lluvia ya no es poesía
y tu amor se ha marchado
entre la noche y el día.

Héctor Daniel Carpio
hectordca61@hotmail.com










Nuestra Manera


Lo quiero y él también me quiere,
es tan extraño o quizás puro lo nuestro,
que  aunque nos acaricien otras manos,
y sean otros labios los que nos besan…
no dejamos de querernos y atraernos.
No dejamos de desearnos y buscarnos...
menos podemos dejar de vernos y besarnos.
Quizás solo somos simples momentos.
O será todo lo que podemos darnos.
Esto de no querer tenernos,
de ser nada sintiendo tanto..
de darnos todo en pocos encuentros,
aquellos que no nos permitirán olvidarnos.
Aquellos que se entrelazan en mis pensamientos
los mismos que son fantasía en los suyos.

Marina Aguirre
anira90@hotmail.com










La misión de Ismael González Castañer más allá de lo ingenuo


El poeta ingenuo es naturaleza, el sentimental la busca
F. Schiller

Continúa de la edición anterior

Fuera del movimiento para obtener pul y ol, y también ol.
Dulce niña/  delicada
                                      dime: ¿Había algún pulul, algún 
en la madeja intransigente de tus sueños anoche?

Es un gran sueño viajar hacia la lengua (la montaña de España) con un lenguaje propio, enfrentarse a todos los que prefieren quedarse una y otra vez en el siglo XIX. Pero el misionero no teme sus encuentros, es trasgresor y se sabe seguro en cada paso. Pero cual es el verdadero objetivo del poeta con este cuaderno. 

¿Acaso será que pretende establecer un sistema de códigos para su lectura?  

Al parecer la respuesta puede estar en:

… si invento palabras, es una relación de igualdad; porque las doto (o el lector: Forzosamente, el lector es quien percibe extraña tu organización/ Se hace culpable/Por supuesto, también tú eres un lector) de un significado como mismo las del idioma poseen una convención. Por otra parte, es una relación de <<ruptura>> (o paralela: El poeta realiza una lengua a la par de la propia o natal) porque al ser una de sus formas, no su naturaleza, ninguna es suficiente para expresar la poesía: Un poema igualmente es una proyección… y la función comunicativa (del lenguaje)(poético) es una falacia porque, generalmente, la polisemia(varios-significados) del texto se incorresponde con lo establecido para su  comprensión: Verbigracia, aun escritos en español, poemas gongorinos fueron re traducidos al… español…

Será acaso esta la clave para leer este lenguaje paralelo, me parece que no. La clave esta realmente en las analogías y sincronías grupales de lectores que puede establecer rítmicamente en cada lectura el poema. Es un código que tiene muchísimas lecturas, un sistema de encriptación generado no para su apreciación sino para su reproducción a partir  de un sistema de comunicación por el grupo-lector, cada lector independiente dentro de su grupo sincrónico. Evidentemente en el fragmento anterior hay muchas claves, al seleccionar un código de identificación el lector descifra solo lo que necesita según su nivel interpretativo. 
Modelo exponencial sincrónicos de los textos de la misión


Según este modelo cada poema escoge su grupo de lectores (en este caso este poema escoge al grupo A y no a ninguno del grupo B o C por mucho que los lectores de ese texto se acerquen a él) al establecer una sincronización  entre sí, no por magia como muchos pensaran; sino porque esta orientado a la teoría de la sincronicidad de Jung. Desde el pensamiento lógico y materialista es imposible que el poema pueda escoger un grupo de lectores o convertirse en uno. Pero cuando vamos al mismo punto al que fue Jung, el punto de vista espacio-temporal nos damos cuenta de que si es posible; el  Nobel de Física Wolfgang Paulí, ayudo a Jung a desarrollar esta teoría. Qué plantea esta teoría, las sincronicidades son concordancias significativas a-causales(o sea que rompen el sistema materialista de causa y efecto). La coincidencia de 2 o más acontecimientos, no relacionados entre sí causalmente, cuyo contenido significativo es idéntico o semejante…

Continuará...

Luis Jimenez Hernandez
Habana 1978. Poeta, narrador y ensayista
alucardmc@gmail.com










Vientos de libertad


Cansada de llorar, otra carta venía a aplacar la espera. El momento del reencuentro llegaría. Tenía fe.
Hacía tan solo unos días desde que mi amor se había embarcado hacia tierras lejanas, con lo puesto y la esperanza como equipaje.
 “Era por el bien de los dos”, decía. 
Nuestro país ya nada podía darnos, más que incertidumbre, sufrimiento y hambre. Nos acorralaba hacia el abismo. Y la posibilidad del viaje abría puertas que quizás nunca debieron abrirse.
La distancia desafiaría los límites de hasta dónde puede llegar nuestro amor y mi corazón va con él, junto a las mareas de cambio, impulsado por vientos de libertad.
Había dejado varios sobres antes de partir. Algún amigo me los entregaba.
No había lugar para miedos, pensar en el desarraigo o un futuro negro cuando el cielo celeste y el sol son testigos privilegiados de su travesía y así lo expresaba en su primera misiva. 
¡No veía la hora de vivir esa misma experiencia! Deseaba más que nada volver a estar juntos. Contaba los días y las monedas para el pasaje. Ya casi…
¿Tormenta? ¿Qué significaba ello?
Unos meses me separaban de él y sus palabras llegaban como un aliciente: “Búsquenme donde se detiene el viento, donde haya paz o no exista el tiempo.”1
Premonitorias palabras que me susurraban en el oído con una voz perdida en mi memoria, su voz, ahora que finalmente leía e intentaba asimilar el contenido de esta nueva nota que no le pertenecía, pues nunca llegaría a destino. Y yo tampoco.

Escrito bajo consigna: “En el país de la libertad” de León Gieco.

Vanina Rodríguez.
Vanirodriguez86@hotmail.com











Constitución---vía muerta


En las estaciones de trenes, y entre esos laberintos de encuentros y desencuentros, de seres grises y vacíos de esperanzas,(Pero no de sueños) donde talvez el dolor que reflejan sus rostros, sea muchas veces por la incomprensión de los indiferentes que los miran, sí, que los miran pero sin verlos. 
 Es que son como los adoquines de una calle, que en días de lluvia la gente va esquivando, tratando que nada de ellos los salpique; sin pensar ni tratar de interesarse por saber, qué hay detrás de esa mirada perdida, del hombre que aprieta contra su cuerpo, ese bulto de trapo sucio, donde quizás en una foto ajada está reflejada intacta, la razón de la continuidad de su vida, y la causa de su desdicha. 
Agradece la moneda que alguien pone en su mano; la que le procurará alivio para su cuerpo, y así poder seguir un día más, con el recuerdo intacto en su corazón,  Su corazón que por “acostumbramiento” no deja de latir, y que él no logra juntar coraje para acallar. Es que adentro hay un sueño, y nadie quiere, ni se perdonaría jamás,  matar su propio sueño, su ilusión, su razón de seguir viviendo.
Siente que su vida no tiene días ni noches, todo está mezclado. Pero cuando cierra los ojos, se abre su corazón, y allí aparece el recuerdo que no abandona, y que sin dudas le trae presencia de brazos que sí abrazan, de  besos que no por lejanos en el tiempo, haya olvidado su tibieza, ésa, que le alcanzaba para abrigarlo en invierno.
Por eso, al cerrar los ojos y elegir un sueño, aparece esa voz de la que nunca se desprenderá y que al recordarla, siente que vuelve a ser ese niño, rodeado de amor; y así, sin darse cuenta, en su boca se dibuja el rictus de una sonrisa, casi de felicidad. Para la sociedad, El es esa vía muerta. Una de las tantas que pululan en las cercanías de las estaciones de trenes. 
Pero al igual que las vías muertas, los sueños de vida que con celo guarda, están esperando a que llegue ese álguien que descubra ,que detrás de esa apariencia  de vía muerta, hay un ser humano, íntegro, vivo, con pasado de niñez feliz, con voces de ternura que aprisiona su memoria, y que le alcanzan para seguir soñando con un futuro, que el destino decidirá que se ponga en marcha o siga inerte, a un costado, viendo pasar la vida, como pasan los trenes por las vías vivas. No puede decidirlo él, pero…¿por qué no soñar que algún día, pueda ponerse de pie, estirar su brazo y colgarse del último vagón del tren en marcha, que lo lleve hacia el futuro, hacia lo posible?  Si al fin de cuentas, cuando sólo por bagaje se llevan sueños e ilusiones, siempre es posible soñar con dejar de transitar un día, por la vía muerta de la vida.

Nilda Dotremont
nildadotremont@gmail.com