Revista Viajero Nro. 58 - Septiembre de 2011




Yo no planifico nada


Yo no planifico nada... la verdad es ésa. Estoy convencido que uno de los grandes males de esta sociedad es la constante presión social hacia el orden y la planificación. Sin el menor temor a equivocarme y sin miedo a dedos acusadores que me señalen, puedo afirmar que el exceso de organización táctica operando sobre los súbitos avatares de la vida sólo generan un vano intento de estructuralismo falaz. Vuelvo a repetir a los gritos: Yo no planifico nada. Ahora bien, no confundir esto, no quiere decir que no piense a futuro ni mucho menos, sino todo lo contrario. Mi amor por la vida me impela a quererla así tal cual es, sin intentar cambiarla ni tampoco quitarle su mágica impredecibilidad. Amar a la vida es gozar de las sorpresas que nos brinda día a día, las buenas y las malas. De esta forma, la misma física nos plantea su problema de los tres cuerpos, que al parecer no tiene solución o es por lo menos por demás caótica, para demostrarnos lo impredecible que es la vida.  Y puede ser que, en última instancia, la vida es caótica, y tal vez los equivocados somos nosotros que intentamos sistematizarla en nuestro racionalista intento de sensato entendimiento.
Muchos apologistas de la proyección se estarán rasgando las vestiduras al leer estas líneas, pensarán que en el mundo y en la naturaleza ellos ven orden. Pues bien, quisiera decirles que no es mi caso. Y es por ello que yo me acoplo al cosmos y mis cosas son un desbarajuste, mis libros se encuentran en donde caen, mi escritorio está siempre recubierto por aquellos elementos que karmicamente han sido depositados allí y, la búsqueda de algún elemento resulta una aventura que no logra eludir algún reproche elocuente a mis formas, a causa de los apuros momentáneos. Pero a su vez, tras el encuentro del objeto, la felicidad perfuma el ambiente, la vida retoma el normal curso de mis días y mis preocupaciones se liberan. Si a todo le sumamos mi escasa memoria (tema de un próximo escrito) mi vida se torna una aventura permanente inmersa en un crisol de sensaciones y humores cambiantes, que hacen que al finalizar el día esté alegre de mis formas de deleitarla.

Emanuel Gonzalo Cañoto
22/08/2011









Por siempre amarte

Te miro permanente,
quiero no olvidarte.
Acaricio suavemente tus manos,
quiero no perderte.

Me quedo al lado tuyo,
quiero no dejarte. 
Te abrazo fuerte,
quiero mi corazón entregarte.

Te escribo estos versos,
quiero en ellos nombrarte.
Miro el cielo en tus ojos
quiero hasta su altura, llegarme.

Te miro, te acaricio y te abrazo,
quiero todo, a ti ofrendarte,
quiero con toda mi vida
y mi corazón entero, quiero…
Quiero, por siempre amarte!!

Beto Cardozo
23/11/09









Un balde de agua fría

A la memoria de Axel Acuña

Un baldazo de agua fría. Esa sensación. Después, no poder creer que esa persona que te saludaba con una sonrisa, que no conocías, pero probablemente tuviera similares anhelos, penas y alegrías que vos, haya sido asesinada. Después, una honda tristeza ¿Y por qué dejar que pasara, otra vez, esta sensación de impotencia sin hacer nada más que decir “pobre”? Y es porque me niego a aceptar que, de un día al otro, un pibe con todo el futuro por delante, sea apuñalado, desaparezca así como así, y parezca normal.¿No es demasiado injusto? Uno todavía no entiende bien para qué está en este mundo, y tiene que irse sin entenderlo tampoco, viendo como la vida se le escurre como la sangre, en un par de minutos, y lo que antes era, sentía, latía, ya no existe.

Lo nefasto del hecho radica en que, además de una muerte absurda, hay alguien que en algún momento fue un niño, y después, asesino ¿Qué pasó en el medio? También me lo pregunto yo.

En una de esas, nuestra sociedad no es precisamente una impulsora de buenos sentimientos en las personas. Pues un modelo social que privilegia el tener al ser, que excluye, que forma a sus integrantes con medios mentirosos y televisión basura, que es indiferente al dolor de sus hermanos, que destruye almas y se lleva la alegría a otro lado, no está excluido de responsabilidades, es más, creo que las tiene en gran medida.

¿De qué nos sirve, quiero saber, ese celular modernoso que poco le falta para empezar a lavar los platos? ¿Cuánto valor posee el auto que más que auto es una nave? ¿Cuán importante es el plasma con HD que, con lujo de detalles, nos muestra lo lindo de la vida a través de la pantalla? ¿Qué tan sublime es la red de redes, Internet, que nos une sentados en casa  frente a una máquina?
 Quiero preguntar: este famoso “progreso” de la humanidad ¿vale una vida? ¿Vale todo lo que se está llevando por delante? Este progreso para algunos pocos, es excluyente ladrón y criminal para muchos. Este progreso parece ser, ante todo, una engaña pichanga. Y nosotros estamos dentro de este sistema ¿no vamos a mover un dedo siquiera?

¿Qué está pasándonos? Bien con la era tecnológica, pero no somos máquinas, no somos robots, ni clones de nadie. Como seres humanos no podemos permanecer indolentes ante este tipo de hechos, no podemos negar estas aberraciones. No podemos cerrar los ojos ante asesinatos, trata, tráfico de órganos... ¿vamos a encerrarnos a ver por televisión esta agonía lenta de nuestro pueblo, nuestros sueños, nuestros valores?

Mi indignación no es para nada original. Miles, millones, se enfurecieron, se enfurecen por las atrocidades a las que lleva este sistema “come humanos” ¿Palabras de bronca y rebeldía? infinidades, ¿vidas de lucha y sacrificio para hacer algo mejor? incontables. Es difícil ser consciente del poco alcance de tu protesta. Pero creo que es mejor sumarse a las voces de repudio, que quedarse callado.
 Y no es suficiente escribir, no es suficiente hacer bien tus “cosas cotidianas”, ni votar 2 veces  cada cuatro años…hay que salir, hacer oír nuestra voz. Desde el lado que vos quieras, el lugar que más te guste, lo que más ames hacer. Aunque parezca poco, debemos empezar por algo…Está en tus manos… ¿Vos qué vas a hacer? 

Camila Ayelén Cecmac









Sueños Eternos

A Javier Albornoz

Recordaré esa mirada.
Recordaré eternas tardes junto a ti.
Largos paseos. Mañanas, tardes y noches.
Luz de delirio. Luces en el alma que ningún río podría colmar de agua dulce esa sonrisa.
Ni altares ni cascadas podrían compararse a tu esencia. 
Sentimientos que encontré en un baúl, en lo mas profundo del alma. De mi alma.
Eres agua, eres tierra, eres cielo. Eres campo, eres estrella, eres inmenso e infinito.
Eres eterno como aquel sueño en el que te abracé eternamente.

Cintia









Muerte ingrata

Muerte ingrata que andas por la vida,
causando dolor.
Muerte equivocada por creer amarla 
más que yo.
Envidia le tienes a la vida
porque ella puede disfrutar el sol,
tu vives en las sombras y te alimentas 
del dolor.
Muerte ingrata no me dejas refutar,
no me dejas que reproche ni tampoco 
tu nombre gritar.
Muerte enamorada que disfruta mi 
dolor, a ti nadie te ama, no conoces lo 
que es el amor; quiero refutarte y 
enfocar la ira al cielo, porque te 
llevas el Amor que habita este suelo.

Héctor Carpio









Incierto

Estaba en el límite de mi gran ciudad, 
deambulando llegué hasta ahí. 
Miré al naciente, y en la desolación de sus 
oscuras aguas, no encontré respuestas del 
porqué navego sin posarme en ellas;
y en el distante horizonte de este extenso río, 
observo ansioso qué se ocultara tras él, cómo 
llegar sin arrepentimientos de haber 
abandonado el opuesto de ello. 
¿Por qué cambiar, por qué no recordar lo 
vivido? No deseo olvidar todo, y por mi resto, lo 
desconocido quizás rechace mi 
presencia y no halle espacio donde 
guarecerme, ni encontrar el camino que creo 
haber perdido en mi mundo. 
La hiriente realidad, igual me da motivos de 
alejarme por siempre, hacia el incierto y el 
confuso destino, que aventuré vivir.

Luis 528










Un mal tango

Solo, como un ave que 
persigue la tormenta,
anestesiado, volviendo de 
una larga noche.
¿Cuánto pasado
se puede soportar?
Soy un puente
pero no conduzco a nada
¿de qué sirve
ser un puente que 
nadie quiere transitar?
Estoy realmente roto,
solo despojos,
palabras del color
de las cenizas;
La sombra de la sombra
la letra perfecta para 
un mal tango.
Pero dolorido y todo
no quiero volver a equivocarme
y hacer algo que te haga volver.

Damián Olivera