Revista Viajero Nro. 39 - Noviembre 2009




Sabiduría



No tengo horror los años, ni siento que pesan tanto,

solo los siento cansados... de tanto que se han brindado .
Sueños... Tener muchos sueños... infinidad de y variadas,
es lo que el hombre sostiene desde que así fue creado.
Por eso los años todos, cuanto más años... pasado,
cuanto más henchido el vientre de años que van sumando,
más prodigiosa la mente que cupen tantos encantos.
Me siento, como la tierra, que cobija tanto y tanto
y arrancó notas y estrofas que tengan sabor a canto
a lágrimas... esperanzas... risas... ideas... que broten por todos lados.
Cuando se dice, estás viejo, para abarcar tanto y tanto,
para pedirle a la vida aquello, que es de otras manos
sin surcos como las mías porque es virgen y lozano,
Entonces sí me lamento, como un juguete olvidado,
no porque no tengan fuerza todos mis años ahumados,
engarzados en los surcos profundos de mi pasado,
sino por la mente obtusa, de los que vienen aullando,
y arrastran tras sí esas fuerzas, que a mí…
a mí... me costaron años.

Mari Bacot














¿qué silencio
nos devora la boca
y nos exige ser fuertes
sin emitir sonido alguno?


he intentado ser otras
quise parecerme
a las mujeres que llevan blancos vestidos
y lucen sobre el pelo
una flor de campo
y conocen a la noche
más que a ellas mismas.

También quise
ser como esas otras
que se parecen a los grillos de mi patio:
tímidas, cantoras, insuficientes
pero lo bastante hermosas
como para no mostrarse.

Quise ser mujer de mieles
de joyas hechas con arena y algas
en vez de coleccionar amores cadavéricos
atiborré mi cocina con frasquitos de azúcar
en vez de plantar espantapájaros en mis manos
les puse guantes y algunos anillos de plata
canjeé mis miedos y flaquezas
por palabras de amor
y miradas cargadas de dulzura.

Tantas veces me vestí con pájaros
y simulé ser una garza
o al menos un cisne
solitario sobre el espejo de los parques
y otras tantas
fui rosa
y me camuflé entre las flores
que se oscurecen detrás de los muros.

Intenté tantas veces
ser otras letras y otras hojas
leí tantas voces
observé tantas imágenes
me recreé un escenario perfecto
un guión impecable
un monólogo surrealista
pero siempre fui la misma
detrás de la misma máscara cambiante

un día furia
pecado
vergüenza
otro día caricia
súplica
restos de nube celeste.

Pero jamás
ni aunque me pintara con árboles
me disfrazara de inmaculada
y sirviera el té
como una dama de palacio
ni siquiera
acurrucada entre la música
fui la amada
siempre la ausente
la que no está
o no les importa

siempre yo
adentro de mis costillas













El signo


A Mariano C.

Se le acercó, amenazante. El anciano, jadeando, buscó a tientas su bastón.

- Sé que te estoy soñando oyó que le decía el viejo-, y que por lo tanto dependés de mí. Me bastaría con despertar para acabar con tu amenaza para siempre.

Entonces levantó el cuchillo y le dijo:

- Es cierto, amigo mío, pero en todo caso la dependencia es mutua. Yo dependo de tu propio sueño. Vos, de este soñar eterno donde tus ojos ya ni siquiera son tus ojos. Mis días son iguales a tus noches para que tus noches sean iguales a mis días, y cuando uno es, el otro es nada. Como vez, la misma condena que nos une, nos separa.

Desde entonces cada amanecer los sorprende con una cicatriz en la frente, un signo misterioso que después borran la vigilia y el olvido.

Miguel Angel Morelli












A marine (vista desde el cantábrico)

                  tras ocho años a tu lado



limpio como sus olas
el mar te inunda todo
verde como el oleaje el paisaje dibuja superficies mamarias
de una naturaleza embellecida
quizás domesticada y dócil
atractiva
en el agua no están tus afluencias
hoy no vienes a mi
desde allí adentro
no escucho tus sonidos
ni logro perpetuar la belleza brutal de estas oleadas
el clima no te inunda
sólo te moja el agua cristalina una mar destemplada
casi fría
atrás están las nubes
los árboles danzando
una danza nupcial tranquilizante

la imagen no es perfecta

en ella
tú…

no estás

Omar- Pascual Castillo
La Habana, Cuba
Recidente en España













Madrugada

 
Taciturna me encuentra
taconeando por calles inciertas.
Frío que cobija
un alma en pena,
desde mi pelo escapan
rayos de luna apaciguados
deslizándose lentamente.
Pariendo albores
madrugada trémula...
Mientras, un gato
se cruza en mi camino.
Osadía urbana,
osadía mía,
andar por calles inciertas...
De madrugada!..

Rosenna

















Me gustaría


Me gustaría que fueras mis mañanas
para no tener que buscarte en mis sueños cuando te extraño.
Me gustaría hallar la palabra exacta
para describir cuánto te amo.
Me gustaría reírnos aún bajo la lluvia,
ser tu anclaje y tu aventura.
Me gustaría ser golondrina,
hidratarme en tu oceánica hermosura
y migrar cada vez que me lo pidas.
Me gustaría olvidarme del tiempo y la rutina,
aprisionarme en tus brazos
y volver a ser niña.
Me gustaría ser tu luz de noche, tu sombra de día,
ser la increíble poeta
a la que acudas para enamorarte,
para asilarte en mis noches de magenta, bajo la luna. 

Emilia Vega Hünicken













De tu cara, arruguitas


No me mires, no me hables
si en ti no quedaré.
No me dejes convencer
que tu alma me merece
me reclama y me ama.
Si no vas a quedarte
no me dejes que te ame;
si no vas a quedarte
no me dejes que te espere.
Por que mi alma te desea
y mi cuerpo te reclama;
no me dejes sin palabras
que me quitan el aliento
que mis labios se resecan
y mi sonrisa se marchita;
no me dejes amando
de tu cara arruguitas;
si cuando pasa el tiempo
me las quitas.
Si ya no me amas, no lo digas
que mis manos envejecen
y mi alma se castiga.
No me mires, no me digas
tu silencio me lo explica.
Solo es mi alma que suplica;
no me dejes amando
de tu cara arruguitas;
si cuando pasa el tiempo
me las quitas.

María Eugenia Nebbia 













El topo

En la larga penumbra que me imponen los días
Que paso con desgarros sin ver la mínima salida
A esta incertidumbre de si existes o sueño,
Me voy quedando ciego como un topo en la tierra.
Es el olfato, el tacto, con los que a duras penas
Voy siguiendo el camino de la humedad constante
Oliendo en cada paso sólo vagos indicios de ti,
De cielo claro, de luz, inmensa luz de primavera.

Pero en la tierra, camino, avanzo y retrocedo
tras palpar que por donde transito transitan otros ciegos
a los que beso sus húmedos hocicos y de los que percibo
todas las sensaciones de aire limpio y transparente aurora
que dicen ha de haber sobre la superficie que me aplasta..

El miedo a no encontrar allá, donde está la parte alegre
De las plantas, el color, los matices, la hermosura
Me provoca seguir cavando espacios circulares
Túneles que protegen mi absurda intimidad de topo solitario.
Pero no sé por qué, huelo, intuyo, siento que no quiero seguir
Por mucho tiempo en esta oscuridad que me aprisiona
Y deseo descubrirte, mi libertad soñada.


Paco Benitez-Aguilar, 31 de octubre  de 2009
Media Sidonia (Cádiz), España













El significado de amarte


Dentro mio busco un significado
que he descubierto con un cómplice
que enciende
en cada destello de su palabra
mágico como el reflejo de la luna
enfocando mis instintos
y dejando a la luz
la maga proeza que hace
que en lo invisible mi piel
se erice en un delirio.
Mientras...
Mi pluma ejerce el mandamiento
del don de amarte en silencio.
Y en un cáliz entrego
mi amor en tus manos.
Y en un sol mi piel quemada
suave como pétalo de rosas
levanta suspiros en llamas
indeleble caigo
en las redes de tus brazos
y encuentro el sentido
del significado de
amarte!!

Angelross

Alba Rosa Retondo
www.arihua.net
















Las velas en el horizonte



Ser un personaje de un cuento fantástico fue siempre mi debilidad. 
De niña imaginaba que era reina o plebeya de las viejas historias que leía varias veces. 
Eran tiempos difíciles. Los libros  me lo obsequiaban en fechas especiales. 
Recuerdo, que uno de ellos, contaba la odisea que tuvieron que pasar un grupo de jóvenes estudiantes que, festejando el fin de un curso especial salieron con profesores a navegar por el Tigre en varios veleros. 
  
Ellos eran de familias adineradas, así comenzaba la historia. 
Comprendí que solo soñando sería una de sus protagonistas. 
Mi pluma ardiendo se penetra en la imaginación del autor de aquellos viejos cuentos. 
Aquí me encuentro; en la popa de la pequeña embarcación, que se balancea con las suaves olas que forma el río. 
Mi larga cabellera llena de bucles, acompaña la danza. 
Las velas de color claro y la textura de sus telas se parecen a mi amplio vestido que llega casi a mis tobillos. 
Me siento observada por mis compañeros de viaje y protagonistas de esta historia. 
Escucho al pasar a uno de ellos que le pregunta a su compañero, 
-¿Alguien sabe quien es esa joven que está en la popa?- 
Nadie contestó 
¿Me habrán visto todos? 
Por la noche, a la luna (mi amiga)  le relato: 
Tengo que estar en esta historia pues cambiaré el final ¿como explicarles a todos que  tendrán problemas serios en la travesía y que les ayudaré a cambia el rumbo?- 
Fui la mujer misteriosa que solo apareció el primer día. 
  
Eran cuatro embarcaciones, la segunda noche tuvieron serios problemas con el viento. 
Los Jóvenes y profesores de navegación se encontraban perdidos por la niebla en el delta. 
Al capitán del velero principal que era el que daba las órdenes, lo convencí que se alejara del oleaje tormentoso. 
Le sugerí que se acercara a una de las islas y dejara pasar la tormenta. 
-Hágame caso soy la que sabe el final del triste cuento y quiero cambiarlo-. 
Él me contestó: 
-No sé porque te escucho, algo lleva mi timón y el de mi flota hacia la más cercana isla. 
Pasaron diez días hasta que se divisaron en el horizonte las coquetas velas del total de las embarcaciones. 
Llegan todas las naves al puerto. 
Mi pluma se despidió y en él cielo brilló una luz diferente: era el autor del viejo cuento que satisfecho me saludó. 

Nilda Etel Deluca