Revista Viajero N° 49 - Octubre 2010





Dulce


Es en la penumbra de la noche
cuando la poesía me llama.
Tomo un papel 
urgida
y la creación (un capricho)
da su puntada inicial.
Leo y releo
asiento, cambio y escribo
palabras enlazándose 
en cascada
hasta el punto final.
Sensación de grandeza
en la que me sumerjo
cuando escribo poesía:
los ojos a punto lágrima
las manos a punto letra
¿y el corazón?
el corazón a punto almíbar.

Elizabeth Paula Francken















Paradigmas encriptados

“Y EN MI LOCURA HE HALLADO LIBERTAD Y SEGURIDAD; 
LA LIBERTAD DE LA SOLEDAD Y LA SEGURIDAD DE NO SER COMPRENDIDO, 
PUES QUIENES NOS COMPRENDEN NOS ESCLAVIZAN.”
G. KHALIL GIBRÁN “EL LOCO”

En algún momento de ésta, nuestra apócrifa historia, la cual no figura ni en libros ni manuales de escuela, el deber ser se localizó en el debe y comenzó a cobrarnos intereses a escalas apocalípticas.  Es así que al igual que Jesús, somos apedreados cotidianamente por nuestros taciturnos coterráneos, pérfidos espectadores, que entre tanta aspirina, tanta cocaína y tanta soledad, pretenden convencernos con su absurda verdad. Hasta me parece escuchar sus inquisidoras voces injuriando: ¿qué hacés pensando estas cosas?; ¿por qué no hacés algo productivo?; ¿Por qué no ganás dinero? A lo cual yo contestaría, porque no me interesa. Y es precisamente en ese momento en donde sus paradigmas se desvanecen, es que el dinero es un medio para la obtención de un fin, y no un fin en sí mismo. Será tal vez que este tipo de consideraciones son productivas para mí, quizás sea la única forma de lograr erradicar el deber ser del debe, para depositarlo finalmente en el haber. No me encuentro versando en pro de desidia o sedición, sino de algo mucho más agreste y lóbrego, me refiero a eludir esta imposición de antaño basada en una palindrómica ecuación, tan simplista y corrosiva, que se redime en un ser = tener. Lograr aquella meta es, entonces, desencriptar aquel paradigma y buscar la formulación de uno propio.
Tal vez tardamos mucho en comprender que el camino es personal, que no hay nadie que pueda hacerlo por nosotros, por más que padres, docentes, amigos y quien más quiera, intente ayudarnos, el camino es personal y somos nosotros los impelidos a realizar los sucesivos pasos. No hay verdadero logro sin esfuerzo obstinado, y para ello es necesario no sólo poner todo de nosotros, sino tener nuestra cabeza bien despierta y nuestros sentidos bien atentos. En definitiva, tras tiempo donado al insomnio y ganado a la hipnótica televisión, nos dediquemos a la mandria tarea de indagarnos qué es lo bueno y qué lo malo, qué hacer y qué no. Y es muy probable que culminemos como aquel personaje de Oscar Wilde que postulaba que la verdad raramente es pura y nunca es simple; pero de seguro con muchos paradigmas derribados. 















Burbuja funcionaria


Podríamos decir
que al atragantarse la palabra
en el límite del deseo castrado
por la burbuja funcionaria
solo queda un lugar
para que la música
devuelva el respiro
que abre las fronteras
de tu más allá.















Los amantes


Fue un día de mayo, cuando comenzaba a caer la tarde, poco a poco se fue apoderando de mí una sensación extraña, que me hizo dejar la habitación donde estaba escribiendo mi próxima novela, la cual arrastrándome hasta salir de casa y sin conciencia casi, comencé a caminar y caminar sin rumbo fijo: Mi mente estaba turbada y sin conocer el lugar al cual se dirigían mis pasos, sorpresivamente algo impactante ante mis ojos me hizo detener. Allí estaban ellos, de pie frente a mí, juntos, bellos, erguidos, desafiando al mundo todo, extrañamente unidos, a pesar de los años transcurridos.
Cuando los demás desaparecieron hacia tiempo ya, ellos continuaron firmes y fuertes, más juntos que nunca, contemplando el atardecer, así como lo hacían todos los días, durante esos años, entrelazados como de costumbre elevados en un gesto triunfal.
Aquel espectáculo era digno de verse, tras ellos, el horizonte dividía cielo y tierra, ese cielo crepuscular con el sol que se esfumaba lentamente entre las nubes cada vez más rojizas y para resaltar, debajo, el breve cielo celeste quedaba tímidamente pegado al horizonte.
El contraste de sus figuras bien trabajadas, oscuras y desnudas, completaban el resto del paisaje. Había un silencio total y ese instante único e irrepetible me conmovió hasta provocar que brotaran lágrimas de mis ojos, gastados ya de tanto escribir.
Volví a casa, seguí la rutina del día, hasta que a la mañana siguiente, cerca del mediodía, un hombre joven, alto, de piel morena y rostro adusto, golpeó fuertemente sus palmas, dejé mis apuntes y me acerqué hacia la tranquera. Venía a ofrecerme leña a buen precio para encender el hogar, debido al gran frío que reinaba en la zona. Le dije que no necesitaba. Y resignado, como al pasar, sin querer me dijo: ¡Qué lastima, nadie quiso comprar esta leña, si sabía no cortaba a los amantes!
Algo dentro de mi mente rápidamente me hizo comprender y preguntar con curiosidad, “¿Los amantes?”.
 - “Sí”, me repuso, “los amantes”, así los llamaban en el pueblo a los árboles que continuaban solos de pie junto al final del viejo sendero del campo de los Carrazco.
No lo podía creer, tenía que haber escuchado mal, me puse loco y salí corriendo, hasta que agitado llegué al lugar, los amantes no estaban, me acerqué y con tristeza comprobé que el leñador los había hachado por completo, pero por esos milagros de la vida, sus raíces que se veían en la superficie de la tierra seguían entrelazadas y parecían tener mucha fuerza como defendiendo ese amor que nadie jamás podría destruir.

Luisa Landó














A Mélani (de quilmes "montmartre")


(la acentuación no tradicional muestra como deben pronunciarse las palabras con una mejor sonoridad)

¿me olvidaste? ¿por qué habrías de recordarme? ¿por qué habrías de salvarme?
solo por piedad vos me hablaste. pero la misma no bastó, para que quisierás reencontrarme.
a nuestra cita faltaste, y ni siquierá me llamaste. mi "salvadora" te llamaste, bondadosa te mostraste, me conmoviste al mirarme, y me hiciste nécesitarte.
 
si bien de dios vos me hablaste, eso no me hizó despreciarte, el que me hablaras me
hizo mucho apreciarte, me moría pór encontrarte. y todavía muero por vos, 
tanto como por mi vos no, morís ni jamás morirás, a otros vos te éntregaras.
 
sí tengo éxito tal vez, conmigo quieras hablar, sí todavía mé recordás, 
tal vez me quieras llamar.
 
¿sabés qué quiero de vos? todo, o algo dé tu atención, pero quien tiené dignidad,
no suplicá nunca amor. no te súplico yo, ni un mínimo dé tu atención, por más 
que muchó me duelá, a mí estar lejos de vos.
 
sos pendejá y el amar, es aún nuevo en tu andar, y yo ya muy viejo estoy, 
veintinueve años árrastro yo.
 
como sos linda te van a amar, besos nunca te van a faltar, por eso agradecele a tu
dios, tanto como lo máldigo yo, porque él me hizó nécesitar, lo que no puedo encontrar.
 
Mélani, criolla, es mi ser redentor, una mujer como vos, pero sé que en mi interior, 
yo no tengo más qué perdición.
 
¿estarás leyendo lo que yo, escribo ahorá para vos? estuve pocó junto a vos, pero
para amarté me bastó.

Martín X
(mi página en you tube es accesible a quienes tengan mi correo electrónico)















Perfume de Amor


Dulce mujer encantada
con idilio de amor,
y por muchos admirada.

Hoy quiero expresar
lo que tu presencia me provoca;
suave, segura al andar
una estela vas dejando
como estela te llamas tu,
a tí lo estoy dedicando.
Perfume de amor
siempre lo huelo en silencio;
perfume de amor huelo yo
cuando tu aroma me trae
el viento.
Busco tu mirada en el cielo
y tu imagen me atropella,
te veo caminar hacia mí,
tan linda como una estrella.

Héctor D. Carpio