Revista Viajero Nro. 86 - Agosto de 2014




Migración


Crece un árbol
Expande sus ramas como manos que atrapan el espacio
Las reconoce una por una, y se complace en su lento crecer
Sentir que le pertenecen, verlas trepando al cielo,
libres
Vestidas de verde, cargadas de  frutos.
Pero el árbol no sabe
Que hojas llevadas por el viento pueden marchitarse lejos
Lejos, solitarias….
Que pájaros hambrientos de nuevos espacios pueden esparcir las semillas
allá,
en la otra orilla.
Y que las semillas pueden hacerse árboles,
crecer altos y fuertes y desconocer de dónde vienen
El viejo árbol morirá,
las ramas sostendrán un poco su recuerdo.
Los frutos cayeron
Lejos, sin memoria

Rosina
































Reina


Ya no debería hablarle más que versos
en prosa de poeta que empuña así su espada 
yo que debería dejarte a la alborada 
las hojas que a su amada le debe el bucanero. 

Yo no debería tocarte más que en besos 
tocarte con los labios en gesto de amapola 
yo que debería dejarte con la aurora 
para sentirte a solas hasta mi fiel regreso.

Reina
debería hacerte reina toda mía 
yo que bien podría hacerte 
cumbre en mis ancestros 
pero dejás el cetro
y mi corona hermosa
para alejarte esposa 
y yo lacayo quedo.

Alejandro Gómez Grosschadl
















La primavera se avecina
y aquí te espero, mi vida.
Yo sé que tardarás, pero un día volverás.

Mi corazón se desespera si tú no estás aquí.
Ya es primavera
y yo me muero por tí.

Admirando el paisaje,
ayer en tí pensé.
¿Cuándo termina tu viaje? ¡Ya quiero verte otra vez!

La primavera se va
y tú aún no has regresado.
Te sigo esperando igual;
¡tal vez vuelvas en verano!

Vicky
(junto a sus amigas Priscila y Victoria
















Teky


Continuación de la edición anterior

     La llevé un día jueves pero el día sábado, nuevamente la traje conmigo porque; debía hacer la primera consulta con el veterinario. Ya en el consultorio de la veterinaria, temblaba de miedo. En la primera observación que hizo el médico diagnosticó una posible infección, además, abundancia de parásitos y sangre y como si esto fuera poco todo su pelaje estaba cubierto de una caspa blanca (probable comienzo de moquillo, según dijo el médico) y signos elevados de desnutrición. Pesaba solo, tres kilos, ochocientos y aproximadamente tenía dos meses y medio.
     De regreso a casa, le comenté a mi esposo que tenía que darle un antibiótico y un desparasitario en forma urgente y puntualmente, porque de lo contrario se complicaría aún más su recuperación. Le pedí que me permitiera tenerla en casa hasta que terminara el tratamiento. Lamentablemente, cuando llegamos el resto de la familia  puso el grito en el cielo y me respondieron con un rotundo: no. Me invadieron con afirmaciones (que por cierto tenían razón de ser) pero mis sentimientos eran más fuertes… que ya teníamos toda una familia de perritos, Booguie, Layla y Toby y que se sumara otro integrante era demasiado; demasiado para destrozar el jardín, para ensuciar, para romper todo lo que esté a su alcance y para el presupuesto. El otro grave problema era que como nuestra familia de perritos, se peleaban (mejor dicho los dos machos, padre e hijo) era también un detalle importante a tener en cuenta, porque si Toby, que era el más de pocas pulgas, la llegaba a morder a la pequeñita ibamos a estar en dificultades.
     Así, conseguí una aceptación a medias, (ya era un paso alentador!). Pasaron los días y de a poquito vi que a mi marido le causaban gracia las monerías que hacía mi nueva invitada, a mi hija también comenzaba a caerle simpática.
     Lo único que inspiraba era ternura, su cabecita no era más grande que la palma de mi mano y los ojos unos carboncitos que brillaban cuando nos veía.
     Pensaba y dudaba si no estaba equivocada al pretender dejarla en casa, porque si la lastimaban mis otros perros, no me iba a perdonar nunca. Ya demasiado había sufrido al andar por las calles sin ningún tipo de cuidado. Después que pasaron algunos días, todos empezaban a quererla cada día un poquito, y si no la veían preguntaban dónde estaba la pequeñita, eso era un buen síntoma, significaba que ya estaba ocupando un lugar en el corazón de cada integrante de la familia
       Hoy la consideramos una más de la familia, está gordita y se ha adaptado sin ningún problema. Teky, así la llamé, porque quizás nunca nadie le había dicho las dos palabras más hermosas que existen "Te Quiero". 

Elinor Alfonzo

















Homenaje: “¡Quiero rendir homenaje!”
Orando con gratitud, por mi existir aquí, aunque... el 
Monte Ararat me llame…
Especulando con mis sentimientos bajo el 
Noble sol de Quilmes,,,
Ahogo mis lágrimas, por el derecho a la 
Justicia que reclaman mis ancestros, quienes son 
Ejemplo de lucha y supervivencia.

Ausencias, más ausencias; mártires, más mártires…
Llantos, más llantos para los que quedamos 

Música argentina y armenia son poesía y me envuelven 
En conjunción con el aire. - El compartir Buenos Aires 
Su sol, sus pajarillos y su gente, me colman dulcemente…

Destazada Armenia! ¡No te olvido! aunque viva…
Enamorado de mí bella Argentina 

La distancia no limita los recuerdos de mi sangre…
Ancestral. ni su origen, que retumba y canta en mí.

Causa placer y desafío positivo la búsqueda de paz y amor, es…
Universal la proyección del deseo celestial, para todos.
La libertad incorporada inicia la vivaz creatividad 
Tratando de valorar, la “original” dignidad humana. Y
Un trascender del hacer, vibrando y sin quebrantos, y un 
Reír en reposo, cadenciosamente, sin dolor ni dudas que queme.
Así, es la promesa del creador que otorgará, paz a la tierra.

Accesible y sin límites es la felicidad y paz que traerá Dios.
Rumbo a una celebración de brillo cósmico, ¡Vamos! y el
Milagro raerá la causa que flagela el planeta. Se cumplirá!
Eternamente el mal será eliminado! ¡¡Es palabra de Dios!!
Nunca más, habrá llanto, ni dolor, ni clamor, porque será pasado.
Iremos creciendo, cada día junto al creador del amor…
A compartir con toda la familia humana, el Nuevo Mundo del Señor.

Rosa Dolabjian 
















Primavera


Así como los rayos del sol entran todas las mañanas por la ventana de mi pieza, para iluminarlo todo, así llegó tu amor a mi vida, con la naturalidad como la brisa acuna las hojas de los árboles y se funden en un abrazo, de quién hace sentir su presencia. Y yo te abrí los brazos amor, sin darme cuenta que ya estabas en mi corazón Era primavera. Y como toda presencia primaveral, te recibí primero en mi piel que al solo contacto de tu mano con la mía, ponía brillo en mis ojos y  entrecortaba mi aliento.
Y se me iluminó el alma con perfume a rosas, cuando me dijiste el primer “te quiero” Y se me erizó la piel, acompañando mi deseo porque me llevaras a tu intimidad, y descubrirlo todo!!
Recibió tu cuerpo mi mensaje, y juntando nuestro amor con mi reclamo, me perdí feliz en la ternura incomparable de tus ojos claros, que aún hoy conserva intacto mi corazón, como testimonios de horas felices, que aunque ya lejanas, se quedaron por siempre conmigo.  ¡ Ay Primavera hermosa de mis veinte años!!  Ahora tan lejana, pero no perdida. Tampoco olvidada. Porque cada año cuando llegas, tu luz ilumina otras primaveras  felices vividas!!..
 Quién amó en primavera nunca olvida de llevarla por siempre convertida en besos, y sentirla en la piel, convertida en vida!...

Nilda Dotremont
28-8-02 
















La Feria Americana


Ceci siempre visita hogares de ancianos. Una tarde antes de ir a uno de ellos, se le ocurrió una idea, siempre les lleva ropa y esta vez pensó ¿y sí jugamos que tenemos una feria americana? ¿y les vendo?
Entonces preparó ropa suya, donada y accesorios que hace mucho que dormían en su casa y a los abuelos les podía servir. Buscó una peluca, no la encontró. Se colocó un gorro de lana, una corbata, se llevó un chupete (los chicos hablan con el chupete en la boca y se lo ponía a un costado y a veces les hablaba con el chupete), se puso una guirnalda amarilla con flecos blancos para llamar la atención. Fueron dos amigas más: ellas se acercaron a los abuelos para hablarles. Hay muchos abuelos que nadie los visita y los esperan con los brazos abiertos, y también las instituciones .
Ceci primero les explicó qué es una feria americana. Comenzó a sacar ropa, una percha, en la cual colocó una blusa bonita, fue preparada; vendía como si estuviera en la calle, ofertando, pero el precio no era dinero, sino un beso y un abrazo. Al principio no les respondían, no habían entendido bien el juego. Invitó a las visitas y al personal para que compren y sea más participativo. Empezó a caminar por las mesas y ofertar: ¿quién compra este pañuelo nuevo?, ¡miren que lindo! ¿quién compra? ¿quién compra?. Le puso una bufanda de pelo de mono negra a maría, que es no vidente, la cuál sonrió, y le dijo ¿comprás? -sí ¿que me tenés que dar? -un beso y un abrazo y así fue.
Llevó accesorios nuevos y ropa en buen estado, pañuelos descartables, libros, monederos. Las enfermeras iban trayendo a los abuelos del otro comedor, y Ceci les dijo: Gracias que vinieron, porque ellos están muy aburridos y querían comprar todo.
Florencia está enojada, no va a querer participar, dijo una enfermera. Ceci respondió: dejá que le voy hablar. Ellas son amigas y se quieren mucho, la saludó y le dijo ¿vamos al comedor? ¿me acompañás?, guardo las cosas y voy, le contestó. Florencia estaba en una silla de ruedas, Ceci le preguntó: ¿la llevo a tu compañera de mesa? Así que la llevó y ayudó a las enfermeras. Ceci les comentó que Florencia es su amiga, la convenció a otra abuela y fue, esta última le compró ropa. El personal, le refirió a Ceci que su familia no le permite que use ropa que no le pertenezca, así que se la vendió a otra mujer. Ella le dijo ¡me lo sacaste! y Ceci le contó el  porqué y le dijo ¿te gustan los payasitos? -sí. Entonces Ceci ñe dijo: -ahora voy a mostrar uno, miren este payaso articulado, lo movió y enseguida se lo mostró a ella ¿te gusta el payaso? Y le contestó  -¡que lindo! Y compró y anotó su apellido, al igual que en la ropa de todos con fibrón indeleble, algo tenía que venderle.
Vinieron del salón otros abuelos, que se hizo para festejar los cumpleaños o pasar un tarde agradable con su familia o amigos; llevó un gorro playero blanco, como usaba olmedo en el capitán piluso. Decía Mar del Plata, con un lobo marino bordado en azul. A un abuelo su hija le decía al oído que compre, y Ceci le dijo ¿compras? -Sí. Anotó su apellido, se sacó la boina tejida que tenía, se acercó a el y le dijo ¿con que me tenés que pagar? -con un beso y un abrazo, le contestó. Le colocó el gorro playero y le dijo ¡que cool que estás!, le preguntó si le gustaba la costa, entonces Ceci dijo en voz alta, Manuel compró un gorro playero por un beso y un abrazo y le gusta la costa, el mar, igual que a mí. Se acercó otro abuelo y le dijo ¿me comprás una corbata por un beso y un abrazo? -no veo,le contestó. No sabía, le dijo Ceci, es marrón y rugosa y se acercó para que la tocara, es de industria inglesa, y al tomar la corbata ella le dijo: Esperó que la tengo puesta, se la sacó y se la colocó a el. Antes había escrito su apellido, le dijo la marca, el le contestó que antes usaba esas corbatas y ella le contó que su padre le enseñó hacer el nudo de la corbata, porque iba a un colegio que tenían que usar corbata. -Vos podés practicar, le dijo, y le dio el beso y el abrazo.
Una de las enfermeras les explicó a los abuelos que ese día era el cumple de la madre de Ceci, pero no quería quedarse sola en su casa, sino pasar una tarde agradable con ellos.
Ceci les dijo: -A algunos no los conozco, tengo mucho amor para dar, ese amor me lo da Dios.
Antes de irse una enfermera dijo, -hoy fue una tarde distinta. Ceci se enteró que les gustó el juego y quieren que vuelva, ya está juntando cosas y va a pedir ayuda, porque todos tienen en su casa algo que hace tiempo que duerme y lo pueden compartir.
Me llenaron de besos y abrazos, dijo Ceci ¡que hermosa tarde pasé!
Que linda experiencia que tubo Ceci, todos le preguntaban como se le ocurrió esa idea y le pidieron que participe en otros lugares. -Tres cosas: a todos les gusta comprar, jugar y recibir besos y abrazos, dijo ella

















La anciana que no olvida


Un pesado bagaje debilita la espalda de la anciana.
Carga un silencio ancestral.
En su rostro están las penurias de un hambre ya hecho carne, como su lánguido cuerpo.
Viene del campo con el sustento diario para ella y sus animales... sin sueños, sin presente, sin futuro. Solo su perro amigo la sigue.
En la hoguera arden unos leños, que los retira del pozo de piedra, ya caliente.
A su olla morocha de carnavales prestados, la colma del agua del viejo aljibe; mientras a la misma la mantiene hirviendo, bulle como volcán sin tiempo.
El maíz se marea con el movimiento de manos, colmadas de sabiduría y apremios.
Un canto de pájaros le avisa que es tiempo de primavera, tiempo de nidos nuevos. Sonríe con ellos.
Recuerda los abrazos y besos.
Hay una tumba de piedra al costado del rancho, donde ella regala otros diferentes silencios.                    En la ciudad sus hijos trabajan; ya tienen vencidas sus espaldas. Son unos pocos años menores que ella. Algunos ya se fueron, recuerda, con otros pájaros al cielo.
La anciana no olvida. Su mente esta intacta.
Ella espera; pronto la visitaran algunos de sus hijos y nietos.
Mientras come disfruta del viento; se conforma con poco...es decir casi nada.
Y a su manera, se acomoda a su tiempo.

Nilda Etel Deluca
















El don de la amistad


Que importante
es sentirse amparada
por la mano
cordial de un amigo,
y en las noches
sin sueño y con frío
nos enjugue
su mano el dolor.

Que bendito
designio divino
ha ideado
la naturaleza,
sentimiento
tan hondo y sublime
que haga al hombre
parecerse a Dios.

Un amigo
es el don más preciado
que se pueda
lograr en la tierra.
¡Ay! de aquellos
que nunca supieron,
albergar
en su alma amistad.

Esos pobres,
son pobres de espíritu,
no son hombres,
son solo quimeras,
pues cual árbol
que nunca da frutos,
en su muerte
tendrán soledad.

Isabel Corrao Santos















        Eduardo Munsters
y el ojo rojo de Ksorten Hárri


Continuación de la edición anterior

La longitud de la criatura es una de los temas más controvertidos y los testimonios manejan rangos muy distintos: de cinco a setenta metros, variando la forma y la disposición de sus miembros. Al parecer emerge en invierno, cuando el viento es inmóvil y los turistas despejan la zona. El identikit también es materia de polémicas en los bares y reuniones de damas: una serpiente gigante que se protege con el casco volcado de un barco, un pez con aletas cubierto por el tocón hueco de un árbol gigante, un ser con cuello de cisne con los movimientos propios del cuerpo de un cocodrilo; algunos le agregan, a ese cuello ondulado hacia delante con cinco jorobas, la melena de un caballo; otros hablan de un gusano con oídos reconocibles. 
En un único detalle concuerdan todos los testigos: narran que una inflamación repentina en el agua y una especie de respiración que suena como el sonido de un aerosol, preceden la emergencia de la criatura.

Desde el gobierno han tenido una actitud conservadora hacia Ksorten Hárri, impidiendo sucesivas expediciones desenfrenadas que iban a su caza. Se destaca la caravana pintoresca y bélica de Leopoldo Zarzynski, compuesta por ex presidarios, ovejeros y curtidos balleneros, financiada por Osvaldo Montoro,  dueño de un circo, que ofreció una cuantiosa recompensa a quien capturara al monstruo vivo o muerto. Esta tropa fue interceptada por gendarmería y las protectoras de animales cuando se internaban en un yate en las aguas del lago Kami: llevaban bebidas, dinamita, arpones, rifles para matar elefantes y mujerzuelas para entretener a las tropas.
Entre las propuestas más irreales se encuentra la denominada Operación Dragar, que se discutió acaloradamente en la cámara de Diputados de la Nación, en una sesión extraordinaria, la cual proponía remover el lago. (Recordemos que el lago en cuestión tiene 117 kilómetros de largo por 7 de ancho promedio y es de una profundidad ignota.)
Finalmente se prohibió bajo pena de muerte la caza de animales raros e indescriptibles, y estos proyectos quedaron en la nada. 
Desde la clandestinidad, con únicamente la ayuda del famoso chamán Tenenísk (que me fue presentado por Gusinde), llevo años investigando el fenómeno, tratando de ver si Ksorten Hárri es parte de nuestra biología. Los resultados son pocos y todavía no los he publicado. Dejo estos manuscritos con la esperanza de que alguien pueda continuar mis investigaciones. Creo que descubrí el secreto y mi vida corre un grave peligro. 

También me interesa destacar los aspectos culturales del monstruo. La noción de un leviatán en este lago de la Patagonia no es nueva: los indios hablaban con frecuencia de animales inmensos en el agua que eran avistados esporádicamente por sus antepasados. Los más ancianos recuerdan una tarde, a principios del siglo pasado, que descubrieron el cuerpo descompuesto de una criatura no identificada, cruza imposible de serpiente, ballena y dragón. Tenía un color gris azulado, cola y aletas. Otros testimonios cuentan que en las playas rocosas del lago era común encontrar partes de animales descuartizados, con marcas de dientes que exceden el tamaño de la boca de cualquier vertebrado conocido. Los indios cuando necesitaban cruzar el lago, siempre llevaban algún animal pequeño o un cautivo de otra tribu que sacudirían al agua en caso de que sea necesario apaciguar a Ksorten Hárri.

Continuará en la próxima edición

Federico Rodriguez
















En vos


encontrarme en vos 
en tu mirada bajo la piel 
en la hosquedad del abrazo 
transfigurar el tiempo en la palabra

permanecer en vos 
sentada a la orilla del pensamiento murmurante silencio 
que encierra más que una vida

sobrellevarme en vos 
con la pesada carga 
de la arena que cae marcando 
el próximo final de la estadía

refugiarme en vos
para que no duela 
la pérdida ni la noche 
me siembre de sombras
y tus manos me guíen 
hacia los olivares del recuerdo

Elisabet Cincotta