Revista Viajero Nro. 14 - Diciembre 2006




Las palabras son parte del sol


El atardecer se esconde dentro de un mar de dudas,
yo lo salgo a buscar para no quedarme asustado,
no quiero pertenecer al mundo de los que no viven,
pues ya me he aburrido de su idiotez.

La tarde es esperanza sin serlo,
todo es contradictorio si se trata del amor
y si acaso nadie me escuchara,
seguiría siendo lo que las flores son en el invierno.

Y si puedes verte feliz
entonces hazlo y disfruta del mundo así como es,
y si no puedes hacerlo,
entonces lucha porque siempre podremos sonreír.

La vida es una vuelta por el río,
su corriente nos arrastra pero también es suave su imaginación,
su color nos disuelve pero es tan dulce verlo al sol
que si quieres a la risa reirás,
y si quieres al llanto, alguna lluvia se encargará de ti.

Un día en el tiempo puede ser una sombra en el pasado,
y el pasado a veces es lo que tenemos para soñar,
y si de repente un nuevo silencio te interrumpe,
entonces dejaras de volver y comenzarás a viajar...

Esteban











Puertas abiertas dan a mágicos crepúsculos desde tiempos inmemorables. Qué manos. Qué manijas. Por qué pregunto. Mis preguntas son fantasmas disueltos en un sin respuesta; mis respuestas fantasmas inexistentes.
Miro el crepúsculo (soy el crepúsculo). Y digo, ríos. Ríos yo digo, corrientes adversas. Peces locos y ávidos de memoria y espinas. Un viento funesto arrastra objetos invisibles de colores no identificados. ¡Es nuestro rey, el único y más arcano! Y van, vienen, se mueven en direcciones delirantes; no es que vayan hacia abajo, no es que vayan hacia arriba…no es que se muevan. Se comportan de modos nuevos que mueren en su nacimiento. (“Lo que se ve, lo que se va, es indecible. Las palabras cierran todas las puertas”).

Proclama de mí mismo


Aquí los parpados de la razón se desmoronan brusca y crónicamente, para que las bellas y azules pupilas del absurdo y lo maravilloso se propaguen y reinen reivindicando su condición de elementales, su espacio derrocado por el enemigo: el asesino de niños y de locos.

                                                            

Reivindicación y comprobación


Recuerdo el miedo sin estribos; una propagación ilimitada de monstruos en la noche fantástica. Exageración alucinada y paranoica con espejos sicodélicos. Y recuerdo personajes anónimos aparentemente inexistentes, multiplicándose a mis espaldas, lejos de mi reconocimiento.


Sebastian Humberto










Tus ojos


Estoy pensando y de pronto miro el cielo
y me parece ver en ellos tus ojos
ya no se si son celeste si son grises o verdes
pero si son transparentes
como es tu corazón, una se siente
a tu lado como si tocara el cielo
contemplando tus cabello
me parece ver brillar el sol mas fuerte
que de costumbre hasta nublarme la razón
eres hombre y demonio, eres santo eres ángel
y eres toda la ternura y la bondad del amor
y serás siempre mi ángel, guardián de mi placeres
la alegría y la bondad de mi felicidad.

Llagas


Llagas, que el alma me quema por este amor imposible
que va derecho a la sangre, de mi sangre ya impotente
que me lleva por caminos, caminos de soledades.
llagas que queman por dentro como queriendo matarme
¿pues, me has visto ya muy triste o es que quieres probarme
que aun me sobran fuerzas para poder rechazarte?
llagas que desde muy adentro con tanta rabia te siento.
                          
Baby












El horizonte


El horizonte en la pampa,
el pasto, el color al viento que derrama,
todo eso y la dulzura de tu voz en la ciudad,
con el sabor a primavera,
con todo eso que tiene el silencio
cuando quieres hablar ...

Apenas unas horas,
unos minutos y el recuerdo permanece
no es paisaje sino una postal,
la postal del adiós.

De lejos te pregunte sin decirte nada,
tu me regalaste bombones
por anticipado,
y yo que de repente respiraba sin saberlo
no pude regalarte ninguna esperanza ...

Si pudieses escuchar mis palabras
escucharías lo que la tarde no pudo recitar,
solo los libros que deambularon
para seguir en camino,
y algún olvido o recuerdo o futuro,
recorre por momentos a mi atardecer,
pues de repente no es el tiempo quien manda,
sino el destino de volvernos a encontrar ...

Carlos Portillo













Verdades

Mirémonos frente a frente;
espalda a espalda.
Mirémonos con los ojos del amor,
con la luz del alma, a veces caída.

Nada es tan malo, todo se sana.
Alguien sabe de nosotros, ese alguien nos sana:
el dolor es para los felices, para aprender a vivir.
Nada es tan malo, todo se sana.

El espíritu me habla distinto;
mas no soy quién para juzgar
cómo crece la flor en el lodo,
ni quién esta creyendo más en Dios.

Mi fe es sencilla, así como mi amor;
el tiempo es liviano, así como mi corazón.
El amor es puro pues lo creó Dios;.
y eso es lo que Él es.

Las nubes rondarán nuestro cielo;
y será hermoso disiparlas,
para que la luz de tus ojos
contemple el trono que te espera.

Siempre mi vida sin mi vida;
mi no vida con tu vida;
tu vida y mi vida,
juntas.

Jonatan
















Tu nombre me inspira


La otra noche tuve un sueño:
me soñé escribiendo tu nombre en el sol;
junto a tu nombre puse la palabra libertad.

La otra noche tuve un sueño:
soñé que abrazabas mis espaldas;
y mi vuelo de golondrina te mareaba.

La otra noche tuve un sueño:
te soñé inventando primaveras;
y besando mis huesos con tus caricias.

La otra noche tuve un sueño:
nos soñé derrochando el tiempo juntos;
y caminando ríos y horizontes.

La otra noche tuve un sueño:
me soñé escribiendo tu nombre en el sol.

Escribí tu nombre en el sol y la luna;
junto a tu nombre puse la palabra libertad.

Danilo














Ilusión 

La niña dormía plácidamente en su cama, mientras el libro que había estado leyendo reposaba abierto sobre sus piernas. La vela había quedado encendida, iluminando parte de la habitación. Cerrada estaba la ventana y corridas, las cortinas; sus padres se habían encargado de hacerlo antes de partir. Los minutos transcurrían sin que la pequeña pudiera notarlo. Su mente se encontraba sumergida en otra realidad, SU realidad ahora.
La tenue luz de la vela disminuía poco a poco. Pronto se extinguiría por completo. Los últimos hilitos de claridad se los adueñó la imagen del difuso arbusto del libro. Finalmente, la luz desapareció. La liviana hoja, en la que se encontraba la figura, se sacudió. De su inexistente interior, pareció surgir una especie de rama, como una enredadera.
La planta se arrastró lentamente por el brazo de la niña que aferraba con entusiasmo el libro, pese a su ensueño. Rozó su hombro y luego acarició tiernamente su mejilla. La pequeña, emocionada, la tocó. Abrió los ojos, una insignificante hojita verdosa revoloteó y cayó al suelo, pero ella no alcanzó a verla; la planta ya no estaba allí, había vuelto a ser una imagen plana en el papel.
Se sintió sola, extrañaba a su padre, sus dulces caricias y su beso antes de dormir. Intentó volver a soñar, retomar sus hermosos pensamientos inconscientes para no sufrir la momentánea ausencia de su progenitor. Haciendo un gran esfuerzo mental, logró sosegarse, una vez más. Oyó, muy a lo lejos, como proveniente de un mundo ajeno al suyo, el sonido de la puerta de la habitación abriéndose. Percibió una lucecita en su cara, aunque sus ojos no quisieron despegarse. Algo volvió a rozar su mejilla, pero ni aún así pudo regresar de su letargo. Se aferró con ansias a lo que la estaba acariciando y soñó que su padre le daba un fuerte abrazo. Sintió que aquello comenzaba a rodearla completa y pensó que su padre tenía grandes brazos que la hacían sentirse protegida. Se sujetó con más fuerzas y más ganas que antes, no quería que su dulce papito se alejara de ella, ni siquiera por un instante. Lo que la sostenía la acorraló y empezó a apretarla, aprisionarla, ahogarla, asfixiarla. Cuando por fin quiso abrir sus ojos, ya era tarde, su frágil cuerpito ya no era capaz de continuar.

Natalia Soledad Rotelo













Invita al festejado


Como sabrás nos acercamos nuevamente a la fecha de mi cumpleaños, todos los años se hace una gran fiesta en mi honor y creo que este año sucederá lo mismo. En estos días la gente hace muchas compras, hay anuncios en el radio, en la televisión y por todas partes no se habla de otra cosa, sino de lo poco que falta para que llegue el día. La verdad, es agradable saber, que al menos, un día al año algunas personas piensan un poco en mí. Como tú sabes hace muchos años que comenzaron a festejar mi cumpleaños, al principio parecían comprender y agradecer lo mucho que hice por ellos, pero hoy en día nadie sabe para que lo celebran.
La gente se reúne y se divierte mucho pero no saben de qué se trata. Recuerdo el año pasado al llegar el día de mi cumpleaños, hicieron una gran fiesta en mi honor; pero sabes una cosa, ni siquiera me invitaron. Yo era el invitado de honor y ni siquiera se acordaron de invitarme, la fiesta era para mí y cuando llego el gran día me dejaron afuera, me cerraron la puerta. ¡Y yo quería compartir la mesa con ellos! (Apocalipsis 3,20). La verdad no me sorprendió, porque en los últimos años todos me cierran las puertas. Como no me invitaron, se me ocurrió estar sin hacer ruido, entre y me quede en un rincón. Estaban todos bebiendo, había algunos borrachos, contando chistes, carcajeándose. La estaban pasando en grande, para colmo llego un viejo gordo, vestido de rojo, de barba blanca y gritando: "JO JO JO JO", parecía que había bebido de mas, se dejo caer pesadamente en un sillón y todos los niños corrieron hacia el, diciendo " SANTA CLAUS" "SANTA CLAUS" ¡como si la fiesta fuera en su honor! Llegaron las doce de la noche y todos comenzaron a abrazarse, yo extendí mis brazos esperando que alguien me abrazara. Y ¿sabes?, nadie me abrazó. Comprendí entonces que yo sobraba en esa fiesta, salí sin hacer ruido, cerré la puerta y me retire. Tal vez crean que yo nunca lloro, pero esa noche llore, me sentía destruido, como un ser abandonado, triste y olvidado. Me llegó tan hondo que al pasar por tu casa, tu y tu familia me invitaron a pasar, además me trataron como a un rey, tú y tu familia realizaron una verdadera fiesta en la cual yo era el invitado de honor, además me cantaron las mañanitas; hacía tiempo que a nadie se le ocurría hacer eso.
Que DIOS bendiga a todas las familias como la tuya, yo jamás dejo de estar en ellas en ese día y todos los días. También me conmovió el pesebre que pusieron en un rincón de tu casa. ¿Sabías que hay países que se esta prohibiendo poner nacimientos? Hasta lo consideran ilegal. ¿A dónde irá a parar este mundo? Otra cosa que me asombra es que el día de mi cumpleaños en lugar de hacerme regalos a mí, se regalan unos a otros. ¿Tu que sentirías si el día de tu cumpleaños, se hicieran regalos unos a otros y a ti no te regalaran nada?. Una vez alguien me dijo: ¿Cómo te voy a regalar algo si a ti nunca te veo? Ya te imaginaras lo que le dije: Regala comida, ropa y ayuda a los pobres, visita a los enfermos a los que están solos y yo los contare como si me lo hubieran hecho a mí. Cada año que pasa es peor, la gente solo piensa en las compras y los regalos y de mí ni se acuerdan.

Jesucristo













La lluvia


El tiempo es una batalla
los minutos desarman al destino
cuando una lluvia cae desconsolada,
cuando alguien lamenta la ausencia
y cuando ya no quedan tantas lágrimas guardadas.

El tiempo es un amigo que no aparece,
es su lejanía más indeseable,
yo creía que el silencio era demasiado
y hace bastante que me acostumbro
y en realidad no me acostumbro.

Un paso al frente dan los que no temen
y los que perdieron el pudor,
Atrás quedamos a veces los que sentimos demasiado
Los que caemos derrotados solos
y por el infinito misterio del dolor.

¿Acaso el futuro es para todos?
Yo me pregunto para no responderme,
Si al final la lluvia cesa y el misterio continua,
Todo al fin sucede hasta lo que no sucede,

Yo sé que nos encontraremos
Porque a veces un cielo es una excusa
Una palabra, un te quiero,
es un sinónimo de libertad.

La lluvia vomita su ignorancia,
el mundo no es para tanto pero lastima
y hoy el día terminará cuando empiece,
dentro del aire estamos todos
pues yo creo que nadie camina sin caminar.


Elvio Perazo 

Revista Viajero Nro. 13 - Octubre 2006




Respiro tus huellas



Respiro un domingo
las huellas del aroma
que dejaste en el aire de mi vida.

Presiento la sombra de tu ternura
que olvidaste consiente
para que la soledad no se burlara de mí.
Sombra de ternura que
escondida detrás de cada rayo de sol
entra sonriendo por mi ventana.

No puedo pensar mi vida sin oír tu corazón
sin treparme por tus labios para besar tus latidos
si aún cuando tus pasos se alejan, mis vacíos se llenan de ti.
Me dejas caricias guardadas en el viento
para que suavemente se deslicen por mi pelo.

Cuando te vas, estás conmigo sin saberlo
porque es tan inexplicable el amor que siembras
que quedan tus miradas bailando con la luna
cuidando mis sueños hasta que nace el sol.

No te extraño cuando te extraño
porque sé que volverás cuando el calendario deshoje.
Te encargas de quedarte entre mis horas sin ti
a través de felicidad que impregnas cuando estás
y yo te espero, aunque estés, en tu ausencia
para besar la alegría de estar enamorados.

Liliana Araya













Alfeñique de madera



La música te inunda,
Te llena de color,
Ahora tiene sentido,
El viento pide perdón.
No hables tan cerca,
Aquí no puedo crecer,
Déjame ver el medio
En el que te moves.
Nunca vi una sensación,
Nada esta tan cerca,
Lejos esta allí, en tu mano.

Acariciando las escamas
Vas ahogando mi amor,
Duelen tus espinas
Aunque sean de algodón
Yo soy aire, me traspasas.
Alfeñique de madera,
Impostor del festejo,
Infeliz de día,
Dado vuelta más tarde,
Te veo en el espejo retrovisor.
Mira mis manos,
Sudan la ansiedad,
De un tiempo que frenó,
Del cielo que quebró,
De un infierno que cerró,
En la tierra del cerdo con bastón.




Leandro Omar Szilvay













A mi madre


No soy poeta madrecita,
pero hoy quise escribirte
estas líneas que me
nacieron del alma.
En este momento quiero
aromarte con mi canto;
me haces falta en esta vida,
te extraño tanto mamá.
Solo se que has dejado
sumida en mi propio llanto
y mi vida esta vacía
por faltarme tu cariño.
Yo sé que en algún camino
he de encontrarte mamá,
con tu sonrisa de siempre
y tu carita angelical.
Yo nunca he de olvidarte;
serás mi ángel guardián.
Caminaremos muy juntas
y tomadas de la mano,
recordaremos muy juntas,
mi infancia y tus sueños felices.
Volveremos a ver nuestra querida casita,
tus jazmines, tus malvones,
y la vieja enredadera,
junto al viejo tacuaral;
y aquellos sauces llorones
de nuestros tiempos sin igual.
Volveremos a aquellos tiempos
de dicha y felicidad.

Baby

 
Ejemplo

A mis abuelos,
por sus bodas de oro

Como nubes de caricia
brindan su amor eterno
elevándolo al cielo con alegría

Tan admirable es su ejemplo
y tierno su compañerismo
que los colibríes cantan sus nombres

Dulces abrazos compartidos
que me convidan y regalan
Son dos corazones unidos con luz
que brilla y no se apagará jamás

Los miro y brotan lágrimas
y el deseo más profundo
de algún día soñado
poder imitarlos

Jonatan











Por debajo de la lluvia


Andaba. Simplemente dirigía mis pasos confundidos hacia algo cercano. Avanzaban en la noche prematura, entre las nieblas del patio que atardecía en la mañana.
Algo mojada por saltar charcos, sentí que por un instante infinito (de una casa a la otra), la lluvia me derribaría. Pero no. Llegué a tiempo, justo un ratito antes de que el vendaval soltara toda la furia escondida en la grisura del día.
Escuché un susurro antes de abrir  la puerta.  Entré a la casa y no oí más nada, excepto un saludo de bienvenida ante mi ocasional llegada.
Secretamente unos parientes encerraban un silencio.
Hay algo que todavía espera ser revelado por la perspicacia de mis ojos huecos. Guardado en una jaula inevitable, sin poder mostrar sus incoloras alas, inútiles en la tarde acerada; el pájaro de silencio miraba el infinito, desbordando ansías de dibujar signos derramados al borde de la acerbidad vacilante que destila su deleitoso canto mudo.
Por debajo de la lluvia, se mezclaban el día  amanecido y la tarde que poco a poco se acentuaba, ambas eran una y simulaban ser noche.  Mientras, mi curiosidad incorruptible era otro artificio más en la distancia, cómplice involuntario del exterior simulacro. Incertidumbre despiadada  de vagas singladuras omitidas.
  
Roxana Contreras













Poema 1


Te amo, desde cuándo, no lo sé.
Sólo sé que este amor me ha despertado,
que a mi vida llegó sin esperarlo,
y que a mi corazón llamó sin yo buscarlo.
   
Te amo, desde cuándo, no lo sé.
Desde que yo en tus ojos me he mirado,
desde que me estremezco a tu lado,
desde que quiero estar donde tú estás.
   
Me amas, lo comprendo, lo he sentido.
   
Cuando oigo tu voz estremecida,
cuando siento sin ver que tú me miras,
cuando presiento que en tus sueños vivo.
   
Qué hermoso este amor que es alegría,
que crece con nosotros y que sólo muriendo
morirá con nosotros... algún día.

Romina Contreras













Por lo que me es permitido alcanzar


Agradezco a Dios por ti,
porque te conozco, porque te amo.
Porque solo me limito a acariciar tu tiempo
hasta que puedas verme como yo a ti
y te animes a comprenderlo.

Agradezco a Dios por ti,
por tu mirada oportuna,
por tus perfectos caprichos,
por tu pequeña figura
para mí inabarcable.
Por aquel signo lejano de ternura
que invariablemente emana de ti.

Agradezco a Dios por ti,
porque le perteneces;
porque fue él quien dio brillo
a tu cabello recogido.
Quien me regala tu hablar
dulce y sencillo,
quien sedujo de vanidad
tu alma de niña enamorada.

Agradezco a Dios por ti,
por la tibieza de tus palabras tempranas,
por tus enojos pasajeros
pero que me divierten tanto;
por tu nombre, hurgando más allá
de lo que me es permitido alcanzar.

Y aún tu recuerdo
se diluye entre mis manos
... te busco te extraño ...
pero tú no respondes,
a pesar de mis esfuerzos,
a pesar de mis claros llamados.

Gustavo Fuentes













Juegos macabros como percepción del mundo;
laberintos de espejos malignos
multiplican imágenes, confusas y difusas.

Alguien DESCONOCE y DESENTIENDE ­
Cómo es posible semejante imposibilidad ( ! ).

Dos más dos es...
dos más dos es nada.
y el sol irreconocible;
La luna no importa;
El pasto dice crecer
con gestos que se elevan misteriosos.

Pero sabe él
(al fin una silla, algo sólido) que nada existe
más allá de sus espejos.

Sebastián Humberto













Bambú Japones


No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡Crece, por favor!
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad,
no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que, un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡mas de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad,
este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces
que le permitirían sostener el crecimiento, que iba a tener después de siete años.


Sin embargo, en la vida cotidiana,
muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.


De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones
estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.

Y esto puede ser extremadamente frustrante.
En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que "en tanto no bajemos los brazos" ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo, dentro nuestro…
Estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente
creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito
cuando éste al fin se materialice.


Si no consigues lo que anhelas, no desesperes...
quizá sólo estés echando raíces...


Anónimo

Revista Viajero Nro. 12 - Agosto 2006



¿Qué es el tiempo para el amor?


Se aclaran las noches y duermen mis miedos
te voy conteniendo como un tesoro entre mis dedos
se encienden miradas que queman al viento
y los suspiros corren lentamente detrás de un mañana cada día mas despierto

Te tocan mis labios sin sentir más que tu alma
se derriten mis ternuras mas fuertes ante tu voz
Te siento tan mío, sin tener mas razones que tus manos en mi mejilla
te llevo tan escondido en mi pies como va mi alma en tu sonrisa.

Me maravillo del amor, inexplicablemente dador de felicidad…
de su camino sinuoso que solo los valientes pueden caminar
Todo parece iluminado cuando pienso en tu humilde manera de amar
comprendo las noches de soledad y las heridas que ardían
como si todo fuese sabiduría de un mensaje que Dios escribe en mi andar.

La divinidad que me instruye y me acompaña me ha permitido a tu lado
y me ha proporcionado la extraordinaria tarea de hacerte feliz sin tramarlo
no tengo estrategias mi dulce cielo, solo te ofrezco vida y corazón
solo doy gracias sin cansancio por conocer cara a cara al amor.

Que bello rostro tiene!  no tiene explicación..
son mil gaviotas volando en un cielo anaranjado de pasión
multitudes de luceros iluminando los labios brillantes de dulzura
es sueño… es verdad… es paz… es alegría… es aprender a dar

¿El tiempo?¿que es el tiempo mas que un simple factor?
si los latidos marcan los días, las carcajadas las horas y al final…
solo son agujas de nuestro reloj tus dedos, cuando pasean en mi nariz
y el deseo de un eterno día a día, que viene suave desde cielo,
se nos da para cuidar, respetar y fructificar hoy en nuestras almas
mañana en nuevas vidas creadas, y siempre en el tiempo eterno.

Liliana Araya














El invitado


La noche era fría y tenebrosa, perfecta para la ocasión. Los invitados comenza­rían a llegar pronto.
La sala se hallaba arreglada para la gran fiesta. Pequeños fantasmas de papel y típicas calabacitas colgaban de las lámparas, se repartían por todas las paredes de la casa y flotaban en las manijas de las puertas y ventanas.
Todo indicaba que la reunión sería perfecta. La anfitriona había planificado hasta el más mínimo detalle; nunca nada se escapaba de sus pensamientos ni de su domi­nio. Ahora, esperaba ansiosa el sonido que le indicaría la llegada de los invitados y sobre todo, de aquel tan especial.
Habían transcurrido meses desde la última vez que se habían visto y ya no podía esperar más tiempo. Necesitaba sentirlo cerca nuevamente, palparlo, asegurarse de que no era un espejismo ni otro de sus sueños. Sí, allí estaba ella, planificando, con su mente dándole vueltas al asunto. Siempre sería igual. Estaba repensando otra vez lo que ya había pensado en anteriores ocasiones, no quería que las cosas salie­ran mal y por ello, intentaba prevenir cualquier posible error, cualquier paso en falso que pudiera dar. Tenía calculado hasta lo que él diría y lo que ella misma le respondería.
¡Pero qué furia sentía cuando las cosas salían al revés! Él nunca respondía lo que ella planeaba yeso le causaba demasiada ira. A él también le irritaba su manía de pensar y pensar, de ordenar todo, de no dejar nada para el destino, de querer tener el control del universo, era imposible y ella lo sabía ¿Por qué, entonces, no dejaba los sucesos al azar? Ninguno de los dos lo tenía claro.

La hora pasaba y nadie llegaba ¿Cómo vendrían vestidos? ¿De qué se disfrazarían? ¿Qué se pondría su amado? Esperaba que el atuendo de su pareja concordara con el suyo, al menos que tuviera alguna relación puesto que ella ya se había encarga­do de avisarle cuál sería su disfraz y de proponerle uno acorde. ¡Ojalá él se hubie­ra vestido de pirata accediendo a lo solicitado!
El tiempo continuó su paso, arrastrando consigo a la noche. Los invitados ya esta­ban disfrutando de la maravillosa fiesta. Comían, bebían, bailaban, reían. Todos, menos la anfitriona. Los había citado a las once porque sabía que vendrían a las doce, pero él no estaba. Su amado no había llegado todavía y ya eran las tres de la mañana.
Subió a su habitación sumamente enfadada y se recostó en la cama. La perfecta velada había sido arruinada, una vez más, por él. "¡Maldita costumbre suya!", pensó. Se quedó dormida.
De pronto, un sonido conocido la despertó. El enmascarado subía la escalera. Sus pasos retumbaban en la noche: toc, toc, toe, toco La puerta de la habitación se abrió y la ilusión y el entusiasmo invadieron su alma. Al instante sintió un dolor intenso en su pecho. Algo punzante le lastimaba el corazón. Antes de cerrar sus ojos, alcan­zó a ver al enmascarado cerrando nuevamente la puerta y lo reconoció... sabía que llegaría tarde y también sabía que se pondría otro disfraz.

Natalia Soledad Rotelo













Hacia el olvido


Locas jadean proyecciones
en mi mente fantasma supremo

Querer agarrarlo
todo
Querer decirlo
todo

Pecesitos resbaladizos eluden mi red

II

Y sin más
Los años y los siglos
se suceden como estaciones,
sigilosos, arcanos.
Cubriendo de polvo oscuro
existencias calientes, de sangre que corrió
y quizás estalló, quizás ardió y fosforeció ...
para llegar a ser
Sólo una piedra más
en el pozo impostergable.

Sebastián Humberto













La Sigla


Se siente un ruido, se ve la luz, y cada día hay en el colegio un pato menos embalsamado.
Saben que está allí, saben que las persigue, saben que las vigila, saben...
Desde que la vieron, se les hizo y se les grabó una imagen no muy confiable; pero sabían que algo quería, y comenzaron a tomar nota, sobre cosas raras y espantosas que les surgía, solo a ellas. Comenzaron una investigación que les llevó a develar:
LA SIGLA, una sigla que conocían solo ellas y ella; sospechaban de aulas y salo­nes, y las fotos comenzaron a traumarlas. Pero siempre es mejor comenzar por el principio.
Así fue como ocurrió: un día de estudio, un día como todos, se convirtió en el día en que se develaría el secreto del colegio. El miedo y misterio las empezó a rode­ar desde que escucharon, solo ellas, el ruido. Un ruido en la capilla del colegio, eran voces, que les decía: "hoy es el día, llega el día, llega, llega... " pero de pronto acabó y no se oyó nada más.
Luego otro día, se vio la luz, radiante, sobresaliente, blanca, brillante, pero... rara, sí muy rara, y fue otro nuevo dato para estas jóvenes.
Pero para completar la sigla, falta un último dato: los patos, los patos que ya des­cansaban hace tiempo en la repisa del gimnasio, embalsamados; pero tan reales como esa niña de aquel salón, de aquel día, inolvidable.
La sigla se formó a partir de las iniciales de estos acontecimientos, Ruidos, Luz, y Patos, y fue R.L.P.
Luego, disfrutando del tiempo libre de clase, los recreos, encontraron un machete, en un papel desteñido, pisoteado; en el lado trasero de esta hoja, se encontraba escrita la misteriosa sigla. Les llamó la atención que alguien más esté involucrado en esto, y para poder avanzar con la investigación, buscaron una palabra de algún objeto o cosa, que contenga estas tres letras.
Ese mismo día, en la clase de gimnasia, aprovecharon para observar todo minuciosamente. De repente, dirigen la mirada a la pileta y descubren que aquel viejo tram­polín, donde en una infancia más lejana, disfrutaban los veranos sin miedos ni mis­terios, éste, contenía las tres letras, ese viejo pedazo de madera, las señalaba, para adelante, fijo, como una flecha, hacia una pared del colegio, que se conectaba directamente con ese salón, en el que la vieron; pero lo más importante es que tenía un par de ventanas, de las cuales una de ellas estaba abierta, y desde allí, desde esa mínima ventana, se vio otro dato, una mano de adulto, tirando libremente plumas, plumas de patos, y así mientras estas caían sobre el agua de la pileta, las alumnas se acercaban de a poco a la verdad de este colegio.
Las alumnas participaban en actividades extra del colegio, un día en la clase de tea­tro, mientras ensayaban una obra infantil, se oyeron tres golpes en la puerta, al abrir no había nadie, o por lo menos eso creyeron. Se repitieron varias veces más, luego una niña más chiquita interrumpió la clase para ir al baño, y volvió llorando de espanto, lo único que pudo contar fue que le golpearon la puerta, y sintió voces, un dato que no podía escapar.
Otro día, llegó el dato de la sombra, del hombre. En el recreo de la clase de coro, las pequeñas adolescentes, se pusieron a jugar, un juego de siempre, de todos, la escondida. Mientras una de ellas se escondía en el segundo piso del colegio, las demás veían que cerca de ella había un hombre, posado, apoyado sobre el balcón, mirando hacia el horizonte, sin cara ni forma, solo una sombra, una silueta, de un hombre. Los gritos de las demás acabaron con el juego, y volviendo a clase, vieron esta misma figura, detrás de la puerta de un aula, la sombra, y lo demás era luz, una luz anaranjada, brillando solo sobre las pupilas de estas alumnas que ya no aguan­taban más de espanto, y rápido volvieron a clase.
Luego la niña, o sea lo que sea, pero era algo o alguien, que las miraba fijo, como aquella sombra, pero esta era blanca, transparente, casi se podría decir que era un ángel, pero tampoco, porque también era transparente al mismo tiempo, y lo que impactó, fue lo que tenía en sus manos, lo que devela gran parte del secreto; tenía una cámara de video, y miraba fijo a las alumnas, pero sin querer mirarlas, así que la segunda vez que la vieron, miró al costado derecho, y no volvió a voltear la cabe­za.
Les llamó la atención que no era normal, carecía de buen estado, y se notaba un poco desnutrida y pálida, era algo que no se había visto ni imaginado, ninguna de ellas.
Un día, la señora que limpia el colegio, que ya lleva varios años allí y lo conoce muy bien, les contó, que hace más o menos 100 años, funcionada en un saloncito del colegio una librería, y en el salón de al lado un kiosquito, en él ahora hay un televisor y una video, ambos objetos apoyados sobre una mesita, vieja, rara, si rara como todo lo que veían. La señora no sabía para que era ese salón con aquellos objetos, porque nunca nadie entraba allí, solo la pequeña ventana enrejada dejaba ver esto; y en ese momento recordando todas las pistas de una vez, se les apareció un flash, y luego otro, y otro. Ya les había parecido ver estos flash, y nunca lo ano­taron, pero esta vez fue distinto, fueron como terremotos en sus mentes que dura­ron apenas un instante, reflejados en una luz blanca, como la de aquel día, en que descubrieron la segunda pista, en ese momento develaron casi todo el secreto "la niña todos los días de clases, las filmaba y les sacaba fotos, luego veía todo esto en el televisor de aquel saloncito, e intentaba decirles cada día su mensaje, ella lo enviaba por las pistas y los flash de todos los días", pero que quería decir, eso se supo más tarde, un día de lluvia intensa.
Ese día indescriptible, el día que sufrieron realmente de miedo, pero que supieron que hacían el bien por alguien, al escuchar la verdad. Luego de tantos días de mis­terio y sospechas, la niña decidió decir el secreto, frente a ellas, lentamente, comen­zó a contar lo que le pasaba, y que era lo que había necesitado. Dijo: "un día de lluvia como este, mi padre inauguró la escuela, y con ella, la pileta de verano. Yo esta­ba feliz, así que decidí llevar a todos mis patitos a la pileta conmigo y disfrutar, pero la lluvia comenzó a tomar fuerza, yo no le di importancia, pero ahora se que si, que lo tendría que haber hecho; porque fue impresionante y horrible ver como ese apagón de LUZ brillante se acercaba a mí, y sentía un RUIDO, acompañado de las voces de Dios que me decían; "hoy es el día, llega el día, llega, llega ... " y ver volando las plumas de los PATOS por toda la pileta, desesperados, mientras mi papá me veía por aquella ventanita, y yo veía la sombra de Dios, sin cara ni forma, solo una figura, una silueta de un hombre.
Mientras me elevaba supe que este colegio tenía una maldición, y pude decir mis últimas palabras, me fui con una condición, que fue: "cuando se cumplan 100 años de mi desaparición hacia los cielos, quiero que alguien más sepa mi historia, el des­tino conducirá a las personas que tengan que saberlo (esas personas son ustedes), y dejaré como primer pista lo que vi al morirme, la LUZ del rayo, sentí el RUIDO acompañado de las voces de Dios, y vi las plumas de mis PATOS, en ese momen­to comenzó a existir LA SIGLA.

Luciana Ourracariet


















Quiero


Quiero volar hasta bajo tierra; y ascender a las estrellas;
para así, juntos, por siempre soñar arco iris.
Quiero decirte que te amo, sin preguntas, sin excusas.

Solo te amo porque las mariposas vuelan alegres;
te amo porque fluyen las aguas, porque vuela el viento;
porque nadan los peces y ríen las flores.

Quiero llenarme de tu alma y llenarte de la mía;
desplomarme en tus labios y tus oídos;
abrazarme a tu espalda y arrancarte mil caricias.

Quiero que mi amor te mueva y te haga soñar;
que sea tu amor un mar donde anclar primaveras,
donde floten tus tristezas y fantasías.
Quiero que me quieras sin permiso y sin razón.

Mi todo es tuyo y mis ilusiones también,
sin miedos, sin nada más que amor.

Sin miedos, sin nada más que amor,
te quiero porque te quiero.

Jonatan













Tu regalo


Cómo podré olvidarte
si me diste todo al encontrarte,
si descubrí esos regalos empaquetados
que estaban sin dueño hasta que llegaste.
Cómo podré olvidarte.

Colocaste la primera mirada hacia el mar,
un caballo de Troya contra la amargura,
el olor a primavera de los niños
y un barco a punto de encallar.

Derramaste la sinceridad del hombre cuando nace,
la tinta indeleble de buenos momentos,
el color rojizo de mejillas sonrientes
y un par de algas que se hamacan sin parar.

Abriste la llave de gas de esta habitación,
el altillo de algunos sentimientos,
los regalos que se compra uno mismo
y la canilla que desbordó este río.

Cómo podré olvidarte
si me abriste para darte.
Los envoltorios se encuentran rotos
y mis regalos ya son tuyos.
Cómo querer olvidarte.

Ariel Gattelli
Inspirado en Cecilia  Calzada














Hechizo

Cuando no sabemos que decir,
porque la inmensidad del mundo nos aplasta.
Cuando no sabemos que oler,
pues la variedades de fragancias tienen un solo nombre.
Cuando no sabemos que tocar,
ya que todo lo tangible se resume a tu rostro.
Cuando sucede esto que es como dos planetas unidos,
entonces te miro, solo te miro.

Cuando te miro las tormentas pasan;
y abundas los botes rescatando corazones.
Cuando te miro sos lo único que miro;
y miro porque no tengo ojos.
Cuando te miro una rosa se desarma de envidia,
porque no sabemos que decir pero los ojos sí.

Tan valiente es jugar por mañana,
que hasta el pasado sufre desconcierto.
Tan suave la mañana que soñamos,
que hasta las nubes cantan admiración.

Cuando mi castillo se levanta:
estas vos y te miro.

Danilo













No te veo


No te veo,
apenas tu sombra quebrándose
en la esquina de la habitación.

Me encantaba
ver cómo tus labios tocaban
el borde de la taza.

Tu alegría era un hechizo.

Me permitías reflejarme
en tu frente.

Me encantaba verte pasar
desprevenida
como si un animal.

Y cuando soplabas las burbujas.

Y cuando te quedabas dormida con la boca abierta
y yo trataba de mirar por ella
para saber qué estabas soñando.

Ni bien te despertabas
ponías la equis en el calendario
que yo no lograba despejar
hasta que no empezara un nuevo día.

Eran tus cabellos que de tan largos
barrían del suelo los ojos de mariposa.

Eras más bella cuando te equivocabas
porque te equivocabas también de rostro.

Eras cuando cosechabas el enigma azul.

Y cuando te emborrachabas
y terminabas tomando del pico
y en mis brazos.

Y cuando te maquillabas
y yo te decía que no te hacía falta
y que me hacías falta.

Y cuando cantabas
y las ventanas se abrían solas
para que se quejaran luego los vecinos.


Me fascinaba que me amenazaras.
con volverte invisible.

Ahora no te veo,
apenas tu sombra quebrándose
en la esquina de la habitación.

Gastón
Mediados del 2004