Revista Viajero N° 76 - Agosto 2013



Tus Palabras


Esperar tus palabras,
extrañarlas.
Estas ganas de leerte,
de esa sorpresa.
Tus palabras ayer, entre otros días…
activaron cosquillas.
Tus palabras ayer, entre otros días…
esbozaron una sonrisa.
Tus palabras ayer, entre otros días…
me hicieron pensarte.
De a poco, tus palabras
están en mi vida.
Mañana, tarde o noche…
aparecen y acarician.
Que no me falten tus palabras
como hoy, solo un día!!!
Sentí la distancia….
no te leí, no estabas.
Entendí que estás lejos…
aunque cuando me escribís no lo parezca.

Marina P. Aguirre
anira90@hotmail.com










Corría la década de 1980. Buenos Aires era una revolución cultural plena, y la familia Domínguez no escapaba a ella. Pedro, un brillante abogado, lidiaba con la rebeldía de Juan Pablo, su hijo de 16 años, que no estaba interesado en seguir una carrera como la de su padre, sino que quería dedicarse a la música. Pedro se oponía rotundamente.
Todas las mañanas eran iguales. Él tenía que pararse al pie de la escalera y llamar a los gritos a Juan Pablo:"¡Vas a llegar tarde a la escuela! ¡Bajá el volumen de esa música y vení!"
Cuando el joven entraba en su habitación, parecía olvidarse de todo el mundo exterior. Se concentraba en escuchar sus discos favoritos o en practicar con su guitarra, y con ello no solo se divertía; también dejaba que sus sentimientos más profundos se mostraran. Así comenzó a componer canciones. Al oír las exclamaciones de su padre, apagaba de mala gana el tocadiscos, tomaba su mochila y se encontraba con él en la sala.
"¿Cuántas veces te lo dije? No podés seguir así. Tenés que concentrarte en tus estudios, porque son la llave para que puedas construir un futuro.", lo reprendió Pedro uno de esos días. "Además, no puede ser que me desobedezcas de manera tan descarada".
"Sí, sí, como digas", contestó Juan Pablo sin prestarle atención y salió de la casa. Mientras caminaba en dirección a la escuela, pensaba en una forma de perseguir su sueño. Entonces, se le vino a la mente una imagen de su músico favorito: John Lennon, líder de The Beatles, la banda de rock más famosa de la historia. Llegó a la escuela y buscó a sus mejores amigos: Diego, Fernando, Martín e Ignacio. Los encontró precisamente en el aula de Música. Sin introducirlos demasiado en el tema, les dijo: "Muchachos, formemos una banda."
Los otros aceptaron sin dudar. Enseguida, establecieron a Martín como baterista, Diego como gutarrista principal, Ignacio en el bajo, Fernando en los teclados, y Juan Pablo como voz líder y guitarra rítmica. "Pero, ¿qué vamos a cantar?", se preguntaban.
"Yo compuse algunas canciones hace un tiempo. Si les gustan, podríamos iniciar con ellas", dijo Juan Pablo. Tomó una guitarra y les enseñó unas estrofas de un tema que había escrito el día anterior al mejor estilo Lennon. Sus compañeros estaban impresionados, pues era excelente. Se juntaban a ensayar todas las tardes, y sonaban cada vez mejor, pero la existencia de la banda era aún un secreto para Pedro. Juan Pablo no quería que, si la idea no tenía éxito, su padre le repitiera "Te lo dije" y lo empujara a los libros de Derecho sin que él pudiera protestar.
Les llegó la oportunidad de actuar en un festival de bandas jóvenes que organizaba la ciudad. Los chicos tenían un plan. Después de bastante trabajo, Juan Pablo logró convencer a Pedro de que lo acompañara, a pesar de que éste último no era un gran fanático del rock. Una vez allí, miraba disimuladamente su reloj para controlar cuánto faltaba para entrar en acción. Apenas las agujas marcaron la hora esperada, un trío de chicas subió a escena, y el muchacho se las ingenió para perderse en el tumulto y llegar hasta la parte de atrás del escenario, donde lo esperaban sus amigos. Ignacio le entregó la guitarra y le puso la mano en el hombro, tratando de ayudarlo a calmar sus nervios. Finalmente, luego de cuarenta minutos que se hicieron eternos, el presentador del festival anunció: "Y ahora, recibamos a...¡Freedom!" (Libertad)
Los cinco chicos aparecieron frente al público que gritaba y aplaudía. Al ver a su hijo, Pedro estuvo a punto de subir y arrastrarlo hasta a su casa. Ellos se ubicaron rápidamente en sus instrumentos y deleitaron con con una increíble nueva versión de "Nowhere Man" de The Beatles. El abogado no podía articular palabra, estaba admirado por la forma en que Juan Pablo se desenvolvía en el escenario. Cantaba con el alma. Mostraba que ésto iba en serio. No pudo evitar emocionarse cuando él cantó sus canciones propias. Su talento era enorme. Todo el grupo era excelente.
Se tenía pautada una actuación de cuarenta y cinco minutos, pero la gente estaba deslumbrada por aquellos simpáticos muchachos; y debieron quedarse veinte minutos más!. Recurrieron a los temas de Lennon y McCartney, ya que no tenían tantas canciones de su propia autoría pulidas y trabajadas. Cuando por fin pudieron dejar el escenario, Pedro se acercó hacia donde estaban. Martín, Diego, Fernando e Ignacio se alejaron un momento, pues consideraron que él y Juan Pablo necesitaban un momento para esclarecer la situación. El joven no sabía que esperar; seguramente le aguardaba un largo sermón iniciado por la pregunta :  “¿Por qué mentiste? ".
Pero se equivocó. Su padre, en lugar de regañarlo, le dio un fuerte abrazo. Cuando se soltaron, le dijo con los ojos llenos de lágrimas: “No estuvo bien que me hayas mentido... pero estás perdonado".
“¿En serio?", peguntó Juan Pablo.
“Si. Tenés un talento enorme, y lamento haberme negado a verlo."
“¿O sea, podemos seguir?"
"Claro ! ! ! "
El muchacho le devolvió el abrazo a su padre. "Muchas gracias ! ! ! " le dijo feliz. Ahora podía seguir su sueño en libertad.

Vicky (14 años)










Succión matinal


Desperté la otra mañana agraciado por un síntoma de ensueño. Es en esos primeros minutos, cuando uno reposa meditabundo, que parecen fluir las más sensatas controversias. Lo mismo da despertar con uno u otro pie, acaso esto no condiciona el ánimo; mas lo que condiciona es el mero hecho de abandonar el aposento. Esperar hasta el último momento para dar el brinco, renegado por la tiranía de las agujas, lo abstracto y cruel de los números, que chillan desconsolados, como si a ellos también les molestase el sacudón. Y maldice uno de su sueño porque no le dio tregua, y de la canaleta que surca por debajo de sus ojos, y de la sequedad que habita en su paladar. Entonces, con los brazos cruzados por sobre la cabeza, chocando las muñecas: un hemisferio, ante la indiferencia del otro, comienza a deslizarse sobre la arena esponjosa que arroja suaves cualidades para la succión. Extraño fenómeno, dichoso de escapistas, esta tarea requiera de suma concentración y, por sobre todo, de años de perseverancia; excede, en términos prácticos, los límites de la meditación. Así ya el cuerpo todo, torso y extremidades, se incorporan al periplo. Allí las delicias al alcance: puede reposar uno sobre los cráteres, múltiples y diminutos, del pan tostado, empapado de la manteca que abandona el recipiente de yeso, adherida al filo del cuchillo de punta redonda, para viajar hasta el cráter, cuando otras dos escupe la máquina, acompañada de un click humeante, ese que lleva el perfume de la cocción. De las frazadas escocesas surge un café todavía más humeante; y los libros, la pila de libros esparcidos, confundes sus páginas con el claro de las sábanas. 

Ignacio Benedetto
nacho_bene@hotmail.com










Para E. L.

Quemando en mi infinito amor, me iré
consumiendo.
Imaginando sus abrazos, caricias y besos
que en mi mente quedaron.
Queriendo en su voz oír los halagos que
sonriendo descubrí no pensados.
Por este amor vibré y me alegró la vida.
En mi recuerdo estará este eterno soñar.

M










De los ríos…


De los ríos tomaste su curso
del mar su fuerza
te fuiste como un loco
desesperado por la vida.

Me quedé como una estatua
ligera, sombría, fea
esperando que los vientos
marquen tu rumbo al oeste.

Muchas tormentas se sucedieron
incontables noches sin luna
el sol ya dejó de quemarme
y la lluvia de mojarme.

Y ahora en tu vuelta
mi mirada fría se clava en tus ojos
y te dice sin dar mas vueltas
que a mi alma ya no la manejas.

Adriana Ferreyra
adriana_agua4@hotmail.com