Revista Viajero N° 72 - Marzo 2013

 


Un mal tango


Solo, como un ave que 
persigue la tormenta,
anestesiado, volviendo de 
una larga noche.
¿Cuánto pasado
se puede soportar?
Soy un puente,
pero no conduzco a nada.
¿De qué sirve
ser un puente que 
nadie quiere transitar?
Estoy realmente roto,
solo despojos,
palabras del color
de las cenizas;
la sombra de la sombra.
La letra perfecta para 
un mal tango,
pero dolorido y todo,
no quiero volver a equivocarme
y hacer algo que te haga volver.

Damián Olivera
















Volviendo de la Antártida
            Acróstico


Creo en Dios! Origen de toda belleza.
Ruego a Él, conservarlas, todas.
Un continente níveo nos ha dotado.
Con millones de maravillas.
Ello me testifica su creación infinita.
Roca de risas, en color heladas,
Olor de natura virginal, esparcido.
Son, canto variable, sus líneas de mar. 

A ti, Antártida Argentina, te siento!
Nada te supera en la redondez del planeta.
Tus témpanos glaciares me anonadan.
Ante tu grandeza siento mi impotencia humana.
Rompe el hielo mi altiva alma.
Tengo ahora un corazón más tierno.
Intimando con tu insuperable esplendor,
Doy gracias a Dios, por tu poder sanador.
A mi fría materia, hoy conviertes en luz.

Austral continente inimaginado.
Región terráquea, llena de gracia.
Gran tesoro de mi hermana Patria.
Encantado cielo, de solaz infinito.
Nieves de historias no conocidas.
Témpanos de glacial, por manos no esculpidos,
Intentan hablar a mi pobre alma.
Ningún idioma más dulce que su habla.
Antártida mía, que el Cielo te bendiga!

Rosa Dolabjian
















Clase 19


Observo distante, e intento 
surcando mojones, por miles imaginarios, la dicha estrechar.
Sosegar quiero mis ansias, 
cual lejos tu mirada celeste observo sin ver. 
Sonoras melodías, tus labios arraigan mi sentido, 
rubio y aroma de cabello se escurre entre mis dedos, 
pero no cedo, vuelvo a intentar. 
Temblorosas mis manos, suscriben palabras 
sin lograr conjugar la frase deseada; 
y una y otra vez reinicio la página, 
lo único claro de ella es: te extraño, y te amo.
Otro día amanece, el ático, cucheta de tres, 
monótono transcurre y psicológicamente 
resto en este espacio de vida, 
que gravado viajaba en mi desarrollo.

Luis 528















Huesped


Polemizaba la tiesura sobre valores genuinos. Acerca de qué se sabía oriundo, desde cuándo, desde dónde; hasta evacuar cada leve sabiduría. Y aunque ya nada podían dilucidar algunos cuestionantes, los artificios y la naturaleza se daban tensos como cuerdas de lira.
Sobre y bajo las firmezas que habían auscultado para designar las prevalencias, los artificios bullían. Mediante rotundos mandamientos se habían mostrado generados por la increación misma; y por esto primerizos ante la naturaleza. Todo artífice -congeniaba cada cuestionador- había sido elaborado para comenzar encadenamientos entre causas y efectos de un mundo artificial. Pero así, así de plegarios y apologéticos habían concluido en que hasta la propia natura fue creada. Y no por la increación: por artificios causantes.
Entre marismas de aguda indiferencia, la natura había sido vista por los cuestionantes.
Sus tallos con frutos de sombra, y sus hojas sin verde raíz, decepcionados fingían aceptar aquel reproche impulsivo. Se enredaban las ramas junto a otras cuando los artificios las inquirían, se espantaban. Pero no para omitirlos, no; porque podían replicarlos con el sólo balanceo de un capullo cerrado. Es que la naturaleza dijo ser la misma increación, el vacío que promueve espacios, las desapariciones que ceden ante la generación de huéspedes, de artilugios. Y supo reñir hasta el estambre más inaceptable de éstos diciendo que bien podían ser artífices, muestrarios de verdes estelas sobre praderas oceánicas; pero siempre tras haber surgido de una naturaleza vacua: raíces donde todo mundo puede brotar.
Fuera de las diatribas en donde los artilugios jamás habían figurado rendirse, los cuestionantes se sabían asimismo artificios. Pero no siendo los primeros elementos imponiéndose desde la absoluta nada.
Cuestionándose habían entendido (con diversas cavilaciones) acerca de la cualidad de la razón irrefutable, del origen unívoco. Creían que todo generamiento se había elevado desde unas desolaciones tan vastas como si bosques fuesen atravesados por naturaleza en expansión.

Federico Laurenzana
















Restos del Adiós 


Te pensé...
hasta desear el cansancio.
Perdí el control de mi mente,
y ya no me responde el corazón.
Le ordeno a mi cuerpo olvidarte...
pero aún te deseo.
Creo equivocada ....
que formo parte de tu vida,
que me dedicas instantes...
en tus pensamientos.
Caen mis esperanzas...
con el transcurrir del tiempo.
El teléfono no suena...
símbolo de tu olvido.
El dolor!!!!
Presiona como una morsa a mi pecho...
porque no estás conmigo.
Aunque no me des tus sentimientos...
eres dueño de los míos.

Marina P. Aguirre
















Límites


¿Sábes algo? Pensamos demasiado.
Dios es el inigualable y mayor científico de la historia universal
y perfecto es, porque además, es Amor.
¡Qué hermoso don el razonamiento!
Pero… ¿Sábes algo? Como todo en exceso es malo.
Que sanos son los límites dentro de este universo ilimitado.
La tibieza del alma no es equilibrio, es desconocimiento.
La armonía debe lograrse a través de un posicionamiento auténtico,
sin echar anclas a la deriva;
el posicionamiento que tiene sus bases solo en lo tangible
deja fuera injustamente el mágico infinito.

Paula Gisel
















Los días son como los de ayer,
tan lejanos, viejos y eternos
Quedaron enterrados
bajo la tierra seca, sedienta, partida en mil pedazos
por el sol
que lo arruga
todos los días
Hora a hora
Minuto a minuto
Instante a instante

Veo lejanas miradas
tupidas por el dolor 
de un llanto
que derramó
sus aguas
sobre las heridas 
artificiales
causadas por el amor.

Veo lejanas miradas
que no ven nada.
Que ya fueron muertos por el castigo
del tiempo.
Azotados por la
inescrupulosa red que nos tiene atrapados 
como peces
Esos que vas a ver cuando estés sentado en la mesa con tus padres
y como siempre
El almuerzo está desnudo.

Nicolás Germán
















Yo. Tú. Él. Ellos


Hay, Yo después de tres matrimonios,me dí cuenta que no puedo vivir en pareja.Mis mujeres me perdonaron,pero no puedo,soy infiel.
Tú, me dijiste, estoy en pareja, tengo dos hijos, en mi casa dejo el corazón, pero en la calle, estoy con la razón. Se me complican un poco los horarios, me gusta ser infiel. ¿Por qué no lo hacés vos? no gracias, nunca lo hice, no me gusta hacerle al otro lo que no me gusta que me hagan a mí, yo apuesto al diálogo, él le dijo es normal, todos lo hacen, pero bueno está mal. Por lo menos lo reconoció.
Él decía que la amaba, pero cuando estaba con ella,miraba a otras, a tal punto, que él se lo comentó a su novia, y que trató de conquistar a tres mujeres y no pudo, que tragicómico! Ella cortó con él. Se volvieron a ver, él quería intentarlo nuevamente, y ella le dijo, lo que pasa que cuando estás conmigo, querés estar con otra. Ella puso fin, distancia y ese amor murió.
Ellos, los infieles, no sé como se las arreglan para mentir tanto y no pisarse, porque para mentir hay que tener memoria; uno de ellos me dijo "somos profesionales", de la mentira agrego. Casi siempre, tienen trabajos tiempo completo y tienen miles de excusas, para ausentarse en sus hogares. Cuantas veces vi a sus amigos, palmearles el hombro y aplaudirlos por tener una doble vida, que machistas que son!
Conozco muchos, que al final de sus vidas, se quedan solos, enfermos en una cama de Hospital.
                                                                                                  
Ine
18/11/2012