Revista Viajero Nro. 35 - Julio 2009




Y me alimentaré de las Migajas de tu sombra más cálida,
en silencio y siempre agradecido, tomaré aquello que me toque,
no quiero seguir rogando por amor, aún siendo una causa válida,
y es que prefiero mi pena solidaria hacer quién te sofoca,
apaciguaré mis ansias, buscando reparo en el líquido del desenfreno,
dejaré la ingeniería de un plan para reclamar tu mirada,
y mis suspiro serán cada vez más profundos hasta que en mi sueño sea eterno,
es que me lastimarás y volverás a curar, y yo continuaré a tus pies mi amada. 

Guillermo Huergo















Ausente



Cuando ya ni siquiera la brisa brota del viento;
ni la hierba mece el paisaje de bruma ni hay tallo que esgrima como daga su prodigiosa cúspide,
fue.


Ningún arrebato empequeñece cuanta vertida sombra de esa flora se expande,
sino duerme bajo el denso manto oscuro todo cuerpo derramándola.


Ningún pétalo es digno ya,
ningún abejorro tienta su vorágine sobre la derruida desaparición.


Pero a veces perdura,
una claridad de soles echada de frente lo devela todo,
pero por partes.
Partes que aún quedan tras haberse ido,
que aún se ven ya desaparecidas y no recuerdan.


¡Es cuando ya se fue!
cuando sigo viéndola adornando la semilla que germina para irse desde todo,
cuando sigo viéndola

Ausente.

Federico Laurenzana















Cuando el asombro de la noche hizo detener el tiempo


Camina hacia una serví centro de un lugar cercano
Cruza su mirada con una muchacha poco singular, de tes muy blanca, labios bien morados un ángel extirpado de la locura del cielo. El tiembla, la observa, ella compra un paquete cigarrillos el hace lo mismo, se observan, se detienen un minuto en el tiempo, el le dice casi murmullando, “si la muerte viniera por mi, que tenga tu rostro y tu aroma”
Ella sonríe levemente, le da un beso en la boca se sube a su auto y se marcha, el se sienta en la cuneta saca un cigarro lo enciende se echa de espalda en el pavimento, mira la oscuridad de ese día, y sonríe, sonríe, aquella noche fue la más cálida de su vida…

“Que venga  la muerte
Que venga con tu rostro y manos
Con tus caderas y labios, que tenga tu aroma, que me sofoque en el panteón con tus piernas, que me haga el amor con el encanto tuyo.”

Termina su cigarrillo deja caer la colilla, se abotona el saco, echa marcha a algún bar lejano, donde nadie sepa quien es, observa su reloj, se lo quita registra la hora de ese día, lo guarda, y se marcha. El cielo seguía igual, muchos autos circulaban por el sector, la cajera hizo cambio de turno, los semáforos funcionaban perfectos, solo ellos cambiaron en un minuto el mundo, solo en un
minuto. “la mecánica de lo habitual se vio dañada por hechos simples”

Danilo Andres Pedamonte Gomez 
Chile













Hasta siempre


Ni música triste para llorar,
ni alcohol para olvidar,
solo bronca para masticar.
Aunque lloro tu recuerdo
y me duele el amor,
lo que antes tenía por dentro
ahora se ha convertido en coro.
Es muy difícil salir de esa sensación,
la que cuando de la mano caminábamos los dos,
no quiero estar triste pero no puedo salir de esa condición,
tus ojos también lo están, lo sabe mi corazón; 
cuando me miro al espejo, me veo reflejada en vos.
Una mañana te fuiste, sin dar una explicación:
dejaste algunos recuerdos Y en mi pecho mucho rencor.
Espero cada mañana aquel viejo “ringtone”,
que me avisa, para decirme, buen día mi amor.

Héctor D. Carpio















Hoy me despierto como siempre
con la misma pregunta
con la misma búsqueda
¿Voy a encontrar a la chica de mis sueños?
Me di cuenta que encontrarla es fácil muy fácil
lo difícil es que te quiera tanto
como uno la llegue o  llego a querer
y así es esta vida
la vida que yo vivo
en este mundo aniquilador de sueños
No hay momentos que uno no piense en ella
ellas en general creen que todos somos iguales
nosotros también pensamos lo mismo
pero yo realmente creo que  nos parecemos en una cosa 
somos únicos cada uno es como es
Uno puede llegar a llorar por ellas hasta sacrificar
su propia felicidad
para que ella llegue a ser feliz
mientras uno piensa
yo soy feliz junto a vos y si vos estás mal yo estoy peor
Hoy me acuesto con la misma respuesta 
con el mismo resultado
la encontré pero no me ama
Y así es esta vida
la vida que nos toca vivir
en este mundo aniquilador de sueños
Para ella somos el chico que cualquiera mujer quisiera tener
pero la mujer que queremos es la que ya elegimos
esa que nos hace soñar llorar sufrir
Sí, sufrir cada instante que estamos lejos de ella
Y a este mundo aniquilador de sueños
no le podés ganar
solo soñar con ella hasta que la que esperabas
te despierte y te diga lo que tanto querés oir de ella
te amo
tan solo esas 2 palabras 5 letras
es tan simple como complejo
Mientras yo sigo durmiendo y soñando
soñando cosas que estoy junto a ella mientras
que este mundo lo aniquila
Pero me queda soñar
esperando que ella me despierte
y me diga tu sueño
se hizo realidad y me diga
TE AMO.

Christian Kofoed
3° polimodal
Instituto Edward, Banfield









Guíon


Plot: La historia de un mendigo que recobra su fé en la vida. 
Story-line: Un mendigo se lastima la mano revolviendo basura. Un perro lame su herida y lo cura. El mendigo y el perro conocen a una mujer. La mujer y el mendigo se enamoran. El perro desaparece.

Argumento: Es de día en una calle llena de gente. Un bote de basura, linyera revolviendo frenéticamente en el, hambriento. Se corta con una botella rota, él comienza a gritar, a maldecir  y la gente alrededor de él huye espantada, camina gritando y balbuceando, pero no busca ayuda, camina velozmente sin rumbo alguno esperando que pase su agudo dolor. Los transeúntes lo miran anonadados, su mano sangraba mucho. Pasa una señora mayor con su cara de lastima, tratando de ayudarlo, él escupe sobre ella y dice: -Puedo solo, siempre pude no necesito su misericordia.
De noche, se encuentra durmiendo sobre un banco de una plaza con su mano lastimada colgando. Un perro se aproxima, comienza a lamerle la herida, moviendo la cola. Él se despierta, lo encuentra, lo abrasa con fuerza, al instante se quedan dormidos. Al otro día, en el mismo banco de la plaza. Se despiertan, el mendigo se siente muy bien, ya sin ningún tipo de dolor. Ahí es donde se da cuenta que su mano había sanado,  mira al perro extrañado, este esta moviendo la cola mirándolo también, mira su mano, sonríe, acaricia al perro y se van juntos. Los dos van caminando por la plaza, cuando aparece una mujer rara, que le da algo de comer al perro, mira al mendigo se ríe y se marcha corriendo, el linyera la ve detenidamente, luego de unos pasos el perro se acuesta, el mendigo lo levanta tratando de despertarlo pero estaba muerto, se toma la cabeza, llorando. Comienza a buscar a la mujer, que estaba esperándolo sentada en el mismo banco de la plaza. Él la toma por el cuello estrangulándola y ve que tiene la misma cicatriz que él en la mano. La suelta y la mira, la mujer se cubre la cara, llorando. Él la abraza consolándola. Se paran y se van abrazados hacia otro lugar. El perro yace acostado sobre el pasto de la plaza, se levanta y se va corriendo.

Leandro Szilvay
leaszilvay@hotmail.com















Espérame


Espérame que el viento canta sueños nuevos
y las luces de la mañana alumbran el Corazón enamorado.
Espérame que si tus ojos lloran, mis manos sangran nubes desesperadas
y se quiebran las agujas del reloj, muriendo el tiempo para siempre,
cansándose de trabajar girando sobre el eje de la distancia.
Espérame que si tus fuerzas sobrevuelan la nostalgia,
el aire de tus labios que dejaste en mi piel,
explota en mil lágrimas bañándome de tristeza.
Espérame de pie, que soy yo quién se arrastra
entre arenas secas sin tus besos que humecten la aridez de la soledad.
Espérame cielo de mi alma, robemos energías al sol
que juega en otoño a las escondidas para reanimar el cansancio del vacío.
Espérame regalando suspiros en mis oídos,
a través de aires viajeros que de ellos vivo y respiro.
Espérame a brazos extendidos para abarcar la espera y mi llegada de una sola vez…
que se ríes para mí... sostienes mi corazón en tus manos,
y anticipas nuestro abrazo…
y madura el sentimiento…
y te amo más que siempre…
y se encienden las luces de nuestros ojos
para alumbrar nuestros sueños nacientes. 

Liliana Araya
Mayo 2009