Revista Viajero Nro. 90 - Diciembre de 2014




Ansiedad de ti


las noches dulces
tiene usted
Los deseos de quedar en este lugar
¿qué pasará?
allá va cielo y mas cielo
y si yo no me fuera...
¿usted que haría?

Lucía Tyburczy
l.uuu.c.iii.aaa@hotmail.com










Luces


El mar es azul
El suelo es marrón
Y  los dos juntos forman tus ojos
Tan azules como el mar
Y tan marrones como el suelo
Las luces oscuras
Las brillantes
Los tuyos siempre prendidos
Y nunca oscurece
Y el sol se va y tú iluminas
A  todos para guiarlos
Porque eres una cosa
Más allá de lo normal

Facundo Tomas Lucero - 10 años
10 de Julio 2013 










Jazmín


Una fábula poco creíble
donde no hubo lugar para las pruebas
ni el juicio mismo existió como tal.
Una vez y no fue un día, los jazmines del aire
volaban remotos sin terraplén,
trotamundos que eclipsaron el sol
yo los amé a todos, mientras  nadie lo sabía, inclusive tú.
Tocaron en caída libre,
el dolor del frío que corroe los huesos, besando lo que no fue.
Escuché su caída, sentí sus pasos en ese mismo instante.
La dicha de las palabras que me dieron,
descubriendo uno a uno los rayos del inmaculado sol perpetuo,
aromaron el invierno inmutado;
una vez me dieron abrigo.
Abrí la mente, divise el amor,
de eso estoy seguro.
Allí en pleno vuelo, yo jazmín.
El frío cerró mis blancas pieles.
He aquí lo increíble y difícil de ser yo.
-¡Podrías ser flor! , espera-
Ya cerré suave una sin razón por la cual ser.
Jazmín con pulsiones.
Dejaron halo aromado, miel y almizcle.
Invierno, no lo sabías, pulsiones, jazmín.
Tu no lo sabías, ni yo.

Luciano Calzada
lucianoquilmes@yahoo.com.ar










El Club de mi barrio


Como el médico me dijo que debía hacer algún tipo de gimnasia o salir a caminar, para bajar de peso, para mejorar la calidad de salud, dos o tres veces por semana, de treinta minutos a una hora, y como me aburre caminar alrededor de la plaza, decidí salir a caminar por el barrio a la redonda. De esta manera, también iría conociendo un poco más mi barrio, de esta manera lo recorrería pero siempre uno camina por las mismas calles y casi no lo conoce muy bien, así también me sería más amena la caminata. Voy caminando por distintos lugares, viendo también el progreso.
En una de esas caminatas, casi sin darme cuenta, me encontré frente al club de mi barrio. Cuantos años hacía que no pasaba por acá, desde que me mudé pero no tan lejos, de pronto vinieron a mi mente esos días de haber vivido mi niñez y adolescencia, de cuando a ensayar con mis compañeros de la escuela primaria, las danzas folklóricas para las fiestas patrias, las clases de gimnasia, las reuniones de los vecinos para tratar algún problema vecinal, los bailes de los fines de semana, que concurría toda la familia, los grandes bailes de fin de año y los carnavales, venían cantantes muy importantes de esa época, casi todo el vecindario concurría, quedando chico el espacio y terminaban bailando en la calle.
Casi todo se resolvía en el club, los almuerzos que organizaban los jubilados: antes todavía no existían los centros de Jubilados... donde luego de almorzar, los hombres jugaban a las bochas o al truco, las mujeres a las cartas, a la canasta o tejían ropita para bebes, así lo donaban al hospital, las fiestas de egresados, los bautismos, cumpleaños.
Pasaron muchos años de la última vez que estuve en una fiesta de egresados, luego al casarme me mudé a unas quince cuadras más o menos, casi todo se resolvía en los clubes de barrio. Otra cosa triste que pasó en la mayoría de los clubes de barrio, es que la juventud comenzó a concurrir a los boliches del centro, muchos matrimonios se separan, se disuelven las familias, consecuencia en parte por el modernismo, los grandes gimnasios, los peloteros para los cumpleaños infantiles, las casonas para los casamientos, cumpleaños de quince, de egresados, así de esta manera se fueron quedando casi sin actividad los clubes, solo quedaban las personas mayores, y también ellos se fueron, se hicieron centros de jubilados. Que solo quedó mi querido club Mariano Moreno, tanto este como muchos otros se fueron cerrando.
Por suerte hace un par de años, se empezaron a recomponer de a poco, ya veo que hay bastante actividad, vuelven a tener clases de gimnasia, talleres barriales del municipio, donde se puede aprender distintas artesanías, pintura, talleres literarios,  cafés literarios, clases de folclore, tango, se alquila para cumpleaños, bautismo, egresados, se hacen almuerzos en las fiestas patrias. Ahora las mamás le hacen los cumpleaños a sus hijos en el club, así pueden invitar a todos sus compañeritos y no le rompen la casa, sino sería un caos la casa de las pobres madres, como todo cambio tanto que ellas trabajan todo el día, y no podrían con tantos chicos y con el desorden que le dejarían.
De tanto recordar, ya terminé mi caminata diaria, sin darme cuenta casi, estoy frente a mi casa, me siento feliz por haber recordado esos tiempos tan lindos, y que vuelve a renacer el club de mi barrio!!!!!! Entro a mi casa, pongo la pava al fuego, así me relajo y me pongo a tomar unos buenos mates en compañía de mi familia.

Marta María Nastaly
nastalymartamaria@hotmail.com










Las luciérnagas tristes


Continuación de la edición anterior

Luego girando sobre sí misma se encamina al jardín, despaciosamente, con el fin de tomar en sus manos una luciérnaga, lo logra, con bastante dificultad, la coloca en su palma, el insecto luminoso, sin duda atemorizado, parpadea más aceleradamente.
La joven señora, la observa tierna mirada, dejando pasar unos instantes, soplando prontamente para propiciar su libertad, sin hablar una sola palabra, la mira hasta que la pequeña luminosa se introduce en una planta escogida al azar.
Con ese impulsivo como imprevisto acto, Lucía deseó liberar en parte, del mal casado tantos años atrás, según su pensamiento, a estos bellos e inocentes bichitos.
El joven e inteligente esposo, al volverse ella, nuevamente la atrae, deposita sus dos manos en la cintura de la muchacha, acercándola a él, besa cariñosamente ambas mejillas que conservan todavía el tibio rubor, acariciando luego su nuca despeinada. Es entonces que repara la emoción que demuestran sus ojos muy húmedos. Sin querer admitirlo se siente de igual modo. Tratando con fuerza de evitar que sus lágrimas se deslicen contra su varonil voluntad, lo consigue diciendo:
- Lucía ven, ya no sientas pena, con seguridad no lo sabremos nunca, pero si ellas te comprendiesen, creélo, te ofrecerían mil gracias.
- ¡Gracias cariño!, Por decirme lo que en realidad deseas que así fuese.
- ¿Sabes?, La vida nos va enseñando. Y te digo más, cuando llegue nuestro primer hijo, y ya a edad de comprender, le relataré en detalle lo sucedido, tal como me lo has contado a mi, todo lo relacionado con las luciérnagas en tu infancia, además de lo acontecido recién, que fue verdaderamente apreciativo en su real intención.
Lucía dio gracias al destino por haberle enviado un ser tan bueno, capaz y sabedor de pronunciar palabras que ella necesitaba oír y en el momento justo, por lo que le respondió convencida:
- ¡Sí mi David!, en primera instancia, soy feliz por haber conocido a un hombre como no encontré nunca en mi vida. Eres excepcional... 
Él iba a responder, ella hizo un movimiento con su mano para que la dejara proseguir, viendo el asentimiento de su esposo, entre confundido y sonriente a medias por los elogios de su linda esposa, ella continuó:
- Tienes razón, es un encomiable proyecto, lo haremos, les contaremos nuestras experiencias para que les ayude aprendiendo, de ese modo, evitándose sufrimientos. 
David notó que Lucía no podría seguir, interrumpiéndola, él a su vez acotó:
- Ciertamente, les enseñaremos para que no experimenten frustraciones innecesarias, además algo puntual, propiamente dicho, respetando en concepto y accionar a la humanidad. ¡Y también a los animales que convivan cerca o lejos, por supuesto!.
Lucía miró a David, con expresión de felicidad, con una sonrisa que habló por ella misma.
- ¡Bueno, bueno!, ¡concluyamos con los elogios querida! Entremos, la noche empieza a refrescar, ¿cierto, mi linda?
Los dos, con juventud plena, rieron al unísono como si se hubiesen puesto de acuerdo, compenetrados el uno con el otro, penetraron tomados ambos de la cintura, en la casa que construyeron con esperanza en el futuro, con trabajo como esfuerzo propio, ayudados por arquitectos y obreros conocedores de la confianza depositada en su misión, supieron devolver fehacientemente lo que sabían positivamente confiaban en ellos y la tarea encomendada. 

Eve Berar










¿Por qué te fuiste alfonsina? 


Por qué te alejaste
querida Alfonsina,
dejando tus versos
a orillas del mar,
ese mar hermoso
que tanto querías
donde te recuerdan
quienes allí van.

La playa La Perla,
allí en Mar del Plata,
donde sumergiste
angustia y dolor,
es lugar sagrado
para los que siempre,
al leer tus obras
están junto a vos.

Tu poesía lleva
en cada palabra,
el amor que siempre
llorando estarás
y cuando una pena
nos oprima el alma,
tal vez tu recuerdo
Nos llegue a salvar.

Isabel Corrao Santos
i_co_san@yahoo.com