Revista Viajero Nro. 40 - Diciembre 2009





Transitando el Amor

Recorro espacios en mi mente
y busco un rincón dorado,
que me muestre que siempre
tú estás a mi lado.
Salgo a las penumbras, 
y con tacto te voy buscando,
me escondo en los silencios 
que tu ausencia me provoca
pero todo se disipa cuando mi boca toca tu boca.
Mis manos son la guía que me llevan a tu encuentro;
regocijase mi alma por saberte muy mía
y quisiera con vos, transitar por esta vida.
Con tu dulzura y tu simpleza
me acompañas cada día
soñando con buenos tiempos
y que el Amor sea nuestro guía.

Héctor Carpio







Él


Lo vi llorar y me dio lástima.


- Es la ley y hay que aceptarla le dije-. Después de todo, la vida es un andar permanente, un eterno vagar sin sentido, y ahora  no nos viene nada mal un poco de quietud, algo de sosiego.


- Precisamente de eso se trata se lamentó-. Me encantaría poder permanecer aquí después de tanto cansancio, pero todavía me queda mucho por hacer. 


Y al tercer día, resucitó de entre nosotros.

 Miguel Angel Morelli














El águila y la niña


Había una vez; hace unos meses; un águila que se paseaba dentro de una gran jaula que habían construido para ella sus dueños.   

Allí adentro podía volar, comer sus alimentos, mirar como los niños y grandes jugaban felices por el parque que rodeaba su jaula.

A veces los llamaba y se acercaba a las rejas para que ellos la integraran a sus juegos......aunque solamente conseguía que la alimenten y acaricien su plumaje....
Cuando caía el sol y se acercaba la noche, ella miraba y hablaba con sus amigas las estrellas y la luna... y toda esa quietud que la envolvía, muy suavemente la adormecía.
De día ella escuchaba la risa de todas las personas y niños que andaban a su alrededor.......y ella estaba allí, en su jaula.

Un buen día, se le acercó una niña y le dijo que se sentía muy sola y triste y no sabía qué hacer para que pasara el tiempo en su vida y no se sintiera limitada por su corta edad.

El águila le respondió:.. “Desde mi jaula puedo ver que tienes toda la libertad de acciones que puedas imaginarte. Puedes jugar, correr, entrar y salir de tu casa; reír; llorar; siempre a tu gusto y donde tú quieras. 
Sin embargo yo siento que tu corazón está prisionero en una jaula.

¡Mírame a mí!. Yo soy libre y puedo hacer lo mismo que vos... pero dentro de estas rejas. Aquí me encerraron porque creen que soy peligrosa para los demás.....y sabes una cosa... Ojalá algún día les pueda enseñar a ustedes todo lo que veo, escucho y siento en mi corazón desde aquí, mi jaula, para que puedan reconocer la diferencia...”
Ahora; esa misma águila; reconoció y comprendió que la niña y ella tenían mucho en común.

La niña crecía con una jaula en su interior y no veía la libertad de su expresión, de su ser...
El águila crecía libre en esencia, aunque limitada por unas rejas externas que limitaban su libertad....
La niña; al escuchar a su amiga el águila, lloró de emoción y alegría al entender esas palabras que le salían del corazón...y en un momento dado.....abrió la jaula ante el asombro e incertidumbre de los demás, se abrazó a su amiga águila, se miraron a los ojos tiernamente y luego, casi en silencio, el águila se alzó en manso vuelo rodeando su jaula abierta, se acercó a la niña expresándole todo su amor, su gratitud y también lloró con ella ...... y mirando el cielo inmenso y brillante, se despidió de la niña con  un ... “¡ hasta siempre amiga mía....aprende a volar en espíritu y recupera tu estado de gracia plena, infinita, para siempre!”............................
Desde entonces, al mirar el cielo; se puede ver un águila en pleno vuelo, cruzando mares, tierras, bosques, jardines, observando y sintiendo la plenitud del día y la quietud de la noche, viviendo cada momento una nueva alegría de libertad en pura expresión de su ser...















Locos Mayo


Compensados y descompensados.... 
de amores no te arrepientes 
incluyendo a quienes te enloquecieron 
pero de amor?... Leer más 
locuras cuadradas 
locuras redondas 
con dolor y sin dolor 
todo para gusto 
del consumidor. 

(mucha gracia tiene 
es quien pasa piola 
con locura y todo incluida) 

Desgracia es, la soledad 
mal llevada. 

Hoy es incierto todo 
cierto 
y acuario sobrevive, 
mientras piscis 
es devorado 
por una mujer 
malvada 















Es Navidad


Es Navidad cuando somos capaces de expresar un te quiero a nuestros seres más queridos.
Es Navidad cuando día a día podemos llevar una sonrisa a los que nos rodean a pesar de las dificultades.
Es Navidad cuando podemos perdonar los errores que otros cometen y ayudarlos a cambiar.
Es Navidad cuando aprendemos a perdonarnos a nosotros mismos nuestros errores, y amarnos con nuestras luces y nuestras sombras.
Es Navidad cuando buscamos cambiar esas sombras para amar mejor a familiares y amigos.
Es Navidad cuando sabemos escuchar consejos de los que nos aman sin desecharlos antes de reflexionar.
Es Navidad cuando dejamos de prejuzgar y aprendemos a ver que cada persona tiene su rayo de luz para alumbrar.
Es Navidad cuando descubrimos en nosotros que nuestro amor fortalece nuestro hogar.
Es Navidad cuando abrazamos al amigo que sufre y sostenemos su debilidad.
Es Navidad cuando mantenemos la vista en el cielo sin dejar de actuar por la paz en la tierra.
Es Navidad cuando luchamos por la justicia y la igualdad, cuando construimos en vez de criticar.
Es Navidad cuando valoramos lo que tenemos sin dejar de luchar por lo que aún falta alcanzar. 
Es Navidad cuando rezamos por todos aquellos que no pueden festejar.
Es Navidad cuando somos concientes de que las desigualdades las crea el hombre, y no Dios pero podemos prestarle a El nuestras manos para transformarlas desde donde estamos, con lo que somos y tenemos.
Es Navidad cuando luego de brindar en la cena… antes de poner la mirada en los regalos, la dirigimos por unos  minutos hacia el pesebre y su humildad. 
Es Navidad cuando abrimos nuestro corazón a lo divino, y dejamos que El transforme lo que tenemos de humano para que nos impulse a actuar.

Que esta Navidad sea el nacimiento en cada uno de nosotros de todo aquello que sabemos que podemos ser y dar, para el bien común y personal.















Soñar


A mi espalda yace la princesa mas hermosa, ella sabe su condición, y al saberlo me expone a sus caprichos, yo como un lacayo sigo cada orden que se le antoje, soy su esclavo, y realmente, sinceramente, me gusta serlo. No tengo porque ocultarlo rindo tributo a su belleza, a su juicio, su verdad. Solo soy un peón, pero me trata como un rey y obviamente me encanta, disfruto de su real compañía, aunque sé que ella es mejor, pertenece a otra clase de personas, a las divinas, a las cuales están dedicadas las más delicadas obras de arte. Se merece un monumento y lo tiene dentro de mi corazón. Aunque sufra por mi ignorancia, aunque luche contra su libertad, me encanta, y no puedo dejar de amarla, en ningún momento, aunque me sienta abatido, desafiado, contrariado, y mucho peor. Nunca voy a poder ignorar su poder de atracción, es todo lo que alguna vez soñé. 

Leandro Szilvay















Pesadillas


¿Qué pesadilleás
cuando tus párpados se trenzan?
 
Convulsiones,
los huesos te crujen como escarabajos.
Gritás
más que cualquier otra noche.
Tus nervios son una montaña rusa,
ningún beso te cura
(y no probé sólo con los míos).
 
No sabés hacerme feliz,
no saliste de un cuento dorado.
Pero de-sen-te-rras la alegría,
sos un perro sin patas
que excava igual.

No es cierto
que la luz de las estrellas guía…
si esta noche caímos en los pozos que cavaste
y sos un cachorro buscando
una vía de escape.
 
Ya querés saltar de un puente Madison
pero estamos en Buenos Aires, amor.
Vos esperabas que te valoren
jajajajaja
el precio que te concedan
aumentará con los años.
 
No puedo contradecirte
¡si somos idénticos!
 
Más que morir
buscamos con quién.

Ayelén Araujo 
14 años.














La Mancha


Ese día yo me encontraba en la oficina, mirando absorto una mancha verde que había salido en el techo. Era una mancha alargada y serpenteante, y me pareció ver en ella la silueta de un viejo delgado y barbudo apuntándome con el dedo. Pasé horas mirando aquella mancha, intrigado con aquel señor de barbas que no dejaba de señalarme. Traté de imaginar por qué me miraba de aquella manera, ¿sabría quizá algún secreto sobre mí que ni yo conocía?, ¿me acusaba tal vez de algo imperdonable que hubiera hecho? No tenía idea de la causa, pero la mancha me intrigaba y me repelía a un tiempo. 
 
Intentando sacar de mi cabeza aquella imagen, bajé la mirada, encendí el monitor de mi ordenador y me dispuse a continuar con mi trabajo. Estuve un buen rato repasando la contabilidad y realizando algunas gestiones al teléfono, era un trabajo tedioso, pero no me importaba, mientras mis dedos tecleaban mecánicamente, el recuerdo de mi mujer, tal como la había dejado al marcharme a trabajar, dormida y desnuda en la cama, me reconfortaba. Era la mejor imagen del día, el hermoso cuerpo de mi mujer bañado por el sol de la mañana. Seguí trabajando con aquella imagen flotando en mi mente, ya tranquilo y feliz, cuando mis ojos se desviaron un momento hacia el techo. El viejo de la pared me devolvió una mirada torva. Allí seguía, observándome y señalándome impasible, con una sonrisa burlona en su rostro que parecía mofarse de mí. Un escalofrío recorrió mi espalda al volverlo a ver.
 
Me levanté y moví una planta de sitio para tapar aquella visión, pero fue aún peor. Ya no veía la mancha, pero sabía que el viejo estaba ahí, esperando, vigilándome y apuntándome con su huesudo dedo. Volví a traer a mi cabeza la imagen de mi mujer, y traté de recodar el momento en el que me quedé apoyado en el quicio de la puerta, observándola mientras me tomaba un café. Ese fue un momento delicioso, y rememorándolo  pude  olvidar  por  unos  segundos  el  miedo  irracional  que  estaba
 sintiendo por culpa de aquella mancha. El café caliente en mis manos, el silencio de la mañana, mi cama, y durmiendo en ella todo lo que quería en este mundo, eso era más fuerte que cualquier temor estúpido.
 
El extraño hilo que enlaza los pensamientos me llevó a unos instantes antes de que me tomara aquel café, cuando lo estaba preparando, y luego saltó a unos minutos después, cuando salí de casa, y de repente me asaltó la duda de si apagué el fuego de la cocina después de hacer el café. Siempre he sido muy maniático con esas cosas, y jamás se me había olvidado hacerlo después de usar la cocina, como tampoco nunca salí de casa sin haber echado antes el cerrojo, pero en ese instante me era imposible recordar el haber cerrado la espita. Decidí llamar a casa y avisar a mi mujer para que lo revisara. Marqué el número de mi casa y esperé, pero nadie respondió. Nervioso, me levanté del sillón y paseé por la habitación con el teléfono al oído. Me sentía impotente y tenía miedo de que algo hubiera pasado por mi culpa, no me lo perdonaría nunca. Mientras esperaba una respuesta del otro lado de la línea, una mirada furtiva se me escapó hacia el techo. El viejo seguía allí. Su expresión parecía más cruel que antes y su sonrisa más siniestra. Su dedo se mantenía firme ante mí. Se estaba riendo de mí, se burlaba de mi angustia. Parecía conocer las dudas que me mortificaban y se regocijaba. Una cuarta llamada y seguía sin contestar nadie. El temor se había transformado en certeza, estaba seguro de que algo malo, horrible, había pasado en mi casa, y el viejo surgido de la mancha estaba ahí para recordármelo y disfrutar con mi sufrimiento. En un ataque de ira, me subí a una silla y arañé la mancha con mis dedos. Me arranqué dos uñas y dejé mis yemas en carne viva, pero logré arrancar la mancha de la pared. Cansado me dejé caer en el suelo y me puse a llorar 
 
Minutos después, el teléfono sonó. Era la voz de mi mujer.















Hacia el Sol


La sangre
que circula por mis párpados
colorea las imágenes
de esta insólita mañana.
Me veo caminando por la arena
hacia la hoguera de un sol rojo
arrastrando
colgada de mis piernas
una sombra alargada.
Desde atrás
observo mi figura
apuntando hacia el cenit.
Desde adelante
veo las huellas y los huecos de mi cara.
Decenas de fantasmas
se han lanzado
sobre el sendero que transito
danzando delirantes
y rozando mi cabeza con sus sábanas.
De pronto todo se detiene
la visión desaparece
y abro mis ojos
al resplandor intenso
del mediodía que recrea esta playa.
Me doy cuenta
de que otra vez están conmigo
el cielo azul y el verdadero sol
los pájaros flotando en el espacio
la brisa que se escurre sobre el agua.
Forman parte de la diaria realidad
que me asombra
con sus otros fantasmas.

Evaristo Rodríguez














Agradecida


Anoche vi tu imagen reflejada en mis sueños
tu y él, los dos, latentes aquí sobre este ensueño
de vida desplegada de unidos sentimientos,
y al despertar lloraba… él sí partió hace rato
pero tu…tu… tu no te vayas lejos:
La tierra aún está firme, tan firme como el ansia que llevas muy adentro,
destruye esa miseria de muerte que no es tiempo
y arrancarles estrofas de vida a ese tu cuerpo.
Te necesito madre, para mirar la vida de frente con alma de coraje,
para sentir el ave que anida alegremente en esta rama tuya
con raíces lejanas… mas tus mismas raíces,
mira el sol como brilla, como brota la vida por sus rayos en instantes
y no des por entrega tu alimento a la tierra que aún es tiempo de siembra.
Ven y andemos muy juntas como cuando tu vientre alimentó tus ansias,
como cuando tus sueños se quedaron dormidos y yo tejí los míos
mientras tu cuerpo entero me brindaba la vida en oscuros silencios;
ven… acércate… enrosca tu raíz a mi planta,
que el calor de mis bríos  te traspase hasta el alma,
y así estiras tu vida con la vida que un día tu a mi me regalaras

Marí Bacot