Revista Viajero N° 52 - Febrero 2011




Espera desespera esperando


Lucido tras el golpe de despertar,
en fantasía esotérica medito. 
Trasladado al manantial de dudas existenciales
del universo cubista que me asombra.

En órbita cuántica sin ficción tras la máscara,
aturdido en un ruido blanco,
alternando la sapiencia con la no cordura
en un tamiz de sinsabores elocuentes.

De la magnificencia ampliada del loco
soñando en su almohada de hielo
entregado al canto del terrestre.
Sucumbido en ansiedad melancólica.

Semilla que no germina, 
en su estado durmiente me espera
el que vela mas, yo mismo lavo
en aguas de colores,
mis vestidos de cordura, finas telas portan ellos.

Un precipitado en mi mismo
heterogeneidad pasiva.
Ella en su pétalo despliega mil alas
libando mis labios, me tienta la siento.

Lujuriosa danza del orate con su dama,
fundido en sus entrañas.
Me detengo en mi tormenta y solo veo,
¿Que sino?

Mago en Prosa
Matías R. Cárdenas
Mendoza-Argentina














Mi querido tucán


Una hermosa mañana paseaba con un grupo por una provincia Argentina. Necesitaba distraerme. Mis aspiraciones habían decaído. En una de las excursiones me alejé del contingente porque no me interesaban las explicaciones de la guía. No recuerdo cómo fue… pero de repente, entré a un bosque. Caminé acompañada por maravillosas y perfectas melodías de batracios, insectos, aves y gruñidos lejanos. Observé a mi alrededor gigantescos árboles y arbustos. Aspiré sus afrodisíacas fragancias. ¡Estaba sorprendida! Mis pensamientos se aliviaban de todo dolor al sentir semejante embeleso. ¡De pronto!… un tronco caído me sonrió, invitándome a que me acercara. Atónita lo hice y una alfombra de suaves hojas multicolor me acompañó a sentarme en su regazo. Esas vacaciones fueron un escape. Me sentía sin ánimo ni fuerza hacia mi persona. No entendía a ciertos ámbitos de la sociedad. Quizás creí que la necedad no llegaría a dañarme. Quería volver hacia donde las sombras habían llevado a mi espíritu enamorado. 
Con mucha sorpresa, escuché un sonido en la altísima copa de un árbol. Levanté mi rostro y en una rama gigante descubrí una hamaca. Inmediatamente me paré con asombro porque mágicamente aparecieron escalones hacia ella. En mi delirio, palpé mi cuerpo, me vi, con un vestido de volados y puntillas. Mis manos acariciaron mi cabello que tejían dos trenzas culminadas con moños color luna. Me transportaron a mis primeros pasos en la vida. Enrojeció mi rostro recobrando el rubor de aquella niña… ¡Mi niña! … ¡Mi candidez! La encontré precisamente cuando más la necesitaba. Subí la escalera. Me aferré con ánimo a las cuerdas y alcancé la hamaca que me aguardaba. Me senté y mientras me balanceaba me quedé dormida. Desperté con un picotazo parecido a un cosquilleo. Un hermoso tucán solitario comenzó a hablarme: - "Niña este lugar no es para ti! ¡Regresa a tu época!!Tu mente y tu alma preservarán el amor perdido! ¡Siempre estará contigo! Él no se llevó nada. Te dejó todo lo que brindó a tu corazón que es un arcón de recuerdos. No olvidarás a ese hombre que latió junto a ti por años. ¿Me escuchas niña? ¡no retrocedas! ¡Olvida los necios, disfruta el presente!, tienes familia, amigos ¡piensa en ellos! ¡cambia tu nostalgia, pon en función tus sentidos, observa la belleza que está a tu alrededor, escucha el canto de los animales, aspira los maravillosos aromas, come los exquisitos frutos y acaricia mi suave plumaje! ¡ Despierta niña, sal del bosque, únete al mundo sin olvidar a la pequeña que llevas dentro! ¡Sé feliz! ¡Mírame! Estoy solo. Busco amor para armar mi nido y sé que pronto lo encontraré". El bello tucán sostuvo mi espíritu con sus alas abiertas… Y volví… Nadie notó mi ausencia. ¿Habré soñado?… ¡No sé! Después de un largo tiempo escribo con ternura mi cuento…¡¡¡La niña es mía!!! ¡¡¡Abrí mis sentidos!!! ¡¡¡El amor lo siembro!!!

Nilda Deluca














Comenzar


La ansiedad no me deja dormir como de costumbre. Me levanto para embalar la loza y revisar si todo está en orden. Faltan unas horas para dejar la casa. Esta casa tan grande, tan callada, donde el silencio reemplazó risas, cantos, voces y lamentos. Todo se escondió en sus paredes que cada vez me oprimen más. Ya no tengo lágrimas para derramar. Me mudo. Quiero comenzar de nuevo aunque sé que el renovar muebles y paredes no impide que los recuerdos me acompañen. Por otra parte llevo fotografías que dan cuenta silenciosa de mi vida y abandonarlas sería como morir un poco…

Olga Besada














Llanto lírico


Aquel que más a traición, te lastimá sin razón, suele creerse inocente, y por eso nuncá se arrepiente. 
y aquel pobré batemusa, que bandeó de versos a muchas minusas, suele perderse arrumba'o, en el pago del ser despreciado. 
ya se hizo la luz, que cubriome de llanto y la cruz, cuya esencia sufriente, de la crueldad inherente, en toda humanidad existente, se hizo en mi vida presente. 
mas yo sigo adelante, sin rumbo mas siempre adelante, porque el tiempo pasó, en que la resignación me cubrió.

Martín Rabezzana
(escribiendo: you tube, aparece un sitio que dice: broadcast yourself
 en el espacio se escribe mi nombre y apellido: Martín Rabezzana, 
y se accede a mis videos)














Gracias por la vida 


Gracias por la vida que me has dado
más allá de las heridas que has causado
No te juzgo, no hay rencores 
sé de tu alma los dolores.

Gracias por la vida que me has dado
más allá de los temores 
que se habían instalado.
Sé de tu vida sin amores
Sé de tu alma atormentada.
No te juzgo, no hay rencores.

Gracias por la vida que me has dado
más allá de haberla rechazado.
Sé de tus miserias y rencores
más algo bueno habrás tenido
pues gracias a eso yo he nacido.

Gracias por la vida que me has dado
no te juzgo no hay rencores.
Cierro de esta etapa los dolores
y te escribo con honores.
Pero algo has de saber
ni en un año, ni en millones
enterraré por ti los amores.

Ya no sigo tras tus huellas 
soy tu sangre en este mundo
tu herencia más tangible.
Me declaro libre de rencores.
Te declaro libre de reproches.

Gracias por la vida que me has dado
no te juzgo no hay rencores.

María Eugenia Nebbia














Clamor


Llueve sobre la humanidad.
Llueve sobre la piel áspera de los guerreros
y sobre la piel tersa de las Ilíadas.
Llueve sobre campos desnudos
amasijados con sudor 
dolor 
ignorancia.
Llueve sobre pozos profundos
alrededor de los cuáles
caerán dormidos los idiomas.
Llueve sobre escalinatas
entre muros curtidos
por grietas indiferentes al pasado.
Llueve en la penumbra de cuartos fríos
sobre rostros de niños desahuciados
sobre humos que opacan el cielo
entre el puño cerrado de mis hermanos.

Llueve sobre la humanidad.
Mas yo te digo 
que no es lluvia temprana
la que empapa las ciudades.
Son las lágrimas de un Dios Padre
que van creando un mar de paz
en las entrañas de la tierra.

Elizabet Paula Francken 














La Partida


Envueltas por la fría bruma,
abandonadas, desaparecen 
aquellas tierras. Ensueños,
recuerdos que atrás quedan
como un camino de espuma;
mientras con afán busca
un navío su último destino.
El viento desolador golpea
su rostro, sus húmedos ojos
en la lejanía perdidos;
se agitan, se estremecen,
en una tristeza muda
enloquecen, prisioneros
del dolor de un desterrado;
en cuya atormentada alma
se desata con furor,
una implacable batalla
que le arrebatará la vida.  

Claudia Mercatante














¡Cerré mis ojos y mi corazón te encontró!


Mientras caminaba cerca de la ¨zona cero¨, lugar en donde se encontraban las esplendidas Torres Gemelas, pasé por donde se quiere erigir la polémica construcción de la mezquita, y me acordé del fanático pastor que esta en contra de la construcción. Seguí mi camino y me senté frente a la catedral  de San Patricio, llevaba conmigo mi laptop, y observaba a las parejas que se encontraban en el lugar, se tomaban de la mano y se juraban amor eterno, me pareció muy romántico el que las parejas fueran a ubicarse cerca de la iglesia, me imagino que muchos lo hacían porque pensaban unirse en matrimonio en aquella fascinante iglesia.
Enternecido por ver aquellas escenas de amor, mi corazón se entristeció, rodaron algunas lágrimas por mis mejillas, y me dije “Y yo estoy solo, sin un amor”, de pronto escuché una voz que me dijo:
“Estas solo porque quieres”.
Sorprendido miré a mí alrededor y ¡estaba solo! “Será que me estoy volviendo loco” Me dije.
Continúe observando a las parejas y la nostalgia me invadió, “Mi novia es mi computadora y las bellas lectoras que tanto me quieren” pensé
- “Ya te dije que sos un burro, estás solo porque quieres”, me dijo aquella extraña voz.
“Bueno será el cansancio que ya estoy escuchando voces o será que necesito ir a buscar a un psicólogo” pensé.
- “Soy yo tu corazón el que te habla ¡necio!, que solo escribiendo pasas y no te das la oportunidad de buscar un amor, ya me tienes cansado ¡yo quiero un amor! Y solo en ti piensas”. Añadió aquella voz misteriosa.
 Me levanté de un salto, me pellizqué para ver si no era un sueño, me di dos palmadas en la cara y lógicamente no era un sueño, era mi corazón el que me hablaba y trataba de mostrarme que había sido un egoísta con él por no prestarle atención.
 - “Buscaremos un amor” me dijo. “¿En dónde?” le pregunté 
- “Yo te diré cual es la mujer que nos conviene” me dijo mi corazón. “Bueno” me dije “le haré caso a ver qué pasa”.
Me dijo que entraremos a un bar de mucho prestigio en la “Gran Manzana” visitado por muchas parejas y muchas mujeres solas que buscan a un amor, la idea no era mala, lo que me sorprendió fue que mi ojo o mi mente, estaban observando a chicas muy bien dotadas y esculturales ¡hermosas físicamente!. “Deja de pensar en eso” me dijo mi corazón, “concéntrate en lo mas importante, ¿Para qué queremos una mujer hermosa físicamente si no tendrá belleza interior?” ¡Me dijo exaltado!
Palabras que calaron hondo en mi, y me dije “este tiene razón y yo que pensaba que los corazones eran unos babosos ja, ja!”
 
Me indicó que me sentara en medio de un grupo de 10 mujeres de diferentes nacionalidades ya que, en Nueva York, hay una cultura muy diversa, me pareció algo tonto, porque me dijo que cerrara mis ojos y escuchara la conversación de las damas y el me diría cual era la mujer que abordaríamos luego. La plática se centraba en lo que la mayoría de las mujeres hablan, de los hombres, el tema de conversación era: ¿Cuál era el hombre ideal para una mujer? Una rubia preciosa mencionó que para ella era el hombre millonario y punto.
Una japonesa dijo que para ella era también muy importante el dinero y que fuera muy apasionado, las demás se concentraron básicamente en temas superficiales, coincidieron en el hombre atlético y millonario, sin embargo estaba una hermosa española, una mujer bella físicamente, ella dijo que venía de una ciudad de España, sus palabras fueron las siguientes: “Para mi lo mas importante es un hombre que me ame, no importa si no es millonario, pero si me ama con todo su corazón seré feliz y nos amaremos, así que para mi lo mas importante no es el dinero, es el hombre que ame y respete a una mujer como tiene que ser”  y concluyó.
En ese instante me dijo mi corazón que abriera los ojos y me dijo - “¡Ve donde la española!, esa es la mujer que nos conviene, dile que la amarás por siempre y que tú has comprendido que todas las mujeres son bellas, pero las mas hermosas y maravillosas son aquellas que su belleza interior es mas grande que su belleza física”.
 Me acerqué y delante de todas las mujeres presentes, me arrodillé frente a la española y le dije “mi corazón me dice que tu eres la mujer que lo hará feliz, porque cerré mis ojos mientras conversaban y mi corazón te ha encontrado”. Las mujeres presentes comenzaron al unísono a aplaudir y también en coro gritaban ¡Beso! ¡Beso!
Yo me sonrojé, pero ella me dijo ponte de pie que te daré un beso, nos despedimos del lugar. Nos casamos en la iglesia de San Patricio, en donde nos juramos amor eterno y desde entonces tenemos un hogar maravilloso y somos muy felices. Comprendí que hay que obedecer a nuestro corazón y que lo más importante es la belleza interior y no la física, hoy mi corazón también es feliz.

José Francisco Mejía Ramírez
Miembro de la Sociedad Literaria de Honduras
Articulista Nacional e Internacional














Yo crecí en las calles y ahí empezó un país completamente nuevo


Yo crecí en la calle y ahí empezó un país completamente nuevo. 
Me partí indefinidamente en dos, problema de por vida.
En un país sin tierra los reyes gobiernan sin permiso.
Me familiaricé con la Biblia con todo mi entendimiento.
Yo, país sin reyes. Solo un bufón. 
Tuve que encontrar lo que se llama el otro.
La rosa creció para llegar a la ciudad.
Todo se enrojeció como a las últimas horas de la noche.
Y los reyes llamaron por sus nombres a sus personas de confianza.
Las hojas cayeron del árbol sin cuidado.
Nacen perspectivas desde la ventana y cada una es correcta.
Hay que encontrar un buen lugar una buena calle y un árbol 
donde guarecerse. 

Rita Dahl
Finlandia