Revista Viajero N° 28 - Octubre 2008



La cama


A ti cama mía voy a escribirte
con alegría;
porque cobijaste mi niñez y cubriste
de sueños mi adolescencia.
Quién colérico de alegría no ha
saltado sobre ti.
Quién alguna vez no te deseo más que a nada
en el mundo.
Porque cada mañana sufro cuando
te tengo que dejar... hasta he
Llegado a pensar que te amo.
Porque siempre que estoy con vos,
quiero quedarme un ratito más.
Me abrazo a la almohada y me
cuesta despegar.
Cuántas veces he llorado contigo;
cuántas veces has escuchado mis penas,
mis alegrías.
Oh cama mía, cama de todos los días,
de mi niñez, de mi adolescencia, de mi
madurez. Madre de todo descanso.
Podré distanciarme del mundo, pero
nunca de ti, porque en ti pienso
En mi asedio cotidiano.
Oh cama mía, cuántas veces hice
el amor sobre ti, con dulzura y
placer.
Oh cama mía, si algo no puedo
hacer sobre ti, no vale la pena
hacerlo.
A ti te escribo con veneración;
como un niño adora a su juguete,
como yo a las rosas y los jazmines.
Porque en tu mundo pasa todo, en
tu mundo se resuelve todo.
Cama de todos los días, de aquellas
tardes de estíos o aquellas noches
Invernales.
Este es mi reconocimiento a tan
delicado material que muchas veces
la comparo con el calor del hogar.
Oh cama mía, si algo no puedo hacer
sobre ti, no vale la pena hacerlo.

Héctor


















Renacer


Con una mueca sutil
la luna me hacía un guiño
mas en mi mente febril,
hacía gala el desaliño.

Las estrellas cual diamantes
se descolgaban del cielo
y mis lágrimas brillantes,
rodaban lentas al suelo.

Ya la noche se pasaba
ella lucía su belleza
yo más sola me quedaba,
toda empapada en tristeza.

De pronto la claridad
comenzó a aparecer
y noté la realidad,
del nuevo día nacer.

Salió el sol todo de fuego
y me inundó con su luz
pedí perdón en un ruego,
y me olvidé de mi cruz.

Marga Margione

















Porqué no


Quién me inspira y cómo son las cosas,
en este circuito desilusionado de mares.
El cómo se hace amigo porque sí;
la lluvia va al cielo porque también.

El solo en su quietud contamina relámpagos;
fuego que imita la fuerza y lo frágil.
Ahora que añora mañana,
mañana intentando ayer.

Con estas música que sentencia
cráteres de tristeza:
el porqué no requiere respuestas,
el cómo despierta fantasías.

Y la unión es ficción
de esmeralda violeta y cartón.
Esto que jugando soñó y cuenta
lo que nunca se sueña de noche.

Un verso lleno de pasión dormida,
un barco a la deriva en el desierto,
una palabra dicha bajo el agua,
y la pluma incesante ávida de besos.

El escritor renovando el quién,
el cómo muriendo de amor,
y el porqué
                porque sí.

Jonatan
















Tango


Tango ausente,
de pupilas que saben
a despedida:
rojas manos acarician
la aurora
vestida de pájaros,
suponiendo que vendrá
la cárcel con sus huesos
dispares a tronar.

Juan Garibaldi


















En un solo beso...


Haciendo danzar mi corazón
te involucras en mi vida,
sin razón de ser.
Como un viajero
Heces que mi mente y mi alma
vuele junto a ti.
Animándome a ceder
a mis tributos de mujer,
encendiendo esa llama
que se alumbra y se opaca.
Invadiéndome, de un frío intenso
que corre...
Por la desnudez de mi cuerpo,
fluyendo en mi sangre
el deseo eterno de amarte.
En cada beso,
de un hasta mañana, dejas en mi...

Angelross
Alba Rosa Retondo
















Xanadú


(Continuación de Edición anterior)

   Me arrastro lastimosamente y consigo con dificultad levantarme. Camino algunos metros y caigo de nuevo.
   Por momentos estoy ciego. Tengo los ojos abiertos y no veo absolutamente nada, los cierro y mi vista se sumerge en un lugar llamado tártaro. No hay acá suplicios físicos aplicados a nadie, hay en cambio un estado de angustia extremo más que evidente en las almas que caminan en un aparente estado de trance.
   No pertenezco ahí. Mi castigo no está en el tártaro ni en el desierto, sino en la vida profundamente dolorosa de la que escapé; me adentré en la soledad del desierto buscando salir de lo insoportable de una vida a la que ni siquiera pedí. Una vida en la que la felicidad estuvo siempre ausente. Una vida cuya aura siempre fue desagradable, ya que las personas a las que intenté acercarme se alejaron de mí sin siquiera darme la oportunidad de darme a conocer; es por eso que busqué la nada de la inexistencia y posteriormente el lugar y alma femenina de mis sueños en otro estado de conciencia, ya que lo que se conoce como realidad, nunca fue para mí otra cosa más que un castigo constante.
   Desde el suelo y en la semipenumbra de un naciente anochecer, siento que muero. Una mano perteneciente a una pálida mujer acaricia mi rostro.
   -me llamo Freya; yo te ayudé a llegar hasta acá trayéndote el alivio de las lluvias a las que consideraste culpables de un sufrimiento mayor, pero no lo hice para hacerte sufrir, te ayudé a sobrevivir para que puedas llegar a Xanadú y estar con Xana; si morís antes de alcanzar el estado de conciencia en que se encuentra, no vas a verla más.
   La contemplé con la mayor admiración de la que soy capaz. La miré en silencio durante varios segundos antes de tomar su mano, llevarla a mi rostro y empezar a llorar. Ella volvió a acariciarme y pude sentir lo más profundo de su alma en sus compasivas manos; ella se arrodilló detrás de mí y tras haberme tomado en sus brazos, me alimentó e hidrató. Posteriormente se levanto y me dijo:
   -ahora tengo que irme, tenés que seguir solo; pero no te preocupes, no estás lejos de Xanadú.
   Debido a lo lastimoso de mi estado y a la conmoción de su presencia, me costó hablar, pero llegué a decir:
   -Freya, gracias por venir.
   Ella me sonrió y su imagen se desvaneció ante mí.
   No sé cuando haya empezado este viaje ni cuando vaya a terminar, pero sé que el dolor es algo a lo que acepto sin mayores problemas si después de sufrirlo una diosa se cruza en mi senda.
   Vuelvo a entrar en un estado de conciencia alucinante.
   Varias mujeres con serpientes en lugar de cabellos se presentan ante mí. Sé que se llaman erinnias; traen a mi conciencia todo el sufrir despiadado que viviendo causé. Veo a toda la vida microscópica que con mi simple existencia destruí pasar ante mis ojos; me siento culpable, el remordimiento me invade. Entienden mi sentimiento de culpa y se van.
   Mi conciencia se aleja del mundo; veo múltiples obras de arte cuyas dimensiones son enormes situadas en una luna de júpiter. Veo también las extrañas formas de los habitantes de dicho planeta solo existentes en un pasado lejano; escucho sus expresiones de amor, odio, compasión y crueldad presentes aparentemente en toda conciencia.
   De vuelta en la tierra tengo acceso a las escrituras etruscas cuyos significados me son comprensibles; la escritura fonética fenicia es muy limitada en relación con la etrusca, ya que esta es capaz de hacer experimentar a quien la lea los sentimientos que se encuentran en ella registrados; Esa complejidad fue su ruina debido a que nadie podía leer los acontecimientos cruentos en ella contados, sin sufrir un gran daño psicológico.
   Mi conciencia vuelve al océano; veo a un grupo de deidades de las aguas en plena acción, se llaman nereidas. Su parte inferior es de pez solamente cuando están en el agua, fuera de la misma su anatomía es de mujer; estas deidades marinas son cazadoras. Se convierten en hermosas mujeres para así atraer a los hombres hasta la orilla del océano, una vez ahí, los arrastran al agua y los sumergen hasta el fondo de la misma en donde se alimentan de ellos después de haberlos matado con sus muy afilados dientes y uñas.
   Veo sangrientos ritos realizados por celtas y eslavos; entiendo mejor que nunca el hecho de que la religión saca lo peor de todos.
   Veo a Freya buscar a su amor por lejanos países; la veo sola y triste, siento pena por ella y me doy cuenta de que su incapacidad de ser feliz, la llevó a buscar la felicidad de los demás.

Continuará...

Martín X