Revista Viajero Nro. 23 - Febrero 2008



Cada palabra tuya...


En las noches donde mis ojos
se encuentran con el brillo de los tuyos
en la oscuridad del silencio.
Bendigo y doy gracias
porque llegaste a mi
para sacarme de esta soledad...
Con los aromas que emanan
los pinos y tu perfume
dejan en el ambiente que vivo
una sensación de paz.
Donde mi alma eleva a mi musa
e invita a un sueño...
Gozando de alegrías y tristezas
a una dicha sincera.
Contemplando desde el cielo
a un nuevo ángel,
que alimenta mi fe.
Desconociendo el futuro incierto,
rodeada de raíces firmes
enlazados de sentimientos sinceros
y perdiendo el miedo al pasado,
voy aprendiendo a que el amor existe...
Espolvoreando de un manto de plata
deslumbrándome a cada segundo
entre el piano y una dulce melodía
calladamente guardo para mi
cada palabra tuya...
Resplandeciendo así el verde esmeralda de mis pupilas,
encendiendo en llamas mi corazón latente
cubriéndolo en lavandas y azahares.
Me susurras pausadamente en cada suspiro
un Te amo...te amo...!!!

Angelross
Alba Rosa Retondo
albarosaross@yahoo.com.ar











Besar


Besar es un remedio,los labios son caramelosson parecidos al amor.
Besar es una historia nueva,es la imaginación del viento cuando roza los árbolescuando cree en la libertad,es lo que gritan los coloresen el medio del atardecer.
Besar es la forma más hermosa de la geometríapor estar desposeída de ella,es la informalidad de las sensaciones,nuevos descubrimientosnuevos cuentos de grandes escritorespoemas, poetas, compositores.
Besar es una expresión sana dentro del mundo artificiales una obra de arte del corazónun silencio dentro de la música,una música eterna dentro de la rutina de no besarbesar es un ejercicio que desarrolla la creatividaddicen que han salido buenos proyectosluego de un gran beso.
Besar es una libertad intermitenteporque los besos duran lo que la mente decidemás allá de eso, todo es intermitentelos días son idas y vueltascomo la vida mismay el beso es el cambio de estación,da la casualidad de que siempre vuelve la primavera...

Ayelen Illanes

ayelen_illanes@hotmail.com.ar












Últimos versos

Es cierto que allí,
la noche vacía
recorre el silencio
cuando tus besos
desgarran la bruma.
Son tus manos
las que alteran el tiempo
del tiempo y purifican
la arena, exhumando
recuerdos.
Nunca seremos uno,
es por eso que hoy
he decidido recostarme

sobre lo que he perdido.

Juan Garibaldi
juan_garibaldi@hotmail.com












De espaldas


De espaldas al futuro arrinconaste mi deseo.
Las manos buscaron, al tanteo,
la rosa de este invierno.

El cuerpo venció el pudor con gemidos
cuando redondeaste cada ángulo, perverso,
y miré la sombra de la luna
mientras palpabas a Rigel en mi nuca.

De espaldas al universo
capturé el placer entre pupilas
y amanecí violetas en tus palmas.

Descubierta.

Elisabet Cicotta
elisabetamelia@gmail.com











Roma


Si de tu perfume ya no queda nada y a mí todavía me emborracha
Si de no poder estar con nadie se trata,
Si  de perder la boca más preciada,
Y no encuentro qué hacer, ni qué decir, ni qué sentir,
Si solo quiero que sea noche
Y te amo y te odio todavía
Si todavía estoy viva
Si todavía puedo desperdiciar mi vida amando tu reflejo
Me muero de miedo.
Y la soledad me envuelve con su velo, cada vez más negro
Y mi cuerpo está cada vez más quieto
Y tu perfume no se va.
Los agujeros se abren estáticos y los párpados pesan.
Tu sombra se ve aún a ciegas.
Toda yo un peso muerto me veo desde adentro
Con vos, con la ausencia de vos
Un peso muerto y un agujero
Eso soy.

Anirak












Sucia existencia


Él es un hombre muy pulcro, meticuloso en el orden, un tanto obsesivo. Su casa es un chalet de dos plantas con 2 habitaciones; 2 baños; living-comedor; una cochera grande cubierta a nivel; un lavadero; una habitación de servicio y un baño de servicio. En la habitación de servicio duerme la mucama, una mujer alta, robusta y de tez blanca. Esta habitación se encuentra en la planta baja de la casa junto con el baño de servicio; el living-comedor; el lavadero; la cocina (íntegramente cubierta de azulejos blancos); los muebles blancos; el piso blanco, como si fuera  una carnicería o algún hospital. En la cochera se encuentran, aparte de su siempre impecable gran auto blanco, todas sus herramientas ordenadas alfabéticamente, cada una con una estampa que indica el nombre de dicho elemento.
En la parte superior de la casa se encuentran las dos habitaciones y el baño. Una de las habitaciones posee dos camas individuales, un gran placard de madera blanco, y una computadora. Lo raro, es que él vive solo, sin contar a la mucama, que duerme por supuesto en la habitación de servicio. Según el día él cambia de cama, si el clima es cálido duerme en la cama derecha, porque esta cerca de la ventana, si esta fresco, en la izquierda, porque esta más cerca de la estufa, si esta húmedo en la izquierda, si esta seco en la derecha. Pero si llueve y hay truenos, ahí es otra cosa. Él tiene preparada la otra habitación, recubierta con un plástico especial muy grueso, que no deja pasar el ruido molesto de la lluvia, ni sus truenos escandalosos y atemorizantes.
 La gente que lo conoce piensa que es una persona fría, que no expresa lo que realmente es ni lo que siente. Pero él es eso, en su mente no cabe la posibilidad de la duda o de la espontaneidad ni libertad siquiera. Esas son cosas para vagos, inútiles, excrementos sociales, que él sin duda desprecia; aborrece con todo su ser. Se horroriza del hecho de pensar solamente por un momento que existe gente así. Todo en su vida esta planificado, bien organizado, no cabe ni el más mínimo error. El orden le da seguridad y eso, para él, es lo más cercano a la felicidad. Ama el meticuloso orden con el cual su mucama arregla sus camas, pone los cubiertos en la mesa, limpia los ventanales y cuida su vestimenta. Por eso la contrató, le paga el sueldo mínimo y sin feriados. Tiene a la mucama hace cuatro años y en todo ese tiempo, la conversación con ella fue siempre la misma, “Hola, buen día” Y “Adiós, hasta mañana”.  
Se levantó como siempre a las 7:00 hs, no encontró a la mucama en su lugar habitual, la cocina. Al no verla, ni tampoco sentir el aroma a café con tostadas, típico. Se tomó con las manos la cabeza y se dijo así mismo: -Esto no esta nada bien. Preocupado, sin saber que hacer. Luego de un momento de reflexión, se dispuso a buscar a esa mujer desobediente, por los lugares que él sabia que podría estar. 
Primero fue al baño de servicio, suponiendo que se habría retrasado, ella estaría lavándose la cara o atendiendo sus necesidades, al pensar en esto y al tenerse que enfrentar a semejante situación, le agarro un fuerte dolor cervical. Él se encontraba dispuesto a reprenderla por semejante ofensa. Se calmó, tocó con suavidad la puerta cerrada del baño, no hubo respuesta. Supuso que ella se hacía la distraída y golpeó de nuevo con más fuerza demostrando su enojo. No hubo respuesta. No estaba preparado para semejante falta por parte de su mucama, se encontró desconcertado, tomó coraje y abrió la puerta. No había nadie, es más, no había entrado aún esa mañana, porque el cepillo de dientes estaba seco, la bañera también, él sabía que todas las mañanas ella se bañaba. Al imaginarse a su mucama desnuda, a punto de bañarse, le dio vergüenza, sonrojándose. Esto le produjo más bronca aún de la que tenía, llegando a sentirse muy mal, sacó como conclusión que a ella todavía no le habían dado ganas de levantarse de la cama. Se dirigió directamente a los aposentos de su mucama, todo rojo, lleno de ira. Al llegar a la puerta, se dispuso a abrirla violentamente y gritar frenéticamente, -Que carajo es lo que esta pasando!?, pero pensó que eso no era lo correcto, no entraba en su forma habitual de actuar y procedió a golpear suavemente la puerta, reprimiendo toda su angustia, sin otra alternativa.
Desde adentro de la habitación no hubo ninguna respuesta pero se escucho un pequeño sonido, un quejido sordo, casi imperceptible. Él había desarrollado una increíble percepción auditiva, para escuchar que era lo que ocurría detrás de puertas o paredes, por eso suponía que es lo que estaba aconteciendo ahí dentro. 
Era su mucama quejándose de placer, se encontraba con su amante, que había entrado por la noche bajo sus narices, como se atrevía la muy perra a traer a un desgraciado así a su casa sin su consentimiento, que igual jamás tendría. Esa traicionera trajo a un sucio, cerdo, criminal, que se mete en una propiedad ajena a acostarse con la servidumbre de otro hombre. Que falta de respeto!, de seguro se deben de estar riendo de él, en silencio, pensando en como lo habían engañado, pero ellos no sabían con quien se estaban metiendo. 
Fue corriendo a la cochera, donde guardaba un tanque lleno de gasolina, fue a la cocina, agarro los fósforos, se encontraba dispuesto a quemarlos para mandarlos directo al infierno.
No se encontraba nervioso, es más, se sentía muy tranquilo, en paz, por que sabía que lo que estaba a punto de hacer era lo correcto como buen cristiano que era. Los pecadores no tenían lugar en este mundo y menos en su casa. 
Antes de entrar en la siniestra habitación, reflexiono sobre sus ideas por un momento, allí supo que jamás había visto algo tan claro en su vida como en ese momento, sabia exactamente como debía obrar, cerraba todo perfectamente, se encontraba listo para actuar.
Abrió la puerta de golpe, lo que encontró no era ni siquiera parecido a lo que él suponía saber, el escenario era completamente diferente. Su mucama yacía desnuda en su cama, quejándose como había escuchado, pero sobre ella en vez de un amante, incontables alimañas, más precisamente cucarachas, le hacían el amor, devorándola a pedazos. De su boca emergían cientos de insectos, era como si nacieran desde su interior y fluyeran como un río asqueroso por toda la habitación.

No pudo moverse, quedo inmóvil como una estatua de concreto, mirando el horrendo espectáculo que allí se desataba. Pasó un segundo, que parecieron mil años. Se dio media vuelta, dándole la espalda al hecho, tomándose la cabeza. Se encontraba  totalmente desquiciado, su cabeza no pensaba con claridad como estaba acostumbrado a hacerlo. Había olvidado por completo quien era, que quería y a donde iba, cosa que jamás le había sucedido. Por un momento se olvidó de todo, hasta de su propia existencia, realmente se sintió libre, hasta feliz y sonrió. Todo le pareció un sueño hasta que escuchó una vos muy familiar, que le trajo buenos recuerdos. Era su mucama medio muerta, que hablaba como si tuviese la boca tapada. Se dio vuelta, vio que ella seguía tirada en su cama y tenia la boca llena de manchas negras vivas con patas sanguinolentas. -Esto no es ningún sueño, realmente esta en problemas, como puedo ayudarla!? 

Leandro O. Szilvay