Revista Viajero N° 24 - Marzo 2008


 


Me gusta imaginarte


En la frontera verde de la tarde
los pájaros se beben el ocaso,
filtra en las hojas una mirada de humo,
medita el horizonte
El sol de octubre gime
encendiendo siluetas en las ramas.

Jadean las palabras del poeta:
“Transitar la vida sin imaginación
es andar ciegos... caminar a oscuras”.

Por eso...
cuando los pájaros se beben el ocaso
me gusta imaginarte al borde del camino
como en aquella tarde luminosa,
con un pequeño bolso
y un atado de sueños.

No sé cómo es amarte
y casi sin quererlo, 
obstinado, 
contra viento y marea,
obediente al mandato,
me he vuelto caminante.

¿Puede negar el pájaro su idilio con el viento?
Y en esta tarde blanca
imagino tus ojos, 
tu sonrisa,
oigo la voz que ordena  
seguir siempre adelante,
mientras crece en el alma
la hermosa sensación de estar volviendo.

Eterno peregrino, 
avanzo...  siempre avanzo,
me empuja la esperanza de encontrarte
al borde del camino
con tu pequeño bolso
y un atado de sueños.















Los aromas


Una ráfaga de viento desprendida del recuerdo trajo 
aromas a mi mente entrando a un túnel 
de pasados tiempos.

El  que resurge primero es: el de mi madre 
transmitiendo su colonia de suave fragancia.

El   jabón con nombre de mujer: "Manuelita",
mamá lo manejaba con tiernas caricias en mi cuerpo.

El  de los domingos, sabía a harina y huevos, 
al levantarme encontraba como un cuadro prolijito 
la pasta lista hecha con manos mágicas 
y en el fuego el gran tuco, donde mojaba el pancito en 
ese rojo burbujeante que hoy creo, tenía vida adentro. 

Sigo en el túnel que me lleva hacia la escuela,
¡como perdura en el tiempo!
El aroma a tiza, pizarrón y a tinta, que mi pluma 
cucharita mojaba en el peligroso tintero.

El del parque con su variedad de árboles, mi hamaca 
Quería llegar a sus copas para impregnarme 
con fragancias naturales.

Además el  de las calles empedradas que luego de la 
lluvia se unían, tierra y piedras regalando su frescura.

Sigo trotando en el túnel llegando a la casa de los abuelos
en un lejano pueblo donde resurge el aroma de maderas 
recién cortadas por mi abuelito carpintero 
y del pan caliente que la nona paradita frente al horno 
cuidada como obra de arte amasado con amor y 
sabiduría.

Me atraso y adelanto en el túnel acercándome 
al más bello aroma:
El de mis bebés, perduraron como el sol,
la luna y las estrellas, eran de pureza infinita.

Y por último aparece el aroma pasado 
y presente del amor...
¡A cuánto sabe!, ¡a montañas ríos, 
Mares, arco iris, campo, cielo y fuego,
Que junto a la lluvia se penetra en la tierra como el amor 
En el cuerpo!















Niebla


Canto mi desencantado canto atorado.
Lo grito, lo aprieto, lo dejo salir llorando.
Me lo refriego por la cara, me hago daño y lo canto.
Me lo desenredo del pecho, del cuello, de los bordes del costado y de ahí abajo.
De los confines del caos me lo arranco, 
me lo succiono, lo chupo, lo muerdo, lo trago 
y largo el canto inmundo, 
me lo exprimo de la piel y me lo saco.
Te vuelvo a tragar, grito, te sigo tragando.
Grito el ácido canto de tu desencanto
Te escupo, te vomito, te hago asco, me canso, jadeo, sigo cantando.
Mi piel toda te llora igual.

Karina Androvich














Al verdadero poeta, creador de imágenes,
inventor de sonidos, mi mundo...


Separarse en un vuelo de gaviotas,
desaparecer del omnisciente de sus párpados
y despertar,
de nuevo,
evocando un silencio
que construye con mariposas crudas
la distorsión del cuerpo en el vacío, 
tan solo y lleno de nada.

Lejana,
se sacude
y vuelve

Se encuentra,
no en sí misma:
en su fabricante de poemas.

Se entierra.
Amor circular.
Búsqueda.
Encuentro.
Gaviota...

Corre hacia sus ojos
y se hunde,
en el devenir de un sonido















Del amor eterno


Caminaré por el bosque buscando tu perfume volando por las hojas
Y un hada me dirá que dejaste una carta
Caminaré por los rincones buscando tu aroma enredando el suelo
Y un duende me dirá que dejaste una rosa
Un susurro en el oído me dice que nunca te fuiste de mi cama,
Un corazón me grita a golpes que las sábanas plasmadas son huellas
Del amor que dejamos ahí eterno

Caminaré con rumbo a la  mar buscando tu cara flotando en el agua
Y un delfín me dirá que dejaste un barco de papel 
Caminaré por las mañanas hacia tu puerta regalándote un beso
Y las plantas me dirán que sentada esperas
Un calor me recorre la boca juntando mariposas en tu cuerpo
Unas alas me toman para volar hacia un lugar
Del amor que tomamos eterno

Caminaré de tu mano encontrando tu aroma besando las hojas
Y el hada sonríe al vernos
Caminaré todo el mundo entero a tu lado amándote en cada paso
Y el duende nos dará un parque de rosas
Un beso en la boca por siempre
Una pasión en la cama por siempre
Del amor que es eterno















A Ayelen


segundos contados 
con los ojos marchitos de extrañarte 
 
tus sueños son suyos 
                                 tus labios le pertenecen 
la marcha atrás se vuelve circular 
                                       acabo siempre solo 
                                                 desnudo de penas 
                                                  suicidadas a tu nombre 
 
el universo se expande en mi contra 
         sos tan suya que mis labios duelen de nombrarte 
                                    de nombrarte y sentirte lejana 
 
respiro el aire que me dejas al ir a su búsqueda
              y le maldigo con toda la felicidad que extraño 
              
                  le deseo tu amor como todo mártir 
        mientras me elimino en el intento de susurrarte 
                                 y saberte suya perdida 
                                                     lejana pero feliz














Instrucciones para tender la cama

a Jorge Guinzburg

Mírela doña, puro arte de élite, una obra maestra de la vieja vanguardia. Sí créame, no la menosprecie, después de todo, es “el lugar de sus sueños”. Eso es cosa seria y por ende, merece su respeto, y por qué no, su culto. Pero ojo, no prenda velas a sus pies, perdón, a sus patas. Debido a que el acolchado/cubrecamas/manta puede incendiarse, y ni usted ni yo queremos que eso pase. No podemos dejar que se reduzcan a macabras cenizas todos aquellos sueños que quedaron allí guardados (un verdadero backup de los que tiene depositados a plazo fijo en su corazón) tampoco podemos permitir que sus planes familiares, laborales y demás se quemen, que sus cálculos algebraicos para llegar a fin de mes ardan acompañados solitariamente.
Señora, sáquele una foto a su cama y luego pídale un autógrafo, aproveche esta oportunidad que Dios le dio, usted es de los pocos elegidos para tener ese trono nocturno que hace florecer toda la imaginación que sus neuronas reprimieron durante todo el día. No me malinterprete madame, con esto no quiero decir que aquellos infelices que fueron a parar a un banco de plaza no tengan anhelos, al contrario, ellos le ganan a usted por goleada.
Pero, sea sincera señora. Usted lleva ventaja, usted viaja en una Ferrari por el valle de las esperanzas; mientras aquél pobre humano se ve obligado a hacer el rito de apretar los dientes y morder el aire para saciarse un poco el hambre que su alma y su cuerpo arrastran. Ese hombre (o mujer, niño, etc) no tiene una almohada con plumas de ganso y en su lugar, usa un bollo de papel con viejas noticias impresas. Señora, ¡aquél sujeto está a años luz de usted!
Dele señora, no peque de desagradecida, vaya y tienda su cama (no es difícil, no necesita ningún instructivo para poder hacerlo). Prepárela para la posible ceremonia de esta noche, en la que usted tendrá la dicha de destenderla para abusar de ella una vez más. Hasta que llegue el día en que la muerte le mandará un sms con la palabra “hallegadotuhora” y su cama opte por ser de deliciosas nubes blancas o de enormes llamas de fuego.

Romina Galarza














La Palabra


Guarnecida por anaqueles vacíos,
tímidas sinfonías y voces nocturnas,
la palabra surge apacible 
del vientre agonizante:
Enarbola su sueño esquimal
interrumpido y glorioso.
Cada ola que baña su acento original,
con imperiosa lentitud desordenada
determina la sombra equívoca y profunda
que sucumbirá en ella.