Revista Viajero Nro. 13 - Octubre 2006




Respiro tus huellas



Respiro un domingo
las huellas del aroma
que dejaste en el aire de mi vida.

Presiento la sombra de tu ternura
que olvidaste consiente
para que la soledad no se burlara de mí.
Sombra de ternura que
escondida detrás de cada rayo de sol
entra sonriendo por mi ventana.

No puedo pensar mi vida sin oír tu corazón
sin treparme por tus labios para besar tus latidos
si aún cuando tus pasos se alejan, mis vacíos se llenan de ti.
Me dejas caricias guardadas en el viento
para que suavemente se deslicen por mi pelo.

Cuando te vas, estás conmigo sin saberlo
porque es tan inexplicable el amor que siembras
que quedan tus miradas bailando con la luna
cuidando mis sueños hasta que nace el sol.

No te extraño cuando te extraño
porque sé que volverás cuando el calendario deshoje.
Te encargas de quedarte entre mis horas sin ti
a través de felicidad que impregnas cuando estás
y yo te espero, aunque estés, en tu ausencia
para besar la alegría de estar enamorados.

Liliana Araya













Alfeñique de madera



La música te inunda,
Te llena de color,
Ahora tiene sentido,
El viento pide perdón.
No hables tan cerca,
Aquí no puedo crecer,
Déjame ver el medio
En el que te moves.
Nunca vi una sensación,
Nada esta tan cerca,
Lejos esta allí, en tu mano.

Acariciando las escamas
Vas ahogando mi amor,
Duelen tus espinas
Aunque sean de algodón
Yo soy aire, me traspasas.
Alfeñique de madera,
Impostor del festejo,
Infeliz de día,
Dado vuelta más tarde,
Te veo en el espejo retrovisor.
Mira mis manos,
Sudan la ansiedad,
De un tiempo que frenó,
Del cielo que quebró,
De un infierno que cerró,
En la tierra del cerdo con bastón.




Leandro Omar Szilvay













A mi madre


No soy poeta madrecita,
pero hoy quise escribirte
estas líneas que me
nacieron del alma.
En este momento quiero
aromarte con mi canto;
me haces falta en esta vida,
te extraño tanto mamá.
Solo se que has dejado
sumida en mi propio llanto
y mi vida esta vacía
por faltarme tu cariño.
Yo sé que en algún camino
he de encontrarte mamá,
con tu sonrisa de siempre
y tu carita angelical.
Yo nunca he de olvidarte;
serás mi ángel guardián.
Caminaremos muy juntas
y tomadas de la mano,
recordaremos muy juntas,
mi infancia y tus sueños felices.
Volveremos a ver nuestra querida casita,
tus jazmines, tus malvones,
y la vieja enredadera,
junto al viejo tacuaral;
y aquellos sauces llorones
de nuestros tiempos sin igual.
Volveremos a aquellos tiempos
de dicha y felicidad.

Baby

 
Ejemplo

A mis abuelos,
por sus bodas de oro

Como nubes de caricia
brindan su amor eterno
elevándolo al cielo con alegría

Tan admirable es su ejemplo
y tierno su compañerismo
que los colibríes cantan sus nombres

Dulces abrazos compartidos
que me convidan y regalan
Son dos corazones unidos con luz
que brilla y no se apagará jamás

Los miro y brotan lágrimas
y el deseo más profundo
de algún día soñado
poder imitarlos

Jonatan











Por debajo de la lluvia


Andaba. Simplemente dirigía mis pasos confundidos hacia algo cercano. Avanzaban en la noche prematura, entre las nieblas del patio que atardecía en la mañana.
Algo mojada por saltar charcos, sentí que por un instante infinito (de una casa a la otra), la lluvia me derribaría. Pero no. Llegué a tiempo, justo un ratito antes de que el vendaval soltara toda la furia escondida en la grisura del día.
Escuché un susurro antes de abrir  la puerta.  Entré a la casa y no oí más nada, excepto un saludo de bienvenida ante mi ocasional llegada.
Secretamente unos parientes encerraban un silencio.
Hay algo que todavía espera ser revelado por la perspicacia de mis ojos huecos. Guardado en una jaula inevitable, sin poder mostrar sus incoloras alas, inútiles en la tarde acerada; el pájaro de silencio miraba el infinito, desbordando ansías de dibujar signos derramados al borde de la acerbidad vacilante que destila su deleitoso canto mudo.
Por debajo de la lluvia, se mezclaban el día  amanecido y la tarde que poco a poco se acentuaba, ambas eran una y simulaban ser noche.  Mientras, mi curiosidad incorruptible era otro artificio más en la distancia, cómplice involuntario del exterior simulacro. Incertidumbre despiadada  de vagas singladuras omitidas.
  
Roxana Contreras













Poema 1


Te amo, desde cuándo, no lo sé.
Sólo sé que este amor me ha despertado,
que a mi vida llegó sin esperarlo,
y que a mi corazón llamó sin yo buscarlo.
   
Te amo, desde cuándo, no lo sé.
Desde que yo en tus ojos me he mirado,
desde que me estremezco a tu lado,
desde que quiero estar donde tú estás.
   
Me amas, lo comprendo, lo he sentido.
   
Cuando oigo tu voz estremecida,
cuando siento sin ver que tú me miras,
cuando presiento que en tus sueños vivo.
   
Qué hermoso este amor que es alegría,
que crece con nosotros y que sólo muriendo
morirá con nosotros... algún día.

Romina Contreras













Por lo que me es permitido alcanzar


Agradezco a Dios por ti,
porque te conozco, porque te amo.
Porque solo me limito a acariciar tu tiempo
hasta que puedas verme como yo a ti
y te animes a comprenderlo.

Agradezco a Dios por ti,
por tu mirada oportuna,
por tus perfectos caprichos,
por tu pequeña figura
para mí inabarcable.
Por aquel signo lejano de ternura
que invariablemente emana de ti.

Agradezco a Dios por ti,
porque le perteneces;
porque fue él quien dio brillo
a tu cabello recogido.
Quien me regala tu hablar
dulce y sencillo,
quien sedujo de vanidad
tu alma de niña enamorada.

Agradezco a Dios por ti,
por la tibieza de tus palabras tempranas,
por tus enojos pasajeros
pero que me divierten tanto;
por tu nombre, hurgando más allá
de lo que me es permitido alcanzar.

Y aún tu recuerdo
se diluye entre mis manos
... te busco te extraño ...
pero tú no respondes,
a pesar de mis esfuerzos,
a pesar de mis claros llamados.

Gustavo Fuentes













Juegos macabros como percepción del mundo;
laberintos de espejos malignos
multiplican imágenes, confusas y difusas.

Alguien DESCONOCE y DESENTIENDE ­
Cómo es posible semejante imposibilidad ( ! ).

Dos más dos es...
dos más dos es nada.
y el sol irreconocible;
La luna no importa;
El pasto dice crecer
con gestos que se elevan misteriosos.

Pero sabe él
(al fin una silla, algo sólido) que nada existe
más allá de sus espejos.

Sebastián Humberto













Bambú Japones


No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡Crece, por favor!
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad,
no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que, un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡mas de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad,
este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces
que le permitirían sostener el crecimiento, que iba a tener después de siete años.


Sin embargo, en la vida cotidiana,
muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.


De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones
estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.

Y esto puede ser extremadamente frustrante.
En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que "en tanto no bajemos los brazos" ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo, dentro nuestro…
Estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente
creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito
cuando éste al fin se materialice.


Si no consigues lo que anhelas, no desesperes...
quizá sólo estés echando raíces...


Anónimo