Sueño de
primavera
Aquí estoy contemplando el
cielo,
me lleno de vida y de paz
mirando
hacia todos lados, el
cielo tan celeste
tan limpio, tan puro,
siento paz.
Miro hacia el norte, veo
ríos, rocas;
Miro hacia el este, veo
sierras, flores;
miro hacia el oeste, veo
arboles;
miro hacia el sur, veo
volar las aves.
Me lleno de vida y paz,
cierro los ojos;
oigo el rumor de los ríos
pasando lento
y apacible entre las
rocas, sin detenerse nunca.
Siento la suave brisa del
viento, el rumor de los
árboles, ciprés, álamos,
siento el aroma de
las flores silvestres,
siento el trinar de los pájaros.
Me lleno de vida y paz,
aquí estoy sentada sobre
una roca, junto al rio,
contemplando todos los
colores naturales,
maravillosos que nos da
la madre naturaleza.
Parece un sueño, pero
no; no es un sueño, es
realidad. Aquí estoy
llena de vida y paz, de
aromas, colores
y la suave brisa del
viento.
¡Qué más le puedo pedir a
la vida!
Marta María Nastaly
Blancos, tan
dóciles
Somos
parte del pasado. Este beso
que
te doy, esta forma en que te miro,
la
levedad de tu mano tomando la mía…,
todo
es ya parte del pasado; como tu voz
que
me atraviesa y se pierde, trivial,
en
la brisa que turba el sosiego del jardín.
Es
que así sucedemos, mi vida, fugaces
y
superfluos, como la sombra de un grillo.
Ese beso que
no nos dimos…
Ese
beso que no nos dimos
podría
haber ganado, ¡estoy convencido!,
un
concurso de besos. Sin embargo,
lo
dejamos ir, soberbios, como si anduviesen
sobrando
besos de esa clase. Ahora, como quien
suelta
en una plaza un globo inflado con gas,
ya
alejados de la dulce amenaza de aquel mimo,
Seguro
volveremos, a desgano, eso sí,
sin
convicción, a malograrnos en besos
y
caricias vulgares, aunque añorando, claro,
los
tensos instantes en que, embozados,
nos
espiábamos las bocas, intentando adivinar
Cómo
sería darnos ese beso.
César Bandin Ron
A mi madre
Ven
para aca, me dijo dulcemente mi madre,
cierto
día.
Aun
me parece escuchar en el ambiente su voz,
de
celeste melodía.
Ven
y dime ¿Qué causa tan extraña te arrancan
esas
lágrimas, hijo mio?
Que
cuelgan de tus trémulas pestañas
como
gotas cuajadas de rocío
Tu
tienes una pena, y me lo ocultas,
¿No
sabes que la madre más sencilla,
sabe
leer en el alma de sus hijos,
Como
tú en la cartilla?
Amelia Paccaloni (90 años)
Primavera
He
olvidado la expresión de alegría. Detrás de un sueño se ha marchado.
Agobio, desdén y frío por doquier hallo.
Como el ardiente febo daña mis días, persigo sombras donde guarecerme y
encontrar respiro. Desojada flora cubrió mi planicie de acolchadas hojas. Pero
el intenso viento, no deja mi huella observar ni yacer en ellas.Y un pesar
profundo donde en invierno, gélidas ventiscas cubrieron mi suelo de heladas
mañanas. Dónde se ha perdido esa primavera. Yo sigo esperando que logre mi vida
poder rehacer. Necesito de ágiles y robustas raíces, que impulsen incipientes
retoños de brillos profundos; formando mi base donde avanzar, retomando el
camino y así, tal vez, reencontrar mi sueño perdido.
Luis 528
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