Cuando pienso en algo,
siento otra cosa,
me distraigo.
Así tropiezo
en un pensar sin pensar,
no me decido,
algo no me deja concentrar
porque ya,
me ha interrumpido.
Ciclo del pensamiento
no querido
que comienza en una idea
que he tenido,
y concluye en un
“juego de luces”,
siempre repetido.
siento otra cosa,
me distraigo.
Así tropiezo
en un pensar sin pensar,
no me decido,
algo no me deja concentrar
porque ya,
me ha interrumpido.
Ciclo del pensamiento
no querido
que comienza en una idea
que he tenido,
y concluye en un
“juego de luces”,
siempre repetido.
Dojo
Pactos atrapantes con niños
¡“Juguemos a que vos me tenés que atrapar”!
Y así empezaba la tarde. El juego consistía en eso. Y tenías que correr. El circuito era de forma paralela a una pared que dividía distintos ambientes. Cuando llegabas a una punta, entrabas por la puerta a otra habitación. En el medio de esa habitación había otra pared con una ventana. Y por ahí, saltaba cada vez que la corrían. Y así una y otra vez. ¡Y en el medio del recorrido tenía todas las opciones que se me hubieran ocurrido para poder interceptarla!
Entre sus gritos de diversión por el temor a que la atrape y las corridas, jugamos así un buen rato. ¡Imaginate! ¿Viste que cuando un chico está sano y alegre hace eso? Es normal. ¡No lo retes!
¡Hasta que llegó el momento en que la llamaron para la merienda!
Yo ya me estaba por ir, y empezó a insistir para que me quedara. Vi su carita ponerse triste. “No te vayas”, me dijo. “Juguemos una vez más a que me atrapás y después te vas, dale. Porfi”
Le avisé que era tarde. Que me tenía que ir. Pero se me ocurrió algo y se lo dije.
“Te propongo, si estas de acuerdo, hacer un pacto secreto entre ambas”. Se quedó pensando y me dijo: ¡“Bueno”! ¡Y puse mi mano sobre la suya, como chocando los 5! (Los 5 dedos)
¡Y ahí busqué esa armoniosa forma negociadora para cambiarle la cara y dejarle una ilusión!
¡Pactemos que la próxima vez que nos veamos, volvemos a jugar a que te atrapo!
Y así, con el acuerdo hecho, me despedí.
Pasaron unas semanas y volví a verla. Me llamó mucho la atención que no me recordara sobre ese pacto que habíamos hecho. ¿Y sabés cuándo me lo recordó? Siiii. Zatamente. ¡Cuando me estaba yendo!
La madre trató de explicarle que tenía que irme.
Pero ella sabía con que cartas jugaba conmigo. ¿Me seguís? ¡Sabía que tenía un pacto secreto conmigo! Asi que jugamos de nuevo. Mavaleeee... ¿qué pensabas? ¡esos pactos no los pierdo!
Y así es. Ellos tienen memoria de todo lo que prometemos. Con cada palabra que cumplimos, vamos ganando confianza. ¡Así también educamos! ¡Pero lo que me educan los niños a mí superan todo!
Esos pactos crean mundos en los niños.¿ Lo ves? ¡A los adultos también nos pasa igual!
Instagram: @paola_mendizabal
Hamacame mamá
y no tengas miedo.
En esta tarde de plaza,
quiero alcanzar el sol con mis pies.
Falta tan poco para despedirme
de estos juegos.
Tal vez el próximo año
no lo vuelva a hacer.
Hamacame mamá,
quiero soñar que vuelo.
Tengo un poco de miedo,
pero mi sonrisa lo hace desaparecer.
Hamacame fuerte mamá,
sin mirar el reloj insistente.
Tal vez el próximo año
No lo vuelva a hacer...
Brisa
“El mundo y los talentos”
Adaptación teatral de la parábola
-Narrador.
-Jefe.
-Servidor 1.
-Servidor 2.
-Servidor 3.
-Coro Eco, 5 actores.
-Coro final.
Introducción:
-Narrador: ¡Muy buenas tardes! Nos encontramos hoy en las oficinas S.S.O.O, más conocidas como Súper Sustentables Oficinas Oficiales. Hoy a todos los trabajadores de nuestra empresa les espera una gran noticia. ¡Reunión!, ¡reunión!, ¡tenemos reunión!
Primera escena
-Jefe: Estimados todos, todisimos. Desde Arica a Punta Arenas tenemos el honor de informarles la siguiente información, que está claro que si no la informo ahora nadie más la informará.
-Servidor 1: ¿Qué pasa?, ¿en qué podemos ayudar?
-Servidor 2: Estamos para escucharle…
-Servidor 3: ¿Será una mala noticia?
-Jefe: Habrá resultados diversos... para algunos será algo difícil de entender, para otros no tanto y para muchos será muy sencillo.
-Servidor 1: ¿Qué necesita?
-Servidor 2: Estoy atenta.
-Servidor 3: Prefiero ni escuchar. (Se tapa los oídos)
-Jefe: (Les entrega a cada servidor) Aquí están sus dones, para usted 5, 2 para usted y aquí tiene tan sólo 1.
-Servidor 1: Tengo tanta curiosidad.
-Servidor 2: ¿Qué tenemos que hacer?
-Servidor 3: ¿Será algo sencillo?
-Jefe: Todo está en sus manos, vayan por el mundo y recuerden multiplicar sus dones, ¡eso estará muy bien!
Segunda escena
Vemos como el Servidor 1 multiplica sus talentos por el mundo, se le ve en una imagen trotando, en otra conversando con varias personas, en otra imagen estudiando con libros, luego visitando y observando un río muy caudaloso, más adelante un campo y sus cosechas, y luego una empresas y sus oficinas. Estas escenas son en silencio, o con muy pocas palabras, hechas con acciones físicas y mímicas junto a otros actores y elementos cómo telas, bastones, que sirvan para representar los lugares mencionados.
Tercera escena
Vemos como el Servidor 2 va al banco y entrega sus dones.
-Sra. Banquera: Muy, pero muy buenos días.
-Servidor 2: Necesito urgente de su ayuda.
-Sra. Banquera: Sí, muy bien claro, ¿En qué puedo servirle?
-Servidor 2: Sería usted tan amable…
-Sra. Banquera: Por supuesto que desde luego que sí.
-Servidor 2: Aquí tengo mis dones, pero no sé cómo llevarlos al mundo, ¿me podría usted aconsejar?
-Sra. Banquera: Le recomiendo que este primer talento lo haga prosperar en este ciclo de paciencia a años plazo. Luego de este período podrá reinvertir su segundo talento y distribuirlo con amor y alegría, de esta forma podrá siempre encontrar mucha paz y cordialidad entregadas en años de garantía sin límites.
-Sra. Banquera: Le recomiendo que este primer talento lo haga prosperar en este ciclo de paciencia a años plazo. Luego de este período podrá reinvertir su segundo talento y distribuirlo con amor y alegría, de esta forma podrá siempre encontrar mucha paz y cordialidad entregadas en años de garantía sin límites.
Javiera Del Campo
Chile
¿Qué es amar?
¿Qué es amar?Es mirar, escuchar, acompañar,
a veces reír, otras llorar,
es solo abrazar sin necesidad de las palabras.
Es buscar su mano en la oscuridad de la noche,
comprender, besar,
sentir la necesidad de escuchar su voz
o solamente mirarse en silencio.
Es ver juntos el paso del tiempo,
una línea más en su rostro,
unas cuantas canas más en tu cabello
y seguir eligiéndose cada día.
Si me preguntan: ¿qué es amar?
Es haberte elegido ayer, elegirte hoy
y seguir eligiéndote mañana,
no importa qué pasará,
no importa cómo nos trate... o maltrate los años,
es un sentimiento que nace del alma
Y se siente... en el corazón.
Andrea Peña
Eternas 24 horas
En un amanecer frío de un junio gris, Pablo se despierta gracias a los gritos de su mujer, que provienen de la cocina y que dicen, como todas las mañanas «Mi amor, levantate que se te hace tarde».
Él, como siempre, no quiere saber nada con ver el amanecer y en su cabeza el primer pensamiento es: «No quiero ir a trabajar... », «quiero sentirme mal». Pero por suerte, sus deseos nunca se cumplen.
Se levanta, se da una ducha rápida, se viste intentando parecer una persona normal y acorde a este mundo, va hacia la cocina, saluda a su mujer y a sus hijos que al mismo tiempo se están preparando para ir a la escuela, desayuna un café, lee los principales titulares de los periódicos y apenas le sobra un tiempo para peinarse, tomar su portafolios y su chaqueta y despedirse de su familia, anunciando que ese día tampoco vendrá a almorzar.
Se va a trabajar, esta vez y como casi siempre en tren y colectivo. La comodidad del auto quedó atrás, puesto que su salario ya no le permite mantenerlo, ahora solo le toca pelear con el mal funcionamiento de los trenes.
Durante el camino lo único que hace es mirar hacia delante y pensar en quien sabe qué.
Llega al trabajo y se sienta en su escritorio, para hacer, lo que aparentemente le gusta. Nadie se anima a decir si lo hace bien o mal o si tiene merecido ese lugar, pero lo hace y está ahí.
Compañeros y compañeras lo ven y lo saludan, algunos más contentos, otros menos, él solo se limita a mover la cabeza.
Comienza a trabajar y lo hace sin parar hasta que llega el mediodía y la media hora del almuerzo.
Se reúne con los mismos colegas de siempre y salen a comer lo mismo de siempre, algo rápido y ligero, teniendo tan solo en su mente el olor y el sabor de la comida que le preparaba su madre. La media hora pasa rápidamente y vuelve a sus tareas habituales.
Sus ojos lloran cansancio y su risa intenta demostrar que es feliz, pero la realidad es que está lejos de sentirse así.
Cuando llega a la oficina, se encuentra con Cecilia, la chica de la limpieza que viene dos veces por semana. Cruzan algunas palabras formales y cada cual sigue en lo suyo.
La tarde no lo esperó y se fue. La noche le prometió que lo iba a acompañar hasta su casa y así lo hizo. En cada estación de tren sus pensamientos cambian. No me animo a adivinar pero en su mirada se nota que extraña a alguien.
Llega a su casa y los niños vienen corriendo hacia él, su mujer lo saluda y el aroma de la cena que se estaba preparando le despierta el apetito y lo pone de buen humor, el día pasó y nuevamente está en la tranquilidad de su hogar
Se vuelve a duchar, pero esta vez más distendido, tomándose su tiempo.
Cenan en familia mientras ven un partido de fútbol, de su equipo preferido. El mal humor nace rápidamente cuando el evento termina, anunciando la derrota de su cuadro. Los niños van a dormir temprano y él se queda conversando un rato con su esposa, luego, con su cabeza en la almohada, pone fin a su día Jueves.
El tiempo es relativo. Para algunas cosas un minuto es poco y en otros casos un minuto puede ser una eternidad. Para él seis horas es poco, si esas seis horas es el tiempo que tiene para dormir.
Al día siguiente se repiten otra vez esos deseos de no querer ir a trabajar, de no levantarse, de no abrir los ojos, de seguir así, de seguir soñando... Su cara no lo demuestra pero está contento porque el almanaque de madera que cuelga de la pared indica que es viernes.
Pasa el día como el anterior y como el anterior del anterior, o mejor dicho como todos sus días anteriores y tal vez futuros, sin nada nuevo por hacer, sin nada nuevo por contar en las pocas horas que comparte con su familia, pero es viernes y él está feliz, porque mañana comienza su monótono fin de semana..
danielapatroneescritora@gmail.com
Y a tiempo…
Y lentamente…. en condición y a tiempo,
abriré mis ojos,
abriré mis ojos,
llegaré a cierto suspiro deseado,
sentiré la fuerza del viento en mi rostro,
en mi piel, y en todo,
a roce de cuerpo.
De formas distintas atravesaré calles,
volveré a veredas más viejas que rotas
y habré de robarle a cada silencio
la palabra clara,
y si requiere, casi perfecta.
Llevaré a mis hombros los brazos alzados,
en gesto elocuente, por cielo sublime
sabré entonces de risas y llantos,
en roces sumados a cierto decoro;
claras las maneras que enseñan resguardos
y acarician brotes
-que de tan nuevos-
hasta por mis años, añoro y recuerdo el no haberlos visto,
de precisa forma,
aun por tan bellos.
En condición y a tiempo, abriré mis ojos,
brazos extendidos….
te daré mil besos y aquellos abrazos aun no vencidos
amaré sin pausa tu abierta mirada,
infinita casi…
Y justo alivio habrá de mostrarse,
incógnito, incierto…
y lloraré contigo,
y llorarás conmigo…
sentiré la fuerza del viento en mi rostro,
en mi piel, y en todo,
a roce de cuerpo.
De formas distintas atravesaré calles,
volveré a veredas más viejas que rotas
y habré de robarle a cada silencio
la palabra clara,
y si requiere, casi perfecta.
Llevaré a mis hombros los brazos alzados,
en gesto elocuente, por cielo sublime
sabré entonces de risas y llantos,
en roces sumados a cierto decoro;
claras las maneras que enseñan resguardos
y acarician brotes
-que de tan nuevos-
hasta por mis años, añoro y recuerdo el no haberlos visto,
de precisa forma,
aun por tan bellos.
En condición y a tiempo, abriré mis ojos,
brazos extendidos….
te daré mil besos y aquellos abrazos aun no vencidos
amaré sin pausa tu abierta mirada,
infinita casi…
Y justo alivio habrá de mostrarse,
incógnito, incierto…
y lloraré contigo,
y llorarás conmigo…
M.A.R
Cosas que no tengo que hacer
Olvidarme de los escalones que dejé abajo, hay otros que los están transitando, no olvidarme nunca de ellos, no mirar para otro lado cuando se lo que me costó subirlos, darle fuerzas al que viene detrás. No llegué a ninguna cima ni llegaré, no soy el centro del universo, ni lo seré.
Los títulos son papeles de colores, los títulos que valen no están escritos en ningún lado, nuestro Padre quiere lo que tenemos en el corazón, el resto es humo.
Entender que soy solo un hombre que necesita cada día de mi vida crecer en alma y espíritu, ni más ni menos.
Walter Michel
walter1969@gmail.com
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