Revista Viajero Nro. 61 - Diciembre de 2011


Trabajoso descanso

En ocasiones necesito descansar; quizás a ciertas personas esto le parezca una tontera, pero es tan simple y necesario que suelo olvidarme de ello. Para ser más claro, me refiero a la despótica necesidad de que el mundo frene por un rato, que el grabador deje de sonar, que el mensaje se detenga con su semiótica reproductividad y mi mente deje de rumiar pensamientos por inconmensurables segundos. Es en ese preciso momento de hastiosa iluminación cuando la exigencia de poner un coto al acontecer diario se vuelve una emergencia terapéutica.
La semana pasada me sucedió eso mismo, el universo a mi alrededor se aceleró, todo giraba demasiado deprisa y yo solo me encontraba reducido a un mísero espectador. Gente, charlas, deberes, salidas, trabajo y demás fue proyectado sobre mi conciencia como un film, me encontraba inmerso en la maquinaria de Morel y con ello obligado a la reproducción infinita de actos sin sentido. Yo, mientras, impelido por la necesidad de ser admiraba las imágenes que eran proyectadas sin capacidad de análisis ni reflexión. En ese preciso momento solo pude desear que el mundo se detuviese por un par de minutos. Recordé la serie flashforward y me imaginé a todo el mundo detenido en un sueño reparador mientras yo recorría en una inmensa y estoica paz sus efímeras galerías. Pero, como ya imaginarán, esto nunca sucedió, mi mundo comenzó a correr más rápido; en lugar de detenerse se puso a circular a grandes velocidades mientras yo estaba estático.
Súbitamente una idea inundó mi mente, si el mundo no frena, puedo frenar yo, me dije a mí mismo. De esta forma decidí abandonarme y como los antiguos griegos encerrarme en busca de mi desolada paz de regeneración, la cura por el encierro sería la única salida racional a mi problemática.
Y es así que, acompañada del ocio constructivo, resultó, y hoy ya todo posee la misma sintonía y vibro con idéntica frecuencia. Es por ello que solo me resta decir que ésta es una necesaria apología del descanso y el ocio constructivo, sin olvidar lo costoso de obtenerlo.

Emanuel G. Cañoto
21/11/2011





Renacer

Renazco cada día
en mi vida,
cuando el sol
sale al amanecer.
El resplandor de
sus rayos me
ilumina y da
alegría a todo
mi ser.
Será porque
está Dios
entre sus rayos
y mi alma
ilumina toda.
Será porque mi
corazón está
tranquilo y la
paz en mí desborda.
Quisiera transmitir
a todo hermano
el amor que Dios
puso en mi vida;
la alegría que
inunda mi alma,
que seguirá todos
los días de mi vida.

Tita





A mi lado

Sin ti no tengo rumbo,
por ti una vida vivo.
Te esperé mucho tiempo
y a mi lado te tengo.

Mi corazón está en paz,
mi mente fresca y abierta;
no tengo malos pensamientos
y mi piel descansa en vos.

Abro mi ventana y te veo,
el día luz es eterno,
la noche tan solo un relámpago.
Transito mi vida seguro
y es porque a mi lado te tengo.

Tanto es el amor que siento
que mil hojas desgrano.
Cuando mis ojos se estén cerrando
diré tu nombre, y junto a el,
la palabra te amo.

Recorro espacios vacíos
donde antes, mis pensamientos moraron.
Hoy es solo un recuerdo,
porque tu estás a mi lado.

Héctor Carpio





Recuerdo

Recuerdo tu mirada dulce
y nuestras manos tomadas,
bajo los ceibos en flor
dándole marco a la estampa.
Cumplirás un nuevo ciclo,
ciclo de mujer casada,
un marido, varios hijos,
los quehaceres de la casa.
Pero habrá alguna noche
que abrazada a la almohada
volverá la juventud
entre música y caricias.
No olvidaré ya tu nombre
ni el rubor de las mejillas
cuando distraídamente
algún beso te robaba.

Beatriz Guano de Scalisi






La edad? O qué?

Grandes acciones de pequeñas personas, una lágrima en el patio.
      Grandes acciones de pequeñas personas, un sombrero embarrado
Pequeñas personas juegan a ser grandes
Un hombre grande pero con corazón joven y soñador ve la escena y sonríe…
Sin embargo, otra persona no ve la escena
      solo ve el sombrero embarrado.
Y genera la lágrima en el patio, que por suerte
           quedara como una pequeña acción.
De una persona “grande”.

Fernando Biza





Te espero

El sueño me invade
poco a poco
y en la neblina de mis ojos
se cierran mis párpados cansados.
Tu imagen se vuelve rea
y me inunda la sensación
de haber caído en el delirio
de pensarte
de evocarte
de extrañarte.

Gracias.
Por haberme alcanzado a tiempo.
Por rescatarme del abismo
de la soledad hambrienta
y compartir juntos
a un Dios que aplaude
como un niño emocionado

Elizabeth Franken





De mudanza

Agarro la lapicera
para escribirte Susana.
Me mudé sin avisarte.
Ayer mismo a la mañana
no hice nada
te lo juro
que no esté muy permitido,
pero ya habrás advertido,
soy bastante corajudo.
No te pido me perdones
te lo digo sin tapujo
acá me tratan muy bien
sin demasiado lujo.
Nunca me habían alojado
en este tipo e’ pensiones.
Me sacaron los cordones
el bobo y el cinturón.
Solo te pido un favor
si te aparece un chabón
se que tenés a montones,
pedile que te adelante
unos mangos pa este croto.
Te paso mi dirección
no te podés perder,
Bermudez y Nogoya
Estación Villa Devoto


Carlos Amilcar Lopez

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