Revista Viajero Nro. 123 - Diciembre de 2017



La casa de la esquina

Unos pinos que verdes cobijaron
como es común en las mansiónes viejas
junto a los sauces que también talaron
cayeron entre el polvo con las rejas.

Cuando sus altas puertas arrancaron
algunos ruidos imitaban quejas
y en el fondo del lote se abrazaron
como antiguas amigas con las tejas.

Y a esa pila de escombro y argamaza
que a la tarde de ayer fuera la casa
hay gorriones que envían su demanda.

Se reclaman los nidos, y se acusa,
y comienza el pasado, donde cruza,
Doce de Octubre, con Andrés Baranda.

Rafael Estevez







El edificio abandonado

Era una ciudad muy concurrida, con mucho movimiento, gente que iba y venía, apurados, a veces por ir a trabajar o llevar los chicos a otra ciudad a la escuela porque allí no había, y otras veces apurados porque sí, apurados para llegar a ningún lado.
El tránsito era intenso, autos, micros, motos, todos a gran velocidad transitaban las calles sin mirar, sin ver para ningún lado. Y... ahí estaba él, mudo testigo de otra época, un edificio abandonado, al que nadie veía aunque pasaban todos los días frente a él.
La indiferencia hacía que no se preocuparan por saber qué había allí dentro, por qué estaba ese edificio antiguo dentro de la moderna ciudad, en realidad no les importaba, seguían pasando y pasando sin perder un minuto.
Pero... el día llegó. Una mañana como tantas pero algo especial, muy luminosa y agradable, un grupo de chicos arribó a la ciudad.  Realizaban una visita para estudiar lo que en aquella ciudad sucedía a diario. Bajaron del micro que los transportaba y comenzaron a caminar junto a la persona que los acompañaba, eran cinco. Nada les llamó la atención, todo era monótono. De pronto, pasaron por el lugar donde nadie se detenía, pero a ellos algo los detuvo, una energía que no los dejaba avanzar. El guía siguió de largo, los llamó, pero ellos no podían caminar, algo los atraía hacia adentro, algo que no podían descubrir los llamaba desde el edificio abandonado.
Juan, que era el más valiente, les dijo-Entremos a ver qué hay! -Sí! contestó Alejandro, algo está pasando. -Vamos! dijeron todos. La puerta se abrió y parecía que los llamaba. Entraron con decisión, extrañamente no tenían miedo, empezaron a recorrer y se dieron cuenta por lo que veían: bancos, pizarrones, escritorios, que era una escuela abandonada hacía muchos años.
Siguieron recorriendo y apareció una puerta, la abrieron y encontraron una habitación llena de fotos y recuerdos muy antiguos, fotos de chicos de otra época y allí tirada había una caja. Juan la abrió y encontró una carta, en ella decía: No me abandonen.
Comenzaron a pensar y Fernando, que era el más chiquito, dijo: -Esto era una escuela! Y...Nosotros tenemos que ponerla en funcionamiento en homenaje a todos estos chicos. -Sí! gritaron todos. Hablemos con el intendente, nos tiene que escuchar!!
Cuando terminaron de recorrer, salieron, y..cuál fue la gran sorpresa! La ciudad se había detenido, todos estaban esperando que ellos salieran, querían saber qué había en ese edificio que tanto habían ignorado, hasta el intendente estaba. Empezaron a preguntar y
Juan tomó la palabra: -Este edificio fue una escuela, adentro están todos los muebles y útiles abandonados y lo más importante: las fotos de todos los chicos que asistieron en distintas épocas.
Reconstruyamos la escuela!! dijo un abuelo, yo soy uno de esos niños. Sí, sí!! Gritaron todos y... el intendente asintió -Manos a la obra! Gracias chicos, ustedes lo hicieron posible: tener nuestra propia escuela otra vez!! Todos entraron y comenzaron a limpiar y
arreglar todo lo necesario para que la escuela comenzara a funcionar.
En un mes se abrieron las puertas, salieron los maestros y todos los chicos de la ciudad asistieron a su primer día de clases, en aquel que hasta hacía poco era un edificio abandonado y gracias a esos chicos que visitaron la ciudad se puso en funcionamiento, y saben quién tocaba la antigua campana: el abuelo ex alumno.
Y así se acabaron los viajes apurados porque ahora tenían su propia escuela y no viajaban más a otras ciudades.

Cristina Quarella
cristinaquarella@hotmail.com.ar







sigue cayendo agua finas hileras de gotas formando líneas paralelas se ven bellas con el verde de fondo del jacarandá los ginko bilobas el ficus y la madreselva enredada entre ellos se escucha más fuerte sobre el piso de ladrillos que sobre el pasto trajo un frescor de esos que hacen respirar una bocanada más lenta y profunda sola con el ansia de no salir de casa en todo el día me puse a escribir así se fue demorando la mañana gris verano febrero aceitunas negras tahine en galletas de arroz y un café con leche en polvo descremada y azúcar de caña para engañar el estómago como hubiese dicho mi abuela porque no era comida miré un par de videos jessica lange cantando gods and monsters un cover de la canción de lana del rey que le pasó al rostro de esa mujer la recordaba bella en aquel film con una belleza enigmática un poco de lectura en el facebook y de la pila de libros sobre la mesa sentí hambre me dio pereza ya era hora de visitar a mi madre en “las palmeras” tomé la bolsa de los mandados ahora que no te dan más bolsas de plástico en los supermercados hay que llevar la propia la que más te guste resistente de colores ahora llevo cada vez que hago mandados la bolsa que me regaló nikla la dueña del supermercado si bien su material no es del todo resistente ni sus colores llamativos hay que reconocer que no es cualquier bolsa esta tirada reducida de ejemplares debajo del logo de quilmes tiene representados en simples dibujos el arco de entrada al parque cervecero la estación el tren diésel la catedral la cervecería la cancha el pejerrey club la ribera y la leyenda 1666.fundación de la ciudad de quilmes. homenaje a mi ciudad. 350 años. y en el anverso orgullosos de haber nacido acá y otra vez quilmes en grandes caracteres azules centrado en todo el fondo blanco podría pasar inadvertida a cualquier quilmeño una bolsa más pero no lo fue para una mirada curiosa inquieta desolada de tanta soledad perdón señora puedo hacerle una pregunta me vió cuando entraba a la residencia “las palmera” estaba a mis espaldas en sillas de ruedas largos brazos largas manos dedos finos piel blanca la cabellera prolijamente recogida donde consiguió esa bolsa es una historiadora dice la enfermera que escuché antes que verla no conocía a nadie todo era nuevo siguió una breve presentación que nací en la maternidad del hospital de quilmes que tomaba leche recién ordeñada de un tambo a dos cuadras de la casa que construyó mi padre que ella nació en su casa natal en alvear y bransen que conoce a los dueños de la residencia y a sus herederos hoy los encargados de antes que nacieran y así me demoré unos instantes no sin antes decirle a zulema usted tiene que conocer a mi mamá encantada mañana iré a verla ella está en el segundo piso adiós muy hermosa su bolsa si tanto le gusta intentaré conseguirle una ésta no se la doy porque es un regalo adiós hasta mañana la cuestión es que me empeñé en conseguir la tan elogiada bolsa no sé si por ternura por respeto a esos 89 años por esos ojos tan grises tan tristes tan solos y le pregunté a nikla si tendría alguna por supuesto fue un no la respuesta tenía pocas y las repartió entre sus clientes más selectos me sentí alagada es muy buena comerciante de las que le gusta su trabajo como hacían los viejos dueños de almacén de hecho así empezó y así la conocí cuando atendía el almacén heredado de sus padres en la esquina a pocos pasos de donde está hoy el supermercado ya no tengo pero voy a ver que puedo hacer tal vez alguna medio gastada consiga lo que sea estará bien y harás muy feliz a alguien ya te contaré sentí perfume a jabón pasos antes de llegar a la residencia la puerta de rejas de la lavandería es una de las entradas a “las palmeras” y allí estaba zulema sentada en su sillas de ruedas haciendo un círculo en el piso mientras llamaba a la asistente para que abra la puerta porque está tan triste zulema y le dí un cálido beso es que hoy estoy así recién salgo de mi pieza ni comí la cabeza me va a doscientos por hora bueno mire lo que le traje y saco la bolsa de mandados quilmes que pongo sobre sus piernas esto le va a gustar casi salta de alegría que dios te bendiga miles de bendiciones sos un ángel hoy le contaba a nikla el abrazo que me dió zulema cuando abrió el paquetito donde estaba la bolsa con la publicidad de los 350 años de quilmes que ella consiguió se la dí y olvidó por un rato todas sus tristezas no sabía como agradecerme yo tampoco volví caminando despacito hasta casa el agua no cayó esa vez

La autora quiere darle al cuento una composición sonoro-visual diferente, por esto no se sigue con las reglas ortográficas

Graciela Ciampini
gracielaciampini@yahoo.com.ar







Solía llamarte pero cada vez que me acuerdo de vos me tiembla el pulso, es que pasó mucha agua bajo el puente, pero así y todo, siempre te voy a reconocer entre la multitud. 
Siempre vas a resaltar, vamos a resaltar en medio del tumulto
Solía llamarte, 
sí solía llamarte con el pensamientoy con la intuición.
Solía invocarte, abriendo mi ventana
en la calidez del día,
en el clima templado de la mañana, al recibir el alba
en las partículas que emana el ambiente
en el reflejo del solcito que acaricia mi semblante.
Solía llamarte
solía llamarte “Mi varón”, mi talón de Aquiles, mi amuleto y mi Nirvana,
todo en forma de alucinación.
Mi mantra, la razón de existir, solía llamarte
Por esa puertitapor donde solo puede pasar Alicia en el país de las maravillas 
Mi zanahoria! Mi zanahoria! Mi zanahoria!
QUE LE CORTEN LA CABEZA!!!
Solía sonreir por por pocas razones, pero suficientes.
Suelo llegar al inicio de las cosas, al principio de la existencia, a la razón primera, a la buena intención, al destape de la verdad, sin que nadie pierda y salga lastimado.

Ximena Lupis
ximenalupis@outlook.com







Trasatlántico

Con vestidura de alas y aguas cristalinas,                                                         A la memoria del Titanic
desheredado de bastón y galera.                                                                                                Año 1912

Soneto de hielo a media noche,
donde apagar la voz de aquellos seres
silenciados para siempre.

Halo místico de almas enmudecidas,
de frías aguas,
que se cerraron …
          como sábanas de seda.

Naufragio.
                 Te tintaron historias,
a partir de la historia, 
para consagrarte leyenda .

Vivian Cast
viviancastben@hotmail.com

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